• Michael Shannon reflexiona sobre la polémica escena de Man of Steel donde Superman mata a Zod, defendiendo la complejidad moral del momento.
• Zack Snyder explica que la decisión narrativa fue completamente intencionada para mostrar un Superman más humano y conflictivo.
• Esta escena sigue siendo uno de los momentos más divisivos del cine de superhéroes, pero también uno de los más valientes a nivel narrativo.
¿Recordáis cuando el cine de superhéroes tenía pelotas? Cuando los directores se atrevían a plantear dilemas morales de verdad en lugar de servir papilla edulcorada para toda la familia. Pues resulta que Michael Shannon ha vuelto a hablar de esa escena, ya sabéis cuál: el momento en que Superman le parte el cuello a Zod en Man of Steel.
Y joder, qué ganas tenía de que alguien defendiera por fin una de las decisiones más valientes que se han tomado jamás en una película de superhéroes.
Porque seamos claros: esa escena sigue siendo puro fuego narrativo once años después. Mientras otros estudios se dedican a hacer chistes y a que sus héroes no maten ni a una mosca, Snyder tuvo los cojones de plantear la pregunta de verdad: ¿qué haces cuando no hay más opciones?
La defensa del momento más controvertido
Shannon ha participado en una serie de Vanity Fair donde los actores revisitan momentos icónicos de sus carreras, y cuando llegó el turno de hablar de la muerte de Zod, el actor fue directo al grano: «Dios, ojalá la gente no matara a la gente, punto».
Pero ahí está la clave, ¿no? Que Shannon entiende perfectamente que estamos hablando de narrativa, no de un manual de instrucciones para la vida real.
El tío comprende que Snyder no estaba glorificando la violencia. Estaba construyendo un personaje complejo, un Superman que no había nacido perfecto, que tenía que aprender a ser héroe a base de decisiones imposibles.
Y esa es la diferencia entre el cine de autor y el producto de comité que nos han estado sirviendo después.
Porque Zack Snyder lo tenía clarísimo desde el principio. Como él mismo explicó en su momento: «No iba a parar. No iba a negociar una solución, así que era Zod o nosotros». Punto.
Sin medias tintas, sin deus ex machina de última hora, sin que aparezca mágicamente una tercera opción que resuelva todo sin consecuencias.
La visión que Warner no supo entender
Esta escena es exactamente todo lo que el Snyderverso representaba y que los ejecutivos de Warner nunca llegaron a pillar. Un universo donde las decisiones tienen peso, donde los héroes no son iconos inmaculados sino seres que luchan con dilemas morales reales.
Superman llorando después de matar a Zod no es debilidad: es humanidad pura.
Y fijaos en la construcción visual del momento. Esa cámara lenta cuando Zod cae, el primer plano del rostro destrozado de Superman, el silencio que se hace después del chasquido. Snyder sabía exactamente lo que estaba haciendo.
No era espectáculo gratuito: era el nacimiento de un héroe a través del trauma.
Pero claro, llegaron las críticas. «Superman no mata», decían. Como si el personaje fuera una estatua de mármol en lugar de un ser en evolución. Como si la complejidad moral fuera el enemigo del entretenimiento.
Y Warner, en lugar de defender la visión de su director, se cagó y empezó a dar marcha atrás.
El legado de una decisión valiente
Once años después, esa escena sigue siendo más valiente que todo lo que han hecho con Superman desde entonces. Porque Snyder entendió algo fundamental: los momentos que definen a un héroe no son aquellos donde todo sale bien, sino aquellos donde tiene que elegir entre opciones terribles.
Shannon lo defiende porque sabe que formó parte de algo especial. Una película que se atrevió a preguntarse qué significa realmente ser un héroe en un mundo complejo.
No en un universo de cartón piedra donde siempre hay una solución perfecta, sino en uno donde a veces tienes que ensuciarte las manos para salvar vidas inocentes.
Y esa es la tragedia del Snyderverso truncado. Que nunca pudimos ver cómo esa decisión habría moldeado al Superman de las siguientes películas. Cómo habría cargado con ese peso, cómo habría evolucionado su código moral a partir de ese momento fundacional.
La defensa de Shannon llega en el momento perfecto, cuando DC está intentando reinventarse una vez más. Porque nos recuerda que hubo un tiempo en que sus películas tenían algo que decir, cuando sus directores eran autores con visión propia.
Esa escena de Man of Steel seguirá siendo controvertida para siempre, y eso es exactamente lo que la hace brillante. El arte de verdad no busca el consenso: busca la verdad emocional.
Y la verdad es que a veces, para salvar el mundo, hay que tomar decisiones que te destrozan por dentro. Snyder lo sabía, Shannon lo entiende, y los que seguimos defendiendo esa visión también.

