Disney lo consigue: una secuela 22 años después que NO decepciona

Disney reúne a Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis en ‘Freakier Friday’, una secuela encantadora que amplía la fórmula original sin perder su esencia mágica.

✍🏻 Por Tomas Velarde

julio 23, 2025
Dos personas en mesa con bola de cristal

• Disney presenta «Freakier Friday», secuela que reúne a Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis 22 años después, expandiendo la fórmula original a cuatro personajes en lugar de dos.

• Las primeras reacciones críticas califican el filme como una «delicia genuina», sugiriendo que la magia del intercambio de cuerpos mantiene su eficacia narrativa tras más de dos décadas.

• Esta secuela tardía podría demostrar que es posible revisitar una franquicia sin caer en la nostalgia vacía que caracteriza tantas producciones contemporáneas de Hollywood.

En una época donde Hollywood parece obsesionado con resucitar franquicias del pasado sin comprender qué las hizo especiales, surge una pregunta inevitable: ¿puede una secuela tardía capturar la magia de su predecesora?

La respuesta, según las primeras reacciones críticas, parece afirmativa en el caso de «Freakier Friday». Veintidós años después de aquella entrañable comedia de Mark Waters, Disney se atreve a revisitar el universo creado por Mary Rodgers.

Esta vez, la apuesta es considerablemente más arriesgada. En lugar del intercambio dual que conocíamos, nos enfrentamos a una propuesta cuádruple que podría haber resultado en un caos narrativo insostenible.

El regreso de un dúo cinematográfico memorable

Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis regresan a sus roles con una naturalidad sorprendente. «Estas 22 años después, Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis no han perdido el ritmo», señala Jeff Conway.

Esta observación resulta particularmente significativa si consideramos las trayectorias divergentes que ambas actrices han seguido desde 2003. Curtis, veterana del género de terror y comedia, ha demostrado una capacidad camaleónica envidiable.

Su trabajo reciente en «Everything Everywhere All at Once» confirma su habilidad para navegar entre géneros con la soltura de las grandes intérpretes clásicas. Hay algo de la versatilidad de una Barbara Stanwyck en su capacidad para alternar entre drama y comedia sin perder credibilidad.

Lohan, por su parte, regresa al primer plano tras años de ausencia del cine mainstream. Su presencia representa no solo un retorno profesional, sino una oportunidad de reconectar con el público que la vio crecer en pantalla.

Una fórmula ampliada con riesgos calculados

La decisión de expandir el concepto original a cuatro personajes —Anna, su hija y su futura hijastra— podría haber resultado en una complicación innecesaria. Sin embargo, las primeras impresiones sugieren que esta ampliación aporta nuevas capas emocionales sin sacrificar la coherencia narrativa.

El intercambio de cuerpos, recurso que se remonta a comedias como «Vice Versa» (1988) o la propia «Big» de Penny Marshall, requiere precisión milimétrica en su ejecución. Cada actor debe interpretar no solo a su personaje, sino la interpretación que otro actor haría de ese mismo personaje.

Es un ejercicio de meta-actuación que exige una comprensión profunda tanto del propio papel como del de los compañeros de reparto. Recuerda a los mejores momentos del screwball comedy clásico, donde la precisión del timing lo era todo.

El desafío de las expectativas

Brandon Davis destaca que «Jamie Lee Curtis se lo está pasando en grande y es una delicia verla». Esta observación apunta hacia uno de los elementos más cruciales: la autenticidad del disfrute.

Cuando los actores genuinamente se divierten con sus personajes, esa energía se transmite inevitablemente al espectador. Es algo que Billy Wilder entendía perfectamente: la comedia funciona cuando los intérpretes creen en lo que están haciendo, por absurdo que parezca.

El reparto se completa con Julia Butters, Sophia Hammons, Manny Jacinto, Mark Harmon, Chad Michael Murray y Maitreyi Ramakrishnan. Esta diversidad generacional podría ser precisamente lo que permita al filme encontrar su propio tono.

Reflexiones sobre el cine familiar contemporáneo

Las primeras reacciones describen «Freakier Friday» como «hilarante», «conmovedor» y una «gran película de bienestar». Estos calificativos, aunque positivos, plantean interrogantes sobre la profundidad temática de la propuesta.

El cine familiar de calidad no debe conformarse únicamente con generar sonrisas y lágrimas. Debe también ofrecer reflexiones genuinas sobre las dinámicas familiares y los conflictos generacionales.

La premisa del intercambio de cuerpos, cuando se ejecuta con inteligencia, funciona como una metáfora poderosa sobre la empatía y la comprensión mutua. Si «Freakier Friday» logra explorar estas dimensiones sin caer en la sentimentalidad fácil, podríamos estar ante una secuela que justifica su existencia.

El arte perdido de la comedia familiar

En un panorama cinematográfico saturado de secuelas que parecen existir únicamente para explotar la nostalgia del público, «Freakier Friday» se presenta como una propuesta que comprende qué elementos hicieron especial a su predecesora.

La verdadera prueba llegará cuando el público general pueda juzgar si esta nueva aventura logra capturar no solo la forma, sino también el espíritu de aquella entrañable comedia de 2003.

El cine familiar de calidad es un arte en extinción, sacrificado demasiado a menudo en el altar de la comercialización desmedida. Si las primeras reacciones son indicativas del producto final, Disney podría haber logrado ese equilibrio delicado entre entretenimiento y sustancia.

Solo el tiempo dirá si «Freakier Friday» conseguirá ocupar un lugar propio en el panteón de las comedias familiares memorables, o si simplemente será recordada como una secuela competente pero prescindible.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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