• Warner Bros. Discovery rechaza la oferta hostil de Paramount de 30 dólares por acción, considerándola insuficiente y arriesgada para el accionariado.
• La empresa prefiere mantener su acuerdo previo con Netflix, que aunque menos dinero sobre la mesa, ofrece mayor certidumbre y valor estratégico a largo plazo.
• Esta batalla corporativa demuestra cómo las grandes fusiones en Hollywood se han convertido en partidas de ajedrez donde no siempre gana la oferta más alta.
En el mundo del entretenimiento, las cifras no mienten, pero tampoco cuentan toda la historia. Cuando una empresa rechaza una oferta en metálico más alta por otra aparentemente menor, hay algo más profundo en juego que los simples números en un balance.
Es como cuando una película con menor presupuesto arrasa en taquilla frente a un blockbuster millonario: a veces, la estrategia y el timing valen más que el dinero bruto. Y créeme, he visto suficientes casos donde los números iniciales no contaban la historia completa.
La reciente decisión de Warner Bros. Discovery de plantar cara a Paramount nos recuerda que en Hollywood, como en las mejores tramas cinematográficas, los giros argumentales pueden cambiar el destino de imperios enteros.
Cuando hablamos de imperios que controlan desde Batman hasta HBO, cada movimiento en el tablero tiene consecuencias que van mucho más allá de Wall Street.
El rechazo que sorprendió a Hollywood
Los números sobre la mesa parecían claros: Paramount ofrecía 30 dólares por acción en metálico por la totalidad de Warner Bros. Discovery. Una propuesta que, en términos puramente matemáticos, superaba el acuerdo previo que WBD tenía con Netflix.
Pero aquí es donde la cosa se pone interesante, porque el acuerdo con Netflix no era por toda la empresa.
Netflix había puesto sus ojos únicamente en las joyas de la corona: los estudios Warner Bros., HBO y HBO Max. Es decir, estamos hablando de una operación mucho más selectiva y estratégica.
Como cuando un coleccionista no quiere toda tu biblioteca, sino solo las primeras ediciones que realmente valen la pena.
El consejo de administración de WBD, liderado por Samuel A. Di Piazza Jr., fue contundente en su respuesta. Según sus propias palabras, tras «una evaluación cuidadosa» de la oferta de Paramount, concluyeron que el valor era «inadecuado, con riesgos y costes significativos».
Vamos, que básicamente les dijeron que no con todas las letras.
Cuando los números no lo son todo
Aquí es donde mi experiencia analizando taquillas me dice que hay que leer entre líneas. Una oferta más alta no siempre significa mejor negocio, especialmente cuando hablamos de activos tan complejos como los de una gran productora de Hollywood.
WBD argumenta que su fusión con Netflix representa «un valor superior y más certero» para su accionariado. Y tiene sentido: Netflix no solo aporta dinero, sino acceso a su plataforma global, sinergias de contenido y una estrategia de streaming que ya ha demostrado su eficacia.
Paramount, por su parte, intentó jugar la carta política. Según los informes, trataron de aprovechar una supuesta relación cercana con el expresidente Trump.
Pero como suele pasar con estas estrategias, les salió el tiro por la culata cuando Trump criticó públicamente tanto a Paramount como a CBS en sus redes sociales.
Nada como un tuit para echar por tierra meses de cabildeo. Si esto fuera una película, sería de esas comedias donde todo sale mal.
Los actores secundarios que importan
Una de las historias más curiosas de esta saga es la retirada de Affinity Partners, la firma de inversión de Jared Kushner, que se bajó del barco de Paramount a principios de semana.
En Hollywood, como en el póquer, a veces es más importante saber cuándo retirarse que cuándo apostar fuerte.
Esta retirada no es casualidad. Cuando los inversores sofisticados empiezan a alejarse de una operación, suele ser señal de que han visto algo en los números que no les convence.
Y en este negocio, los números siempre acaban contando la verdad.
The Hollywood Reporter sugiere que esto podría no ser el final de la guerra de ofertas. Paramount podría volver con una propuesta más alta, lo que desataría un proceso de licitación competitiva.
Y ahí es donde las cosas se pondrían realmente interesantes desde el punto de vista financiero.
El contexto del mercado actual
Para entender completamente esta operación, hay que situarla en el contexto actual de la industria. Estamos en un momento donde las plataformas de streaming han redefinido completamente el valor de los contenidos y las audiencias.
Netflix no solo está comprando activos; está comprando décadas de propiedad intelectual, desde franquicias de superhéroes hasta series premium que ya han demostrado su capacidad de generar suscripciones y retener audiencias.
Es una inversión en contenido probado, no una apuesta especulativa.
Paramount, por otro lado, representa una estrategia más tradicional: comprar para consolidar y competir desde el volumen.
Pero en un mercado donde la calidad del contenido importa más que la cantidad de canales, esta aproximación tiene sus riesgos.
Las implicaciones para el futuro
Si esta operación entre WBD y Netflix se materializa, estaremos viendo una reconfiguración fundamental del panorama del entretenimiento.
Netflix se haría con algunos de los activos de contenido más valiosos de Hollywood, mientras que WBD se enfocaría en sus otras propiedades.
Para los consumidores, esto podría significar ver personajes de DC Comics y series de HBO integrados de forma más natural en el ecosistema Netflix.
Para la industria, representa un paso más hacia la consolidación total del streaming como el futuro del entretenimiento.
Los analistas ya están especulando sobre qué otras grandes productoras podrían seguir este camino. Cuando una operación de esta magnitud se convierte en realidad, suele crear un efecto dominó que transforma todo el sector.
Esta batalla entre Paramount y Netflix por Warner Bros. Discovery es mucho más que una simple adquisición corporativa; es una ventana al futuro de Hollywood.
Los números nos dicen que WBD ha elegido la certidumbre estratégica sobre el dinero rápido, una decisión que podría definir el panorama del entretenimiento durante la próxima década.
Como siempre digo, en este negocio las cifras cuentan historias, y esta historia nos habla de una industria que ha aprendido que no siempre gana quien más paga, sino quien mejor entiende hacia dónde se dirige el mercado.
Será fascinante ver cómo se desarrolla esta partida y qué movimientos quedan por jugarse en el tablero de Hollywood.

