Daniel Day‑Lewis destroza a Tarantino por atacar a Paul Dano

Tarantino ataca a Paul Dano; Daniel Day‑Lewis lo defiende con contundencia y demuestra la potencia de la interpretación contenida frente al espectáculo ruidoso. Debate servido.

✍🏻 Por Tomas Velarde

diciembre 11, 2025

• La controversia entre Tarantino y Day-Lewis sobre Paul Dano revela las tensiones entre diferentes concepciones del arte interpretativo en el cine contemporáneo.

• Las declaraciones del director de «Pulp Fiction» demuestran una incomprensión preocupante hacia la sutileza actoral que caracteriza al mejor cine de autor.

• Esta polémica pone de manifiesto la necesidad de defender la tradición interpretativa clásica frente a quienes confunden espectacularidad con excelencia.

En el panorama cinematográfico actual, pocas cosas resultan tan reveladoras como observar cómo los grandes maestros del séptimo arte evalúan el trabajo de sus contemporáneos. Cuando Quentin Tarantino arremete contra Paul Dano y Daniel Day-Lewis responde con una defensa categórica, asistimos a algo más que un intercambio de opiniones: presenciamos un choque entre filosofías interpretativas que trasciende lo anecdótico.

La reciente controversia surgida tras las declaraciones de Tarantino en The Bret Easton Ellis Podcast no es meramente una disputa profesional. Es, en esencia, un debate sobre los fundamentos mismos de la interpretación cinematográfica y sobre qué criterios deben regir la valoración del trabajo actoral en nuestros días.

La provocación de Tarantino: un error de perspectiva

Durante su participación en el podcast, Tarantino situó «Pozos de ambición» en el quinto puesto de sus películas favoritas del siglo XXI, pero no sin lanzar una crítica demoledora contra Paul Dano. Llegó a calificarle como «el actor más débil del Sindicato de Actores», sugiriendo que la película habría ocupado una posición más elevada de no ser por lo que considera una interpretación deficiente.

Estas palabras revelan una comprensión limitada de lo que constituye la grandeza interpretativa. Tarantino, pese a sus méritos indiscutibles como narrador, parece confundir la presencia escénica con la excelencia actoral.

Su sugerencia de que Austin Butler habría sido más apropiado para el papel demuestra una preocupante tendencia hacia la espectacularidad por encima de la precisión interpretativa.

La ironía resulta palpable cuando consideramos que algunos de los diálogos más recientes de Tarantino han pecado de una grandilocuencia que contrasta dramáticamente con la contención y naturalidad que Dano aporta a sus interpretaciones. Es como si Orson Welles criticase a James Stewart por no ser suficientemente teatral.

Day-Lewis y la defensa de la tradición

La respuesta de Daniel Day-Lewis a través de Instagram adquiere una dimensión especial por la parsimonia con que este actor utiliza las redes sociales. Su defensa de Dano como «uno de los mejores y más talentosos actores de su generación» no es una declaración casual.

Day-Lewis, cuya reputación como intérprete meticuloso es legendaria, no es dado a los elogios gratuitos. Su apoyo viene respaldado por la experiencia directa de haber construido junto a Dano una de las dinámicas actorales más fascinantes del cine contemporáneo.

La elección de compartir clips que recorren la filmografía de Dano —desde «Pequeña Miss Sunshine» hasta «The Batman»— constituye una lección magistral sobre la versatilidad interpretativa. Es el testimonio de quien comprende que la grandeza actoral no siempre reside en la dominación de la pantalla.

El arte de la contención: una lección de interpretación clásica

Quienes hemos estudiado la evolución del arte interpretativo cinematográfico reconocemos en Paul Dano a un heredero de la gran tradición actoral americana. Su Eli Sunday en «Pozos de ambición» evoca la precisión de actores como Montgomery Clift o la intensidad contenida de un joven Marlon Brando.

En esa película, Dano no pretende competir con Day-Lewis en términos de presencia —empresa tan inútil como pretender que Claude Rains eclipsase a Charles Foster Kane—. En su lugar, construye un personaje que funciona como contrapunto perfecto, creando esa tensión dramática que Hitchcock habría aplaudido.

Su predicador es manipulador y ambicioso, pero también vulnerable. La interpretación navega entre la convicción genuina y el oportunismo calculado, creando esa ambigüedad moral que caracteriza a los grandes personajes del cine clásico.

La secuencia del bautismo, donde Dano humilla al personaje de Day-Lewis, demuestra una comprensión profunda de la puesta en escena. Su trabajo no busca el lucimiento personal sino servir a la narrativa, principio fundamental que los grandes directores de la época dorada habrían valorado enormemente.

La versatilidad como marca de excelencia

La trayectoria de Dano desde «Pequeña Miss Sunshine» hasta sus trabajos más recientes revela una evolución que recuerda a los grandes actores del sistema de estudios. Su capacidad para transitar entre el drama intimista y el blockbuster manteniendo una coherencia interpretativa habla de un profesional que comprende su oficio.

En «Prisioneros», enfrentándose a Hugh Jackman, Dano construye un personaje que inicialmente parece víctima para revelarse gradualmente como algo más complejo. Su interpretación del Acertijo en «The Batman» demuestra cómo un actor formado en la tradición clásica puede abordar el cine de género sin traicionar sus principios interpretativos.

Esta versatilidad evoca a actores como James Stewart, capaz de ser el héroe americano en las comedias de Capra y el obsesivo protagonista de los thrillers de Hitchcock. La grandeza interpretativa reside precisamente en esa capacidad de adaptación sin pérdida de identidad.

Una polémica que trasciende lo personal

Esta controversia pone de manifiesto las diferentes escuelas de pensamiento sobre la interpretación cinematográfica que han coexistido desde los orígenes del medio. Mientras algunos buscan la espectacularidad y la dominación escénica, otros valoran la precisión, la contención y la capacidad de servir a la historia.

La defensa que han hecho de Dano figuras como Day-Lewis, pero también directores como Matt Reeves, sugiere que estamos ante un actor respetado por quienes comprenden verdaderamente el oficio. Este reconocimiento entre pares constituye el mejor termómetro para medir la calidad interpretativa.

La polémica también revela cómo ciertos sectores de la industria han perdido la capacidad de valorar la sutileza interpretativa. En una época dominada por el espectáculo y los efectos visuales, actores como Dano representan una resistencia necesaria.

El contexto histórico de una tradición

Esta defensa de Paul Dano trasciende lo personal para convertirse en una reivindicación de toda una tradición interpretativa. El actor encarna esa escuela que valora la honestidad emocional y la precisión técnica por encima del exhibicionismo.

Su trabajo recuerda que el cine, en su esencia más pura, es un arte de la sugerencia más que de la demostración. Los grandes intérpretes del pasado —desde Gary Cooper hasta Ingrid Bergman— comprendían que la cámara amplifica todo, haciendo innecesaria la grandilocuencia teatral.

En «Pozos de ambición», la función de Dano no es equilibrar la balanza interpretativa sino crear el contraste necesario para que la historia funcione. Paul Thomas Anderson, heredero de la gran tradición autoral americana, comprendía perfectamente esta dinámica.

Reflexiones sobre el cine contemporáneo

Esta polémica llega en un momento crucial para el cine, cuando la industria se debate entre las exigencias comerciales y la búsqueda de la excelencia artística. Actores como Paul Dano representan esa generación que ha sabido mantener la integridad sin renunciar a los grandes proyectos.

La controversia también subraya la importancia de la crítica cinematográfica rigurosa. En una época de opiniones instantáneas y redes sociales, resulta fundamental defender criterios de valoración que trasciendan lo superficial.

Al final, tanto las críticas de Tarantino como la defensa de Day-Lewis contribuyen a enriquecer el debate sobre el arte cinematográfico. Sin embargo, quienes hemos dedicado décadas al estudio del cine sabemos reconocer cuándo una opinión surge del conocimiento profundo y cuándo nace del capricho momentáneo.

La grandeza de Paul Dano reside precisamente en su capacidad para honrar la tradición interpretativa clásica adaptándola a las exigencias del cine contemporáneo. En eso, como en tantas otras cosas, el tiempo será el juez definitivo.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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