James Gunn acaba de DESTRUIR 15 años de cine de superhéroes… y tenía razón

Explora la diversidad creativa con el enfoque único de Gunn en DC, revitalizando superhéroes con proyectos distintivos que rompen moldes predecibles.

✍🏻 Por Alex Reyna

julio 24, 2025
Superhéroe volando con capa roja y traje azul.

• James Gunn propone un enfoque revolucionario que rompe con las fórmulas predecibles del cine de superhéroes actual

• Su visión prioriza la diversidad creativa y tonal, permitiendo que cada proyecto tenga su propia identidad distintiva

• Esta aproximación representa una oportunidad única para revitalizar un género que había perdido su capacidad de sorprender

Hay momentos en los que una industria necesita detenerse, respirar y recordar por qué empezó a existir. El cine de superhéroes lleva años navegando en piloto automático, repitiendo fórmulas que una vez funcionaron pero que ahora suenan como ecos vacíos de lo que fueron. Es como si hubiésemos olvidado que detrás de cada capa y cada máscara hay historias que pueden hacernos reflexionar sobre quiénes somos.

Durante años, hemos presenciado la progresiva homogeneización del cine de superhéroes. Cada película parecía seguir el mismo manual de instrucciones: origen del héroe, conflicto personal, villano apocalíptico, batalla final espectacular. Era predecible hasta el punto de resultar casi mecánico.

Como espectador que ha visto evolucionar géneros enteros, desde las distopías de los setenta hasta la ciencia ficción contemporánea, reconozco los síntomas de un medio que ha perdido su norte creativo. Es la misma sensación que experimenté cuando pausé Arrival para apuntar una frase sobre el lenguaje como herramienta de percepción: hay momentos en los que el cine trasciende el entretenimiento para convertirse en reflexión.

La propuesta de Gunn para el Universo DC es fundamentalmente diferente. En lugar de imponer una estética uniforme como ocurrió con el Snyververse, su enfoque celebra la individualidad creativa. «Es realmente importante para mí que cada proyecto tenga su propio sello», ha declarado, y esta filosofía me resulta fascinante porque reconoce algo que los cómics siempre han sabido: la diversidad de voces enriquece el conjunto.

Cuando Gunn habla de crear un universo que funcione como una mixtape, donde cada «canción» aporta su propio ritmo y atmósfera, está describiendo algo que va más allá de la simple variedad estética. Está hablando de permitir que diferentes directores y guionistas aporten sus perspectivas únicas sin verse constreñidos por un molde preestablecido.

Es una aproximación que me recuerda a los mejores momentos de la ciencia ficción, cuando autores como Philip K. Dick o Ursula K. Le Guin podían coexistir en el mismo género aportando visiones completamente diferentes del futuro.

Lo que más me llama la atención de esta nueva dirección es cómo Gunn parece entender que los superhéroes, en su esencia, son vehículos para explorar la condición humana. No son sólo espectáculo visual o secuencias de acción coreografiadas; son metáforas de nuestras aspiraciones, miedos y contradicciones como sociedad.

Su Superman no será sólo otro reinicio, sino una oportunidad para redefinir qué significa ser un héroe en nuestro tiempo. Me recuerda a esos días que pasé reflexionando sobre Her después de verla: ¿qué dice de nosotros que necesitemos redefinir constantemente nuestros símbolos de esperanza?

La diversidad tonal que promete Gunn también sugiere una madurez narrativa que el género necesitaba urgentemente. Imagino proyectos que puedan oscilar entre la introspección psicológica y la aventura cósmica, entre el drama íntimo y la épica universal.

Es una aproximación que reconoce que el público actual es lo suficientemente sofisticado como para apreciar diferentes registros narrativos dentro del mismo universo. Como ocurre en las mejores sagas de ciencia ficción, donde cada entrega puede explorar un aspecto diferente de la condición humana.

Esta libertad creativa podría traducirse en historias más arriesgadas, más personales, más conectadas con las preocupaciones reales de nuestro tiempo. Pienso en cómo las mejores películas de ciencia ficción han sabido usar elementos fantásticos para hablar de temas profundamente humanos, y veo el potencial para que el cine de superhéroes recupere esa capacidad de reflexión social.

El enfoque de Gunn también promete romper con la fatiga del género que muchos espectadores experimentamos. Cuando cada película se siente como una variación del mismo tema, el público inevitablemente se desconecta.

Pero si cada proyecto puede ofrecer una experiencia genuinamente diferente, manteniendo la coherencia del universo sin sacrificar la individualidad, entonces estamos ante la posibilidad de una renovación real.

Quizás lo más esperanzador de esta nueva dirección es que reconoce que los cómics siempre han sido un medio diverso y experimental. Como señala Gunn: «Lo que me encanta de DC Comics es que permitían a los artistas y escritores individuales crear sus propios proyectos, y cada uno tenía su propia voz».

Esta comprensión del medio original podría ser la clave para desbloquear el potencial narrativo que el cine de superhéroes había estado desperdiciando.

La apuesta de James Gunn por la diversidad creativa en el Universo DC no es sólo una estrategia comercial; es una declaración de principios sobre lo que el cine de superhéroes puede y debe ser. En una época en la que necesitamos historias que nos ayuden a entender nuestro mundo complejo y cambiante, esta aproximación ofrece la posibilidad de que los superhéroes vuelvan a ser lo que siempre debieron ser.

Espejos de nuestras mejores y peores cualidades humanas. Vehículos para preguntarnos no sólo qué poderes querríamos tener, sino qué responsabilidades estaríamos dispuestos a asumir.

Si Gunn logra mantener esta visión y resistir la tentación de la homogeneización, podríamos estar ante el renacimiento de un género que parecía condenado a repetirse eternamente. El futuro del cine de superhéroes podría estar, por fin, en manos de quienes entienden que la verdadera fuerza de estos personajes no reside en sus poderes, sino en su capacidad para hacernos reflexionar sobre quiénes somos y quiénes podríamos llegar a ser.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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