• Glen Powell rechaza categóricamente interpretar superhéroes pese a las especulaciones de los fans sobre posibles roles en Marvel o DC.
• Una decisión que demuestra que aún quedan actores con criterio propio frente a la maquinaria corporativa de los estudios.
• Su apuesta por proyectos como «Chad Powers» y «The Running Man» prueba que se puede triunfar sin venderse al mejor postor.
En una industria donde parece que todos los actores hacen cola para ponerse mallas y capas, Glen Powell ha decidido nadar contracorriente. Y joder, qué refrescante resulta escuchar a alguien que dice «no» a la maquinaria de superhéroes que todo lo devora.
Mientras Hollywood sigue exprimiendo hasta la última gota del filón de los cómics, este tío tiene las pelotas de decir que él va por otro lado. No es que Powell odie el género, pero su honestidad brutal sobre no sentirse como un superhéroe es exactamente lo que necesitábamos escuchar.
La honestidad que faltaba en Hollywood
«No me siento, como persona, como un superhéroe», ha declarado Powell sin pelos en la lengua. Y ahí está la clave de todo. Mientras otros actores se inventan conexiones emocionales profundas con personajes que apenas conocen para conseguir el papel, Powell va y suelta la verdad como un puñetazo.
El tío entiende perfectamente lo que funciona de las historias de superhéroes. Le molan las identidades secretas, las historias de origen, toda esa dualidad que hace que estos personajes conecten con la audiencia. Pero reconoce que una vez que se ponen el traje y empiezan a volar, ahí se pierde la conexión.
Es exactamente lo que diferencia a un actor que entiende el material de uno que solo ve dólares. Powell sabe que los mejores momentos de cualquier adaptación de cómic están en los instantes humanos, no en las explosiones generadas por ordenador.
Chad Powers: La transformación sin superpoderes
En lugar de perseguir contratos millonarios con Marvel o DC, Powell ha decidido crear «Chad Powers», una serie de comedia que co-produce con Michael Waldron. Y aquí está la genialidad: ha cogido los elementos que le gustan de las historias de superhéroes y los ha aplicado a algo completamente diferente.
La serie sigue a un jugador de fútbol americano que tiene que reinventarse completamente. Es una historia de transformación pura, pero sin rayos cósmicos ni mordeduras de araña radioactiva.
Waldron, que conoce bien el mundillo después de trabajar en «Loki», incluso le sugirió que podría interpretar a Nova del Nova Corps de Marvel. Pero Powell no ha mordido el anzuelo. Prefiere construir algo propio antes que ser una pieza más en el engranaje de Disney.
The Running Man: Apostando por el riesgo
Su próxima película, «The Running Man», que se estrena el 14 de noviembre, es otra muestra de que Powell va en serio con esto de diversificar. En lugar de firmar para tres películas más secuelas garantizadas, está eligiendo proyectos que le permiten demostrar su rango como actor.
Es una apuesta arriesgada en una industria que premia la seguridad de las franquicias establecidas. Pero Powell parece tener claro que prefiere construir una carrera sólida y variada antes que quedarse encasillado.
La industria necesita más actores como Powell
Lo que más me jode de todo esto es que Powell tenga que justificar por qué no quiere hacer superhéroes. Como si fuera obligatorio que todo actor con dos dedos de frente tuviera que pasar por el aro de Marvel o DC para ser tomado en serio.
El tío viene de petarlo en «Top Gun: Maverick», una película que tiene más épica y emoción real que la mitad de las películas de superhéroes de los últimos años. Ha demostrado que puede llevar una película de acción de verdad, con aviones reales y sin pantalla verde de por medio.
Esto me recuerda a cuando los estudios no entendían la visión de autores como Snyder, que siempre supo que los mejores momentos de sus adaptaciones estaban en la profundidad emocional de los personajes, no en el espectáculo vacío. Powell parece entender esa misma lección.
El futuro está en la diversidad
Powell representa exactamente lo que necesita Hollywood ahora mismo: actores que no tengan miedo de decir que no a los estudios. Que entiendan que una carrera sólida se construye con variedad, no repitiendo la misma fórmula una y otra vez.
Su enfoque me recuerda a los actores de los 70, que elegían proyectos por pasión y no por el tamaño del cheque. Es una mentalidad que se ha perdido en gran parte, pero que Powell está recuperando con decisiones como esta.
Mientras la factoría Marvel sigue produciendo actores intercambiables que recitan las mismas frases promocionales, Powell está demostrando que la autenticidad todavía tiene valor en esta industria.
Glen Powell no necesita un traje de superhéroe para ser un héroe en Hollywood. Su verdadero superpoder es saber decir que no cuando todo el mundo espera que diga que sí. En una industria plagada de decisiones calculadas y respuestas políticamente correctas, su honestidad brutal es exactamente lo que necesitábamos escuchar.
Al final, Powell está demostrando que hay vida más allá de los universos cinematográficos. Que un actor puede construir una carrera sólida sin necesidad de firmar contratos de exclusividad de una década. Y eso, en el Hollywood actual, es más revolucionario que cualquier superpoder que puedas imaginar.

