Nicolas Cage desata el terror bíblico: así es The Carpenter’s Son

Nicolas Cage interpreta a José en un film de terror que explora la infancia sobrenatural y oscura de Cristo, desafiando el cine religioso tradicional.

✍🏻 Por Tomas Velarde

agosto 29, 2025

The Carpenter’s Son reimagina la infancia de Cristo como un relato de terror sobrenatural, con Nicolas Cage encarnando al Carpintero en una propuesta que desafía las convenciones del cine religioso.

• Esta aproximación cinematográfica me recuerda a los mejores momentos del cine de Bergman cuando exploraba la fe y la duda, aunque temo que el género de terror contemporáneo pueda traicionar la profundidad del material apócrifo.

• La película, dirigida por Lotfy Nathan y protagonizada por FKA twigs y Noah Jupe, promete adentrarse en territorios narrativos que el cine mainstream ha evitado sistemáticamente por cobardía comercial.

El cine contemporáneo padece una timidez crónica cuando se enfrenta a los grandes temas de la condición humana. Particularmente, la narrativa religiosa ha sido relegada a producciones de serie B o a ejercicios de provocación gratuita que confunden la transgresión con la profundidad artística.

The Carpenter’s Son se presenta como una excepción prometedora en este panorama desolador. La decisión de Lotfy Nathan de abordar la infancia de Cristo desde la perspectiva del horror sobrenatural evoca inmediatamente los trabajos de Roman Polanski en Rosemary’s Baby o las exploraciones de lo sagrado y lo profano que Ingmar Bergman desarrolló magistralmente en El séptimo sello.

La propuesta narrativa parte del Evangelio apócrifo de la Infancia de Tomás, un texto que contiene material dramático de una riqueza extraordinaria. Estos escritos presentan a un niño con poderes sobrenaturales que no siempre emplea con la benevolencia que la tradición posterior le atribuiría. Es precisamente esta complejidad moral la que ofrece posibilidades cinematográficas genuinas.

La ambientación en el Egipto romano durante el exilio familiar proporciona un contexto visual y temático que, bien ejecutado, podría rivalizar con las mejores recreaciones históricas del cine clásico. Pienso en la meticulosa reconstrucción de época que David Lean logró en Lawrence de Arabia, aunque aquí el desafío es mayor: crear una atmósfera que sirva tanto al realismo histórico como a las exigencias del género de terror.

Nicolas Cage representa, sin duda, la apuesta más arriesgada del proyecto. Su carrera ha oscilado entre interpretaciones de una intensidad memorable y excesos histriónicos que han dañado su reputación. Sin embargo, cuando encuentra el material adecuado —como en Leaving Las Vegas— demuestra una capacidad interpretativa que pocos actores contemporáneos poseen.

Su José no será, presumiblemente, la figura paternal y serena de la iconografía tradicional. Los textos apócrifos sugieren un hombre enfrentado a la incomprensible naturaleza del niño bajo su cuidado, una situación que podría permitir a Cage desplegar esa intensidad controlada que caracteriza sus mejores trabajos.

La incorporación de FKA twigs como María añade una dimensión intrigante. Su presencia sugiere una voluntad de alejarse de las representaciones convencionales, aunque me pregunto si Nathan sabrá aprovechar su particular magnetismo escénico sin caer en la tentación del casting mediático.

Noah Jupe, encargado de interpretar al misterioso «Niño», se enfrenta al desafío más complejo. Los textos apócrifos describen episodios genuinamente perturbadores: un niño que mata y resucita compañeros de juego, que maldice a quienes le contradicen, que demuestra poderes que trascienden la comprensión humana.

Esta caracterización me recuerda inevitablemente a The Bad Seed de Mervyn LeRoy, aunque aquí la dimensión sobrenatural añade capas de complejidad que el cine de terror contemporáneo raramente sabe manejar con la sutileza necesaria.

El verdadero desafío de Nathan residirá en equilibrar el respeto hacia el material fuente con las exigencias del género. Los mejores films de terror religioso —pienso en The Exorcist de Friedkin o The Wicker Man de Hardy— logran esa síntesis porque comprenden que lo sobrenatural debe servir a la exploración de dilemas morales profundos, no convertirse en mero espectáculo.

La descripción de Magnolia Pictures como «un espectáculo que desafía las expectativas» resulta prometedora, aunque también despierta cierta inquietud. El cine contemporáneo ha abusado tanto de la palabra «desafío» que ha perdido significado real.

The Carpenter’s Son podría convertirse en una obra de referencia si Nathan comprende que está manejando material de una densidad dramática excepcional. Los textos apócrifos no son curiosidades teológicas, sino narraciones que exploran la tensión entre lo divino y lo humano con una honestidad que el canon oficial evitó.

La fecha de estreno en otoño de 2025 sitúa la película en una época tradicionalmente reservada para los lanzamientos más ambiciosos. Será entonces cuando descubramos si Nathan ha logrado crear una obra que honre tanto las exigencias artísticas como la profundidad del material que ha elegido adaptar.

El cine necesita desesperadamente propuestas que se atrevan a explorar los grandes temas sin refugiarse en fórmulas seguras. Si The Carpenter’s Son logra ese objetivo, podríamos estar ante una de esas raras ocasiones en las que el cine contemporáneo alcanza la madurez artística que sus predecesores clásicos demostraron con naturalidad.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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