• James Gunn atribuye el menor rendimiento internacional de Superman al sentimiento anti-americano y al desconocimiento del personaje fuera de Estados Unidos.
• Típico de Hollywood: cuando algo no funciona como esperabas, échale la culpa a factores externos en lugar de mirar tu propia propuesta.
• El director mantiene una actitud optimista describiendo el estreno como «una victoria total» y el inicio de su plan para el universo DC.
¿Sabéis qué me revienta? Que cada vez que un director intenta hacer algo con alma, con visión, aparecen los de siempre con sus excusas de manual.
Ahora resulta que James Gunn, el mismo que se cargó el Snyderverso para montar su cirquito particular, sale diciendo que Superman no funciona internacionalmente por el «sentimiento anti-americano». Vamos, hombre. Como si el problema fuese la geopolítica y no que Warner lleva años sin entender qué coño hacer con sus personajes.
Pero lo que más me jode es la ironía. Snyder nos regaló un Superman que trascendía fronteras, que hablaba de esperanza universal, de un dios entre mortales luchando por encontrar su lugar. Y ahora tenemos a Gunn echándole la culpa al mundo exterior cuando su película no arrasa como esperaba.
El problema no es el anti-americanismo
Mira, no voy a negar que Gunn tiene parte de razón cuando dice que Superman no es tan conocido internacionalmente como Batman. Es verdad como un templo. Pero joder, ¿y de quién es la culpa? Warner lleva décadas sin saber qué hacer con el personaje.
Cuando Snyder cogió las riendas, nos dio un Superman que funcionaba. Man of Steel recaudó 668 millones de dólares mundiales. ¿Por qué? Porque Zack entendió que Superman no es solo «el tío bueno americano», sino un símbolo universal de esperanza.
La secuencia del primer vuelo, esa cámara lenta poética, la épica de verdad… Eso trasciende fronteras, tío.
Pero claro, Warner se asustó. «Demasiado oscuro», decían. «Demasiado serio». Y ahora tenemos a Gunn intentando vender su versión más «amable» y resulta que tampoco funciona como esperaba. La diferencia es que Snyder nunca se escondió detrás de excusas geopolíticas.
Gunn dice que hay «sentimiento anti-americano» y que eso perjudica a Superman. Vale, puede ser. Pero entonces, ¿cómo explicas que Top Gun: Maverick arrasase mundialmente? ¿O que Marvel, con todo su patriotismo yanqui, siga funcionando?
El problema no es que Superman sea americano. El problema es cómo presentas esa americanidad. Snyder lo hizo universal: un inmigrante buscando su lugar, un ser poderoso aprendiendo a ser humano. Eso funciona en Tokio, en Madrid o en São Paulo.
La semilla de un árbol o el fin de una era
Lo que más me llama la atención es cómo Gunn describe su película como «la semilla de un árbol» que lleva desarrollando tres años con Peter Safran. Tres años. ¿Sabéis cuánto tiempo llevaba Snyder construyendo su universo? Desde 2013. Una década de planificación, de narrativa visual coherente, de construcción mitológica.
Y Warner se lo cargó. Por las prisas, por los números del primer fin de semana, por no entender que estaban ante un autor con visión.
Ahora tenemos a Gunn empezando de cero, y cuando las cosas no van como esperaba, sale con excusas. No me malinterpretéis. Gunn es un director competente. Guardians of the Galaxy funciona. Pero una cosa es hacer una space opera con mapaches parlantes y otra muy distinta es entender la mitología de Superman.
Snyder lo entendía. Por eso su Superman dolía, por eso su sacrificio en Batman v Superman nos partió el alma.
El verdadero problema de Warner
El problema de fondo es que Warner nunca ha entendido lo que tenía entre las manos. Tenían a un autor, a un visionario que estaba construyendo algo épico, algo que trascendía el cine de superhéroes convencional. Pero se asustaron ante las primeras críticas.
Ahora tienen a Gunn, que hace un Superman más «tradicional», más «amable», y resulta que tampoco es la panacea. Y en lugar de asumir que quizás el problema está en la ejecución, sale echándole la culpa al contexto internacional.
Esto me recuerda a cuando los ejecutivos decían que Justice League de Snyder era «demasiado larga» o «demasiado compleja». Luego salió el Snyder Cut y demostró que el público estaba hambriento de esa complejidad, de esa narrativa visual densa y poética.
La realidad es cruda: Warner destruyó algo único por miedo, y ahora está intentando reconstruir desde cero. Puede que funcione, puede que no. Pero por favor, que no vengan con excusas cuando las cosas no salen como esperaban.
Al final, lo que me da más rabia es la oportunidad perdida. Teníamos un universo DC coherente, con una visión autoral clara, con una narrativa que iba creciendo película a película.
Lo cambiaron por esto: un reinicio que ya está buscando justificaciones antes de haber echado a andar de verdad. Gunn puede llamarlo «la semilla de un árbol», pero yo lo veo más bien como los restos de lo que pudo ser un bosque entero.
Un bosque que Snyder había empezado a plantar y que Warner decidió talar antes de ver crecer.