Cuando pensamos en los dramas detrás de las cámaras de nuestras series favoritas, solemos imaginar conflictos creativos o egos chocando por el protagonismo. Pero lo que ha salido a la luz sobre el rodaje de la quinta temporada de Stranger Things me ha dejado con la misma sensación que cuando se reveló que Joss Whedon no era el héroe feminista que creíamos: una mezcla de decepción y tristeza por ver cómo se rompe la magia.

• Millie Bobby Brown presentó una denuncia formal por acoso y bullying contra David Harbour que paralizó durante meses la producción de la temporada final de Stranger Things.

• Como fan que ha seguido esta serie desde el primer día, me duele profundamente ver cómo se desmorona la imagen de familia que siempre habían proyectado, especialmente sabiendo lo joven que era Millie cuando empezó.

• Netflix ha mantenido un silencio absoluto sobre los resultados de la investigación, lo que nos deja a los fans en una incómoda incertidumbre sobre qué pasó realmente.

El escándalo que nadie vio venir

La información que ha trascendido me ha recordado a cuando salieron a la luz los problemas en el set de Justice League. Según las fuentes, Millie Bobby Brown presentó una denuncia extensa contra David Harbour que contenía «páginas y páginas de acusaciones» relacionadas con comportamientos de acoso y bullying.

Lo que más me llama la atención es el momento elegido para presentar estas acusaciones: justo antes de comenzar el rodaje de la quinta y última temporada. Como alguien que ha seguido de cerca la evolución de Millie desde que era una niña, me parece una decisión que habla de una valentía increíble y de lo grave que debía de ser la situación.

La investigación interna duró varios meses, lo que me hace pensar en lo serio que se tomó Netflix el asunto. Aunque las acusaciones no fueron de naturaleza sexual, el hecho de que requirieran tanto tiempo sugiere que había material suficiente como para tomar medidas.

Más allá de Hawkins: cuando la realidad supera a la ficción

Lo que hace esta situación aún más inquietante es que no es el primer escándalo que rodea a David Harbour. El actor ha estado en el centro de varias controversias personales, incluyendo problemas en su matrimonio con Lily Allen.

Para mí, que he defendido Stranger Things en más de una ocasión cuando la gente decía que se estaba alargando demasiado, esta revelación es especialmente dolorosa. La serie siempre había sido mi ejemplo de cómo un reparto puede funcionar como una verdadera familia. Ver a Millie y David en pantalla como Eleven y Hopper, con esa relación padre-hija tan emotiva, ahora se siente completamente diferente.

Es como cuando descubres que tu actor favorito de Marvel resulta ser problemático en la vida real. De repente, todas esas escenas que te emocionaban cobran un significado completamente distinto.

El silencio ensordecedor de Netflix

Lo que más me frustra de toda esta situación es la falta de transparencia por parte de Netflix. La plataforma ha mantenido un silencio absoluto sobre el resultado de la investigación, y como fan, me siento en el limbo.

¿Se resolvió el conflicto? ¿Hubo consecuencias para Harbour? ¿Cómo afectó esto al rodaje de la quinta temporada? Son preguntas que merecen respuesta, especialmente cuando hablamos de una de las series más importantes de la plataforma.

Me recuerda a cuando Disney intentó tapar los problemas con Johnny Depp durante el rodaje de Piratas del Caribe. Este hermetismo corporativo no es nuevo, pero resulta especialmente decepcionante viniendo de una empresa que se ha posicionado como progresista.

El impacto en la quinta temporada

Como fan que ha analizado cada temporada de Stranger Things, no puedo evitar preguntarme cómo ha afectado todo este drama a la calidad de la temporada final. Rodar escenas emotivas entre Eleven y Hopper debió de ser, como mínimo, incómodo para ambos actores.

La química en pantalla es algo que se nota inmediatamente cuando falta. He visto suficientes películas del MCU donde los actores claramente no se soportaban (mirad las entrevistas promocionales de Los Vengadores si queréis ejemplos) para saber que estas tensiones se filtran de alguna manera.

El hecho de que la denuncia se presentara justo antes del rodaje me hace pensar que Millie llegó a un punto de no retorno. Y eso, viniendo de alguien que ha crecido en esta industria y que sabe lo que está en juego, habla de lo serio que debía de ser el problema.

Una reflexión necesaria sobre el poder en Hollywood

Este escándalo me obliga a reflexionar sobre algo que he visto demasiadas veces en la industria del entretenimiento. Millie Bobby Brown tenía once años cuando empezó Stranger Things. Once años. Ha crecido literalmente ante nuestros ojos, y nosotros, como fans, hemos sido testigos de esa evolución.

La diferencia de edad y experiencia entre ella y Harbour es abismal, y eso crea un desequilibrio de poder que me resulta muy preocupante. Como alguien que ha seguido de cerca la carrera de muchos actores jóvenes del MCU, sé lo vulnerable que puede ser esa posición.

El hecho de que Millie decidiera dar este paso, sabiendo las consecuencias que podría tener para su carrera y para la serie, me parece un acto de valentía increíble. Me recuerda a cuando Scarlett Johansson se enfrentó a Disney por el tema de Viuda Negra: a veces hay que plantarse, aunque duela.

Esta situación me ha hecho reflexionar mucho sobre cómo consumimos entretenimiento y sobre las expectativas que tenemos de nuestros ídolos. Como fans, tendemos a idealizar a las personas que admiramos, pero la realidad es que detrás de nuestras series favoritas hay seres humanos con todos sus defectos y problemas.

Lo que más me duele de todo esto es pensar en Millie teniendo que lidiar con esta situación mientras intentaba dar lo mejor de sí misma en la temporada final de la serie que la convirtió en estrella. Nadie debería tener que pasar por eso, especialmente alguien tan joven.

Esperemos que, independientemente del resultado de la investigación, esta situación sirva para crear entornos de trabajo más seguros en la industria. La quinta temporada de Stranger Things marcará el final de una era, pero ojalá también represente el comienzo de una mayor responsabilidad por parte de todos los implicados.

Como fans, merecemos saber que las personas que admiramos están a la altura de nuestras expectativas. Y como seres humanos, todos merecemos trabajar en entornos seguros y respetuosos, sin importar nuestra edad o experiencia.