• Abril de 2026 reunirá tres titanes de la televisión superheroica: Daredevil: Born Again, Invincible y The Boys, marcando un momento único en el género.
• La madurez narrativa que permite la televisión actual está superando las limitaciones del cine de superhéroes, ofreciendo historias más complejas y arriesgadas.
• Este fenómeno demuestra que el futuro del género superheroico reside en la serialización, donde personajes como los de DC pueden desarrollarse con la profundidad que merecen.
Existen fechas que quedan grabadas en la memoria colectiva del entretenimiento. El 23 de junio de 1989, cuando Burton nos regaló su Batman. El 4 de mayo de 2008, con el Iron Man que cambiaría Hollywood para siempre. Y ahora, abril de 2026 se perfila como uno de esos momentos históricos, aunque esta vez el epicentro no estará en los cines.
La confluencia de Daredevil: Born Again, Invincible y The Boys en un mismo mes no es casualidad. Es la culminación de una revolución silenciosa que lleva años gestándose: la televisión ha encontrado la fórmula perfecta para contar historias de superhéroes.
Como alguien que ha visto evolucionar el género desde los seriales de los 40 hasta el actual boom televisivo, puedo afirmar que estamos ante un cambio de paradigma tan significativo como el que supuso el salto del cómic a la pantalla grande.
La santa trinidad de abril
Daredevil: Born Again regresa el 4 de marzo, pero será en abril cuando alcance su máximo esplendor. Marvel Studios ha conseguido algo que parecía imposible: mantener la esencia visceral de la serie original de Netflix dentro del ecosistema Disney+.
La clave está en entender que Daredevil nunca fue solo violencia. Es exploración moral, es catolicismo culposo, es la lucha entre el bien y el mal en su forma más pura. Algo que, curiosamente, DC ha explorado magistralmente en series como Titans o Doom Patrol, donde la oscuridad convive con la esperanza.
Invincible llega con su cuarta temporada demostrando que la animación puede ser tan cinematográfica como cualquier blockbuster. Kirkman ha logrado algo extraordinario: crear una obra que honra los códigos clásicos del cómic mientras los subvierte completamente.
La serie funciona como un tratado sobre la responsabilidad del poder, tema que DC ha explorado desde Superman: Red Son hasta Kingdom Come. La diferencia es que Invincible no teme mostrar las consecuencias reales de ser un dios entre mortales.
The Boys cierra su historia el 8 de abril con una quinta temporada que promete ser definitiva. Kripke ha demostrado una sabiduría narrativa que muchos showrunners deberían estudiar: saber cuándo parar.
La serie ha funcionado como un espejo deformante del género, mostrando qué ocurre cuando los superhéroes se convierten en productos corporativos. Es una crítica feroz pero necesaria, similar a lo que Moore hizo con Watchmen o Morrison con The Boys (el cómic original).
El triunfo de la narrativa serializada
Lo fascinante de este momento es cómo la televisión ha recuperado algo que el cómic siempre tuvo: tiempo para respirar. Las mejores historias de Superman, Batman o Wonder Woman no se cuentan en 22 páginas, sino a lo largo de arcos narrativos que se extienden durante meses.
La televisión actual ha entendido esto perfectamente. Permite que los personajes evolucionen, cometan errores y vivan con las consecuencias. Algo que el cine, con su estructura de tres actos y resolución obligatoria, no puede ofrecer.
James Gunn lo ha comprendido brillantemente en su nuevo DCU. Series como Lanterns no intentarán comprimir décadas de mitología en dos horas, sino que explorarán el Cuerpo de Linternas Verdes con la profundidad que merece.
Es la misma filosofía que hizo grande a Batman: The Animated Series o Justice League Unlimited. Dar espacio a los personajes para crecer, para sorprendernos, para ser más que simples arquetipos.
La libertad creativa como motor
Una de las grandes ventajas de la televisión actual es su capacidad para experimentar sin las limitaciones comerciales del cine. The Boys puede ser brutalmente satírico, Invincible puede mostrar violencia visceral, y Daredevil puede explorar la fe y la duda sin preocuparse por la clasificación PG-13.
Esto no significa que todo deba ser oscuro. Significa libertad narrativa. La misma libertad que permitió a Doom Patrol ser surrealista, a Peacemaker ser hilarante y vulnerable a la vez, o a Harley Quinn reinventar completamente su mitología.
La serialización también permite algo revolucionario: el fracaso como herramienta narrativa. Un personaje puede tomar decisiones equivocadas y cargar con ellas durante temporadas enteras. Es algo que los cómics siempre han sabido hacer y que el cine, por su naturaleza, no puede explorar completamente.
El nuevo ecosistema superheroico
2026 podría marcar el momento en que la televisión supere definitivamente al cine como medio principal para contar historias de superhéroes. No en términos de presupuesto o espectáculo, sino en lo que realmente importa: la narrativa.
Las tres series que confluyen en abril representan enfoques completamente diferentes pero igualmente válidos. Daredevil nos recuerda que los superhéroes pueden ser profundamente humanos. Invincible demuestra que la animación puede ser tan poderosa emocionalmente como la imagen real. The Boys nos enseña que la deconstrucción puede ser tan valiosa como la construcción.
Cada una ha encontrado su propia voz, su propio lenguaje visual, su manera única de contribuir al género. Y todas han demostrado que la televisión puede ser tan cinematográfica como el propio cine, pero con una ventaja crucial: no tiene prisa.
El futuro ya está en marcha
Como fan de DC que ha visto evolucionar el género durante décadas, puedo afirmar que este cambio era inevitable. Los superhéroes nacieron en los cómics, un medio serializado por naturaleza. Su paso por el cine fue necesario para alcanzar la relevancia cultural, pero su verdadero hogar siempre fue la narrativa episódica.
La televisión actual ha recuperado esa esencia. Permite que Batman sea detective durante varios episodios, que Superman explore su alienación kryptoniana sin resolver todo en el tercer acto, que Wonder Woman navegue entre la diplomacia y la guerra con la complejidad que merece.
Abril de 2026 será simplemente la confirmación oficial de algo que los fans ya sabemos: la pequeña pantalla es donde los superhéroes pueden ser realmente grandes. Donde pueden crecer, evolucionar y sorprendernos de nuevo.
Y después de años viendo fórmulas repetidas en el cine, esta transición no podría llegar en mejor momento. La televisión ha demostrado ser el lugar perfecto para que los superhéroes recuperen su capacidad de asombro.

