• Disney+ planea producir 100 series anuales en 20 mercados diferentes para expandir su catálogo hacia contenido adulto y cambiar su percepción como plataforma exclusivamente familiar.
• Esta transformación recuerda a las grandes reinvenciones de los estudios clásicos de Hollywood, cuando debían evolucionar para sobrevivir a los cambios de la industria.
• La estrategia «local para local» representa un movimiento que podría redefinir tanto el panorama del streaming como la identidad corporativa de Disney.
Durante décadas, Disney ha sido sinónimo de magia familiar. Sin embargo, en Content London, Eric Schrier, responsable de Disney Television Studios y Disney+ Originals, ha trazado una nueva ruta que desafía esta percepción.
La compañía del ratón Mickey se encuentra en una encrucijada creativa. Me recuerda a aquellos momentos decisivos del cine clásico, cuando estudios como MGM o Warner Bros debían reinventarse para sobrevivir.
Esta transformación trasciende lo meramente comercial. Es una declaración de intenciones que nos invita a reflexionar sobre la evolución de las narrativas contemporáneas.
Como espectador que ha presenciado múltiples metamorfosis en la industria cinematográfica, observo con particular interés este nuevo capítulo. Desde la llegada del sonoro hasta la revolución digital, he visto cómo las grandes corporaciones del entretenimiento han debido adaptarse o perecer.
Una estrategia que rompe dogmas
Schrier ha sido claro al respecto: «No somos dogmáticos». Esta declaración suena casi revolucionaria viniendo de una corporación tradicionalmente asociada con valores familiares inquebrantables.
Esta apertura hacia contenido adulto no representa una traición a sus orígenes. Es una evolución natural que reconoce la complejidad de las audiencias contemporáneas.
El enfoque «local para local» resulta particularmente fascinante desde una perspectiva cinematográfica. Al crear contenido específicamente diseñado para audiencias regionales en Francia, España y Reino Unido, Disney+ adopta una filosofía que recuerda a los grandes movimientos cinematográficos nacionales del siglo XX.
Esta estrategia reconoce que las narrativas más poderosas emergen cuando los creadores comprenden íntimamente las particularidades culturales de su público. Como demostró el neorrealismo italiano o la Nouvelle Vague francesa.
Un ecosistema creativo sin precedentes
La producción de cien series anuales distribuidas en veinte mercados diferentes constituye una empresa de proporciones épicas. Estos números representan un ecosistema creativo que abarca documentales, dramas, comedias y programas no guionizados.
La diversidad de géneros sugiere una comprensión madura del entretenimiento adulto. No se limita a contenido explícito, sino que engloba la sofisticación narrativa y temática.
Schrier ha reconocido abiertamente el desafío: «Nuestro primer instinto fue cambiar la percepción de Disney+, y eso es realmente difícil». Esta honestidad resulta refrescante en una industria frecuentemente dominada por el marketing vacuo.
El ejecutivo comprende que décadas de asociación con entretenimiento familiar han creado expectativas profundamente arraigadas. No pueden modificarse de la noche a la mañana.
La expansión internacional como clave
La expansión en Europa y Asia forma parte integral de esta estrategia. Estos mercados, con sus tradiciones cinematográficas ricas y diversas, ofrecen oportunidades únicas.
Se trata de desarrollar contenido que complemente las franquicias globales de Marvel, Star Wars y Pixar. Esta distinción es crucial: no diluir la identidad de Disney, sino enriquecerla con nuevas capas narrativas.
El concepto de complementariedad que menciona Schrier revela una comprensión sofisticada del equilibrio entre lo universal y lo particular. Las mejores obras cinematográficas han logrado siempre esta síntesis.
Historias profundamente enraizadas en contextos específicos que, paradójicamente, alcanzan resonancia universal. Como «Los paraguas de Cherburgo» de Jacques Demy o «Cuentos de Tokio» de Yasujirō Ozu.
El desafío artístico fundamental
Esta transformación de Disney+ plantea interrogantes fascinantes sobre el futuro del entretenimiento familiar. ¿Puede una plataforma mantener su identidad mientras abraza la diversidad temática?
La respuesta probablemente reside en la calidad de la ejecución más que en la amplitud del catálogo. Como observador de la evolución cinematográfica, he aprendido que las transiciones exitosas requieren valentía creativa y respeto por el legado.
La estrategia internacional también refleja una comprensión madura del streaming. Ha democratizado el acceso a narrativas globales, y los espectadores están más dispuestos que nunca a explorar contenido que trasciende fronteras culturales.
Esta apertura del público representa una oportunidad extraordinaria para creadores que comprenden tanto las particularidades locales como los elementos narrativos universales.
Entre tradición e innovación
El desafío que enfrenta Disney+ no es únicamente comercial; es fundamentalmente artístico. La compañía debe demostrar que puede producir contenido adulto sin comprometer los valores que han definido su identidad.
Esta tensión creativa, lejos de ser problemática, podría generar obras de singular originalidad. Combinar la maestría técnica de Disney con la complejidad temática que demandan las audiencias adultas.
Me recuerda a cuando Hitchcock pasó de los thrillers británicos a las superproducciones de Hollywood. Mantuvo su esencia mientras abrazaba nuevas posibilidades narrativas y técnicas.
La evolución de Disney+ hacia contenido más maduro representa un momento definitorio para toda la industria del entretenimiento. Como espectador que ha presenciado múltiples transformaciones en el panorama audiovisual, reconozco en esta estrategia los elementos de una revolución silenciosa pero profunda.
La capacidad de Disney para mantener su esencia mientras abraza nuevas formas narrativas determinará no solo su éxito comercial, sino su relevancia cultural en las décadas venideras.
El futuro nos dirá si esta apuesta audaz logra el equilibrio perfecto entre tradición e innovación. Mientras tanto, como cinéfilos, tenemos el privilegio de presenciar en tiempo real la evolución de una de las instituciones más influyentes del entretenimiento mundial.
La historia del cine nos enseña que las transformaciones más exitosas son aquellas que honran el pasado mientras abrazan valientemente el futuro.

