• Matt Smith se une al universo Star Wars como villano en «Starfighter», acompañando a Ryan Gosling y Mia Goth en una historia ambientada cinco años después del final de la saga Skywalker.
• La película representa una oportunidad fascinante para explorar qué queda de una galaxia tras el colapso de sus estructuras de poder tradicionales, un territorio narrativo lleno de posibilidades.
• El casting de Smith sugiere que Lucasfilm busca actores capaces de aportar complejidad psicológica a sus antagonistas, alejándose de los villanos más arquetípicos del pasado.
Hay algo magnético en la idea de un universo que continúa respirando después de que sus grandes conflictos hayan terminado. Star Wars parece incapaz de encontrar el silencio. Y quizás sea mejor así.
La noticia del fichaje de Matt Smith como villano en «Star Wars: Starfighter» llega en un momento peculiar para la franquicia. Después de décadas explorando el bien y el mal a través de sables láser y la Fuerza, ¿qué nuevas preguntas puede hacerse una galaxia muy, muy lejana?
La respuesta podría estar precisamente en ese espacio temporal que la película ha elegido: cinco años después de «El Ascenso de Skywalker», cuando el eco de los últimos disparos aún resuena pero el futuro permanece sin escribir.
Un reparto que promete complejidad
Matt Smith no es un actor que se conforme con interpretar maldad pura. Su trabajo en «The Crown» y «House of the Dragon» demuestra una fascinación por los matices, por esos personajes que caminan en la línea entre la comprensión y el rechazo del espectador.
Su incorporación a «Starfighter», dirigida por Shawn Levy, sugiere que Lucasfilm busca algo más sofisticado que el típico señor oscuro con capa.
Junto a Ryan Gosling y Mia Goth, Smith forma parte de un trío actoral que promete llevar Star Wars hacia territorios menos explorados. Gosling aporta esa intensidad contenida que vimos en «Blade Runner 2049» —una película que demostró cómo se puede honrar un legado mientras se construye algo completamente nuevo.
El momento perfecto para nuevas preguntas
Situar la historia cinco años después del final de la saga Skywalker es una decisión narrativa inteligente. Es el tiempo suficiente para que las heridas hayan comenzado a cicatrizar, pero no tanto como para que las consecuencias hayan desaparecido.
Es ese momento en el que las sociedades se preguntan qué hacer con la libertad recién conquistada, cuando descubren que derrotar al mal no garantiza automáticamente la llegada del bien.
Me recuerda a esas reflexiones que Denis Villeneuve planteaba en «Arrival»: ¿cómo cambia una civilización cuando se enfrenta a lo desconocido? En el caso de Star Wars, la pregunta podría ser: ¿cómo se reconstruye una galaxia cuando sus estructuras de poder tradicionales han colapsado?
Más allá de la nostalgia
Lo interesante de «Starfighter» es que parece decidida a mirar hacia adelante en lugar de hacia atrás. Mientras otras producciones de Star Wars han navegado entre la nostalgia y la innovación con resultados dispares, esta película tiene la oportunidad de plantear preguntas completamente nuevas.
El hecho de que Smith estuviera cerca de participar en «El Ascenso de Skywalker» pero que finalmente no ocurriera podría ser, en retrospectiva, una bendición. Aquella película tenía la pesada carga de cerrar una saga de décadas.
«Starfighter», en cambio, puede permitirse el lujo de la experimentación, de explorar qué significa ser un villano en un universo que está redefiniendo sus reglas morales.
La promesa de lo desconocido
Jonathan Tropper, guionista del proyecto, tendrá la responsabilidad de crear personajes que se sientan auténticos dentro del universo Star Wars pero que no dependan de referencias constantes al pasado.
La fecha de estreno, programada para el 28 de mayo de 2027, nos da tiempo para especular, pero también para que los creadores desarrollen algo verdaderamente especial.
En una época en la que el cine de ciencia ficción a menudo se conforma con el espectáculo, «Starfighter» tiene la oportunidad de recordarnos por qué Star Wars funcionó desde el principio: no por sus efectos especiales, sino por su capacidad de hacer que nos importaran sus personajes y sus dilemas.
Quizás lo más emocionante de «Starfighter» no sea el regreso a una galaxia muy, muy lejana, sino la promesa de descubrir qué nuevas historias puede contarnos sobre nosotros mismos.
Porque al final, las mejores películas de ciencia ficción no nos hablan del futuro, sino del presente que estamos viviendo. Y en estos tiempos de incertidumbre global, una reflexión sobre cómo se reconstruye una sociedad después del colapso podría ser exactamente lo que necesitamos.