• Fraser explora en «Rental Family» el fenómeno japonés de las familias de alquiler, un mercado de 300 agencias que factura millones reflejando la soledad moderna.
• Su postura contra la IA en Hollywood no es casualidad: quien resucitó en taquilla sabe que la autenticidad es lo único que no se puede falsificar.
• Los números de «La Momia» (1.200 millones worldwide) siguen siendo su carta de presentación para un posible regreso que podría ser oro puro.
¿Qué ocurre cuando las relaciones humanas se convierten en un servicio que se puede contratar? Esta pregunta, que podría sonar a ciencia ficción distópica, es en realidad el punto de partida de la última apuesta de Brendan Fraser. Y hablando de apuestas, el actor que protagonizó una de las resurrecciones más rentables de Hollywood vuelve a demostrar que sabe elegir proyectos.
En una industria obsesionada con los superhéroes y las secuelas seguras, Fraser ha decidido apostar por un drama intimista que nos lleva directamente al corazón de Tokio. Y aquí es donde los números empiezan a contar una historia fascinante.
El negocio de la soledad: 300 agencias y contando
«Rental Family» sitúa a Fraser en el papel de Philip, un actor estadounidense que se adentra en el mundo de las familias de sustitución en Tokio. Pero vayamos a las cifras que realmente importan: desde los años 80, Japón ha desarrollado un mercado de más de 300 agencias especializadas en proporcionar miembros familiares temporales.
Este no es un dato menor. Estamos hablando de una industria que ha crecido de forma sostenida durante cuatro décadas, lo que indica una demanda real y constante. Los precios oscilan entre los 1.500 y 10.000 yenes por hora (entre 10 y 70 euros), dependiendo del servicio. Haced cuentas: es un mercado que mueve millones.
Fraser entiende esta dinámica mejor que nadie. Su propia experiencia con el ostracismo de Hollywood durante años le ha dado una perspectiva única sobre el material. «A veces la gente solo quiere que les mires a los ojos y que sepan que sabes que existen», reflexiona el actor. Y desde el punto de vista comercial, tiene razón: la conexión humana auténtica es el producto más escaso del mercado.
La película explora qué sucede cuando las relaciones manufacturadas se vuelven genuinas, un territorio emocional que Fraser navega con la sensibilidad que le valió el Oscar por «The Whale» (recaudó 54 millones con un presupuesto de 3 millones, por cierto).
La guerra contra la IA: números vs. algoritmos
Pero Fraser no solo habla de su película. Sus declaraciones sobre la inteligencia artificial han levantado ampollas en la industria, y los números le dan la razón para preocuparse.
«Me parece una forma de plagio, y eso no está bien», afirma categóricamente sobre el uso de IA para replicar actores sin permiso. Esta postura cobra sentido cuando analizas las cifras: los estudios pueden ahorrar hasta un 70% en costes de producción utilizando versiones digitales de actores en lugar de contratarlos físicamente.
La ironía es deliciosa: mientras Fraser explora en «Rental Family» las relaciones artificiales que se vuelven reales, en la vida real lucha contra la artificialidad que amenaza con reemplazar lo auténtico. Es como si la vida imitara al arte, pero con implicaciones de taquilla muy reales.
Los números de la industria del doblaje con IA ya superan los 500 millones de dólares anuales, y crecen a un ritmo del 25% anual. Fraser no está luchando contra molinos de viento; está plantando cara a una tendencia que podría redefinir completamente el negocio.
El regreso dorado: «La Momia» y los números que no mienten
Entre líneas, Fraser también deja caer pistas sobre un posible regreso a «La Momia». Y aquí es donde mi corazoncito de analista de taquilla se acelera, porque los números de aquella trilogía siguen siendo espectaculares.
Hablemos claro: más de 1.200 millones de dólares en taquilla mundial entre las tres películas. La primera «La Momia» (1999) recaudó 416 millones con un presupuesto de 80 millones. ROI del 520%. Esos son números que hacen que cualquier ejecutivo de estudio se ponga a salivar.
Un regreso ahora, con la madurez artística que ha demostrado Fraser y el hambre de nostalgia del público (mirad el éxito de «Top Gun: Maverick» con sus 1.488 millones), podría ser exactamente la combinación perfecta. Fraser ya no es solo el galán de acción; es un actor respetado con credibilidad dramática. Esa evolución podría traducirse en una franquicia más sólida y rentable.
Además, tiene en el horizonte «Pressure», un drama sobre la Segunda Guerra Mundial que promete seguir explorando el territorio dramático que tan bien le funciona comercialmente.
La autenticidad como estrategia de mercado
Fraser menciona sus próximos proyectos con una seguridad que solo dan los números positivos. Su elección de proyectos refleja una estrategia comercial inteligente: diversificar entre drama prestigioso y entretenimiento mainstream.
«The Whale» le dio credibilidad crítica y premios. «Rental Family» le permite explorar territorio internacional. Un posible regreso a «La Momia» le devolvería al blockbuster. Es una cartera de inversión perfectamente equilibrada.
El factor humano en la era digital
Lo que más me fascina de la posición de Fraser sobre la IA es cómo conecta con el tema central de «Rental Family». En ambos casos, estamos hablando de la tensión entre lo artificial y lo auténtico, entre lo que se puede manufacturar y lo que solo surge de la conexión humana real.
Fraser recuerda vívidamente el momento en 2008 cuando el cine pasó del analógico al digital durante el rodaje de «Journey to the Center of the Earth». «El primer asistente de cámara, por memoria muscular, puso una linterna en sus dientes y se acercó a la cámara para revisar la compuerta. Y se detuvo y nos miró con los ojos muy abiertos. Todos tuvimos la misma epifanía: no hay compuerta.»
Esa anécdota resume perfectamente el dilema actual: ¿dónde está la «compuerta» en la era de la IA? ¿Qué mecanismos de control tenemos cuando la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de regularla?
La conversación con Fraser revela a un artista que ha aprendido a jugar el juego de Hollywood desde una posición de fuerza. Su reflexión sobre «Rental Family» trasciende la promoción cinematográfica para convertirse en una declaración de principios sobre el valor de lo auténtico en un mundo cada vez más artificial.
En un momento en que Hollywood se debate entre la innovación tecnológica y la preservación de su alma humana, Fraser se erige como una voz que entiende que los números importan, pero que detrás de cada cifra hay personas reales. Y eso, amigos, es lo que ninguna IA podrá replicar jamás. Al menos no de forma rentable.

