• Siete personajes de DC poseen poderes tan descomunales que podrían derrotar a los Vengadores en cuestión de segundos sin despeinarse.
• La escalada de poder va desde seres cuánticos como Doctor Manhattan hasta entidades divinas como La Presencia, demostrando por qué DC siempre ha jugado en otra liga cósmica.
• Un torneo en 2025 determinará qué «Entidad Celestial Única» tendrá el poder de remodelar toda la realidad.
Hay debates que nunca se acaban en el mundo del cómic, y uno de los más recurrentes es el eterno enfrentamiento entre Marvel y DC. Pero seamos honestos: mientras Marvel ha construido un universo más «terrenal» y relatable, DC siempre ha apostado por lo épico, lo mítico, lo absolutamente desproporcionado.
Y cuando hablamos de poder puro y duro, la Casa de las Ideas se queda bastante corta comparada con lo que pueden ofrecer los de Burbank. No es una crítica a Marvel, simplemente son filosofías diferentes de contar historias.
Es fascinante cómo DC ha desarrollado personajes que no solo trascienden las leyes de la física, sino que las reescriben a su antojo. Estamos hablando de seres que operan en niveles de poder tan estratosféricos que convertirían cualquier enfrentamiento con los Vengadores en algo parecido a una partida de ajedrez entre Kasparov y un niño de cinco años.
Recuerdo la primera vez que leí «Watchmen» y me topé con Doctor Manhattan. Esa sensación de estar ante algo completamente diferente a todo lo que había visto antes en el cómic. DC nunca ha tenido miedo de jugar con conceptos que rozan lo incomprensible, y eso es algo que siempre he admirado de su aproximación narrativa.
Doctor Manhattan: El Dios Cuántico Azul
Empezamos con el más «modesto» de la lista, aunque modesto sea un término bastante relativo cuando hablamos de Jonathan Osterman. Doctor Manhattan no es solo un superhéroe más; es la representación física de la mecánica cuántica hecha persona.
Su control sobre la materia, el tiempo y la realidad misma lo convierte en una fuerza imparable. Puede desintegrar a cualquier oponente a nivel molecular, manipular el tiempo como si fuera plastilina y observar simultáneamente pasado, presente y futuro.
Los Vengadores, por muy poderosos que sean, siguen siendo seres tridimensionales operando bajo las leyes convencionales de la física. La belleza del personaje de Alan Moore radica en que su poder casi infinito viene acompañado de una desconexión emocional que lo hace aún más aterrador.
Cuando Zack Snyder lo llevó al cine, logró capturar perfectamente esa sensación de estar ante algo que trasciende nuestra comprensión. No necesitaría ni enfadarse para borrar del mapa a todo el equipo de Marvel.
Lucifer Morningstar: El Rebelde Definitivo
Si Doctor Manhattan representa el poder científico llevado al extremo, Lucifer Morningstar es pura voluntad divina sin restricciones morales. Neil Gaiman y Mike Carey crearon en él a un personaje que trasciende cualquier concepto tradicional de «villano» o «antihéroe».
Su capacidad para manipular materia, energía, almas y tiempo a escala multiversal lo sitúa en una categoría completamente diferente. Estamos hablando de alguien que puede crear universos enteros por capricho y destruirlos con la misma facilidad con la que nosotros cambiamos de canal.
Lo más inquietante de Lucifer es su inteligencia. No es solo poder bruto; es poder dirigido por una mente que ha tenido eones para perfeccionar sus estrategias. Los Vengadores ni siquiera tendrían tiempo de formular un plan antes de encontrarse en una realidad completamente reescrita según los deseos del Lucero del Alba.
La serie de Netflix, aunque tomó libertades considerables, logró transmitir algo de esa sensación de estar ante una fuerza que opera más allá de nuestras categorías morales habituales.
Michael Demiurgos: El Hermano Perfecto
Si Lucifer es la voluntad pura, Michael Demiurgos representa el poder de la creación divina en su estado más puro. Como segundo ser más poderoso del universo DC, Michael opera en niveles que hacen que las hazañas más impresionantes de Thor parezcan trucos de magia de feria.
Su papel como ejecutor de la voluntad divina le otorga acceso a poderes que literalmente moldean la estructura fundamental de la realidad. No estamos hablando de alguien que puede volar rápido o golpear fuerte; estamos ante una entidad que puede reescribir las leyes que gobiernan la existencia misma.
La diferencia entre Michael y los Vengadores es la misma que existe entre un arquitecto y las hormigas que caminan por el edificio que está diseñando. Simplemente operan en dimensiones de poder incomparables.
La Presencia: El Jefe Final
Y llegamos al meollo de la cuestión: La Presencia, la versión DC del mismísimo Todopoderoso. Aquí ya no hablamos de supervillanos o héroes con poderes aumentados; estamos ante el concepto mismo de omnipotencia hecho personaje.
Sus habilidades son, por definición, infinitas. Omnipresencia, omnisciencia, omnipotencia: todos los «omni» que se te ocurran aplicados sin restricciones. Los Vengadores, por muy unidos que estén, siguen siendo creaciones finitas enfrentándose al infinito absoluto.
Lo fascinante de La Presencia es cómo DC ha logrado convertir un concepto teológico en un elemento narrativo funcional. No es fácil escribir historias sobre un ser todopoderoso sin que resulte aburrido, pero los guionistas de DC han encontrado formas creativas de hacerlo funcionar.
Elaine Belloc: La Nueva Generación Divina
Quizás el personaje más interesante de esta lista sea Elaine Belloc, quien hereda el papel de La Presencia y se convierte en el ser más poderoso de toda la creación. Su historia representa algo único en el mundo del cómic: la evolución natural del poder absoluto.
Lo que hace especial a Elaine no es solo su poder descomunal, sino cómo lo adquiere y lo gestiona. Su transición de mortal a divinidad absoluta está narrada con una profundidad psicológica que raramente vemos en personajes de este calibre.
Contra ella, los Vengadores no tendrían ni la más remota posibilidad. Estamos hablando de alguien que literalmente define qué es real y qué no en todo el multiverso.
Darkseid: El Tirano Cósmico Renovado
El Señor de Apokolips ha experimentado recientemente una escalada de poder que lo sitúa en territorios completamente nuevos. Los eventos recientes han transformado a Darkseid en algo que va mucho más allá de su ya impresionante versión clásica.
Su búsqueda eterna de la Ecuación Anti-Vida siempre lo había convertido en una amenaza multiversal, pero sus nuevos poderes lo elevan a categorías que rozan lo divino. La combinación de su inteligencia estratégica, su experiencia milenaria y sus capacidades recién adquiridas lo convierten en un oponente imposible para cualquier equipo de héroes convencional.
Darkseid representa algo que Marvel raramente explora: el villano que no solo quiere conquistar, sino redefinir completamente la naturaleza de la existencia según su visión particular del orden. Snyder entendió esto perfectamente en su «Liga de la Justicia», mostrando a un Darkseid que trasciende la típica amenaza alienígena.
El Torneo Definitivo
El anuncio de un torneo en 2025 para determinar la «Entidad Celestial Única» promete llevar estos conceptos de poder absoluto a nuevos extremos. La idea de que incluso entre estos seres casi omnipotentes pueda existir una jerarquía añade capas fascinantes a la mitología DC.
Este tipo de eventos demuestran por qué DC nunca ha tenido miedo de jugar en las ligas mayores del poder cósmico. Mientras otros universos se conforman con amenazas planetarias o galácticas, DC regularmente pone en juego la existencia misma del multiverso.
Después de repasar estos siete monstruos cósmicos, queda bastante claro por qué cualquier enfrentamiento entre ellos y los Vengadores sería más bien una demostración que una pelea. No es que los héroes de Marvel sean débiles; es que DC siempre ha operado en una escala de poder completamente diferente.
Lo fascinante es cómo DC ha logrado mantener estas historias interesantes a pesar de manejar personajes con poderes prácticamente ilimitados. Requiere un nivel de creatividad narrativa extraordinario hacer que seres omnipotentes resulten compelling, y el hecho de que lo consigan regularmente dice mucho sobre la ambición y la visión de sus creadores.
Al final, estos personajes no solo demuestran una superioridad numérica en términos de poder; representan una filosofía completamente diferente sobre qué puede y debe ser un cómic de superhéroes. Y eso, independientemente de nuestras preferencias, es algo que merece nuestro respeto.

