He visto las 14 películas post-Endgame… y Marvel tiene un problema

¿Ha cambiado Marvel su fórmula en la Saga del Multiverso? Descubre el análisis y las críticas a las 14 películas post-Endgame en solo seis años.

✍🏻 Por Clara Domenech

julio 23, 2025

• Marvel ha lanzado 14 películas desde Endgame en apenas seis años, marcando el inicio de la llamada Saga del Multiverso que adapta conceptos como Crisis on Infinite Earths pero en versión Marvel.

• La calidad general de estas producciones se sitúa en un «correcto» que no alcanza los estándares de la Saga del Infinito anterior, perdiendo parte de esa construcción narrativa que Kevin Feige había perfeccionado.

• Como fan de toda la vida que conoció a estos personajes primero en los cómics, creo que no hemos perdido la magia completamente, pero sí necesitamos ser honestos sobre dónde estamos ahora.

¿Recordáis esa sensación de salir del cine después de ver Avengers: Endgame sintiendo que habíamos presenciado algo épico e irrepetible?

Esa mezcla de satisfacción, nostalgia y la certeza de que Marvel había conseguido algo extraordinario con su Saga del Infinito. Pues bien, cinco años después y con catorce películas más en nuestras pantallas, es hora de hacer balance de lo que ha venido después.

Y no os voy a mentir: la cosa tiene sus luces y sus sombras.

Como buena fan que ha seguido el MCU desde que Tony Stark se puso por primera vez el traje dorado, he visto cada una de estas películas con la esperanza de revivir esa magia. Algunas lo han conseguido, otras… bueno, digamos que han sido correctas. Pero es precisamente esa palabra, «correctas», la que me ha llevado a reflexionar sobre el estado actual de Marvel. ¿Estamos siendo demasiado exigentes o realmente algo ha cambiado en la fórmula?

El gran dilema post-Endgame

Seamos sinceros: Marvel se enfrentaba a una tarea imposible después de Endgame. ¿Cómo superas el evento cinematográfico de la década? ¿Cómo mantienes el interés cuando has cerrado arcos narrativos de más de diez años? La respuesta, aparentemente, ha sido apostar por el multiverso y aumentar considerablemente el ritmo de producción.

Catorce películas en seis años (incluyendo un año de pandemia, recordemos) es una cifra que impresiona. Pero como dice el refrán, cantidad no siempre es sinónimo de calidad. Y aquí es donde empiezan mis dudas como espectadora que ha vivido toda la evolución del MCU desde que Stan Lee y Jack Kirby crearon estos personajes en los años 60.

La Saga del Multiverso tenía todo el potencial del mundo. El concepto en sí es fascinante para cualquiera que haya leído los cómics: realidades alternativas, versiones diferentes de nuestros héroes favoritos, posibilidades narrativas infinitas. En los cómics, historias como What If…? o Spider-Verse han demostrado que el multiverso puede ser una herramienta narrativa increíble. Pero ejecutar esa idea en pantalla grande, manteniendo la coherencia y el impacto emocional que caracterizó las primeras fases, es harina de otro costal.

El problema es que Marvel parece haber olvidado una de las lecciones fundamentales de los cómics: el multiverso funciona mejor cuando sirve para explorar a los personajes, no cuando se convierte en una excusa para meter más cameos y referencias.

La zona gris de la mediocridad

Lo que más me preocupa de esta nueva etapa no son los fracasos estrepitosos (que los ha habido), sino esa sensación de que muchas películas se han quedado en tierra de nadie. Ni brillantes ni desastrosas, simplemente… correctas.

Como crítica, puedo apreciar el trabajo técnico, las actuaciones decentes y los momentos puntuales de genialidad. Pero como fan que se emocionó viendo por primera vez a Spider-Man balanceándose entre rascacielos en los cómics de Ditko, echo de menos esa sensación de estar viendo algo especial, algo que me haga salir del cine con ganas de hablar durante horas sobre lo que acabo de ver.

Es curioso cómo la nostalgia puede jugarnos malas pasadas. A veces me pregunto si realmente las primeras fases del MCU eran tan superiores o si simplemente la novedad y la emoción de ver a estos personajes cobrar vida por primera vez nos cegaba ante sus defectos.

Pero luego vuelvo a ver Iron Man, The Winter Soldier o Guardians of the Galaxy, y no, no es nostalgia. Había algo especial en esas películas, una frescura y una pasión que se notaba en cada fotograma. Cada una aportaba algo único al universo compartido sin perder su identidad propia.

El peso de las expectativas

No podemos hablar de la Saga del Multiverso sin mencionar el elefante en la habitación: las expectativas. Marvel nos acostumbró tan bien que ahora cualquier cosa que no sea extraordinaria nos sabe a poco.

Es injusto, lo reconozco. Pero también es comprensible. Cuando has demostrado que puedes hacer magia cinematográfica, cuando has conseguido que millones de personas se emocionen con un mapache que habla o se preocupen genuinamente por el destino de un millonario en un traje metálico, el listón queda muy alto.

La presión de mantener ese nivel de calidad mientras produces contenido a un ritmo frenético es inmensa. Y quizás ahí esté parte del problema. La magia necesita tiempo para fermentar, para desarrollarse, para sorprendernos. Los mejores arcos de los cómics de Marvel se construyeron durante años, no meses.

Kevin Feige lo sabía en las primeras fases. Cada película era una pieza del puzzle, pero también funcionaba por sí sola. Ahora parece que algunas películas existen únicamente para preparar la siguiente, perdiendo esa autonomía narrativa que las hacía especiales.

Luces en la oscuridad

No todo es pesimismo en mi análisis. Dentro de esta Saga del Multiverso hemos tenido momentos genuinamente brillantes. Spider-Man: No Way Home consiguió algo que parecía imposible: hacer que el multiverso sirviera para contar una historia profundamente emocional sobre Peter Parker. Ver a Tobey Maguire y Andrew Garfield compartir pantalla con Tom Holland no fue solo fan service; fue una reflexión sobre el legado y la responsabilidad que viene con el poder.

Doctor Strange in the Multiverse of Madness, pese a sus defectos, nos dio el Sam Raimi más puro en años y exploró el lado más oscuro de Wanda de una forma que honraba tanto su desarrollo en WandaVision como su origen en los cómics de John Byrne. Y Guardians of the Galaxy Vol. 3 demostró que James Gunn aún tenía historias que contar con estos personajes, cerrando la trilogía con la emotividad que la caracterizó desde el principio.

El problema es que estos destellos de genialidad se diluyen entre una producción que, en general, se siente más calculada que inspirada. Como si Marvel hubiera encontrado una fórmula que funciona comercialmente pero que ha perdido parte de su alma en el proceso.

Y eso me duele como fan. Porque Marvel no es solo entretenimiento para mí; es una parte importante de mi cultura pop, algo que he seguido y defendido durante años. Ver cómo se convierte en una máquina de producir contenido «correcto» en lugar de historias memorables es frustrante.

El futuro del MCU

¿Significa esto que Marvel ha perdido definitivamente su toque mágico? No necesariamente. Los estudios pasan por ciclos, y quizás estamos en un valle creativo que precede a una nueva cima. Incluso en los cómics, Marvel ha tenido épocas doradas y épocas más grises.

Lo que sí creo es que Marvel necesita hacer una pausa, reflexionar sobre qué ha funcionado y qué no en esta nueva etapa, y recordar que la calidad siempre debe primar sobre la cantidad. Los fans estamos dispuestos a esperar si eso significa recuperar esa sensación de estar viendo algo especial.

La llegada de los X-Men y los Cuatro Fantásticos al MCU podría ser esa oportunidad de reinvención que tanto necesitan. Pero solo si aprenden de los errores de esta fase y vuelven a centrarse en lo que siempre funcionó: personajes bien desarrollados, historias que importan y esa construcción narrativa paciente que hizo grande al MCU.

Como alguien que ha vivido toda la evolución del MCU, desde los primeros rumores sobre Iron Man hasta las últimas producciones, tengo fe en que Marvel puede recuperar su rumbo. Pero para eso necesita reconocer que «correcto» no es suficiente cuando has demostrado que puedes ser extraordinario.


Al final del día, seguiré yendo al cine cada vez que Marvel estrene una nueva película. Porque soy fan, y los fans tenemos esa mezcla extraña de esperanza eterna y escepticismo ganado a pulso. Quizás la próxima sea la que nos devuelva esa magia, esa sensación de estar presenciando algo único.

Mientras tanto, me quedo con los buenos momentos de esta Saga del Multiverso y con la esperanza de que Marvel entienda que sus fans no pedimos perfección, pero sí pedimos pasión. Queremos sentir que las historias que nos cuentan importan, que los personajes que seguimos tienen algo que decirnos. Y cuando eso ocurre, cuando Marvel conecta de verdad con su audiencia, la magia sigue estando ahí, esperando a ser redescubierta.


Crecí con los cómics de Marvel y me enamoré del MCU desde el primer “I am Iron Man”. Me encanta seguir teorías, analizar tramas y perderme en cada nuevo estreno, pero también sé cuándo algo no está a la altura. Disfruto del hype, pero escribo con criterio. Porque si no le exigimos al cine que mejore, ¿entonces para qué estamos aquí?

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