• Matt Smith se incorpora como villano a Star Wars: Starfighter, dirigida por Shawn Levy, aunque el rodaje no comenzará hasta diciembre pese a que la producción arrancó en agosto.
• El meticuloso proceso de desarrollo del vestuario que describe Smith revela un enfoque artesanal que contrasta positivamente con la prisa habitual de las grandes producciones actuales.
• La película, ambientada cinco años después de El Ascenso de Skywalker, representa una segunda oportunidad para Smith en el universo Star Wars tras su papel eliminado en la trilogía anterior.
Hay algo fascinante en los momentos previos al rodaje, cuando un actor ya pertenece a un universo pero aún no lo ha habitado físicamente. Matt Smith se encuentra en esa fase liminal: es oficialmente parte de Star Wars: Starfighter, pero todavía no ha pisado el plató.
Esta situación me recuerda a los largos períodos de preparación que Ridley Scott imponía a sus actores antes de rodar Blade Runner. Crear ciencia ficción auténtica requiere más que memorizar diálogos; exige construir una identidad desde cero.
El Proceso Artesanal del Villano
Smith ha revelado que actualmente trabaja en el desarrollo del vestuario de su personaje. «Estamos pasando por el proceso de intentar encontrar un vestuario, y a veces no sabes si te gusta hasta que lo has llevado puesto durante un par de días», explica.
Esta reflexión toca algo fundamental sobre la construcción de antagonistas en Star Wars. El vestuario no es decoración; es la primera capa de psicología del personaje.
Desde la respiración mecánica de Vader hasta la elegancia calculada del Emperador, cada villano de la saga ha sido definido tanto por su apariencia como por sus motivaciones. Smith lo entiende: necesita tiempo para que el traje le revele quién es su personaje.
Lo que resulta especialmente significativo es que Smith regresa a Star Wars después de que su papel en El Ascenso de Skywalker desapareciera en el montaje final. Hay una segunda oportunidad narrativa en esto que trasciende la mera anécdota profesional.
Un Lienzo en Blanco Galáctico
Star Wars: Starfighter se sitúa cinco años después de los eventos de El Ascenso de Skywalker. La película, dirigida por Shawn Levy y escrita por Jonathan Tropper, seguirá a Ryan Gosling protegiendo a su joven sobrino de enemigos peligrosos.
Esta premisa familiar en contexto galáctico evoca algo que he observado en películas como Her o Arrival: las grandes ideas cósmicas cobran sentido cuando se filtran a través de relaciones humanas íntimas.
No se trata solo de batallas espaciales, sino de cómo los vínculos personales definen nuestra humanidad incluso en un universo hostil.
El hecho de que Smith no comience a rodar hasta diciembre, pese a que la producción lleva activa desde agosto, sugiere un enfoque deliberadamente pausado. En una era donde muchas producciones se sienten apresuradas, esta reflexión previa resulta esperanzadora.
La Paciencia del Descubrimiento
Hay algo profundamente humano en la confesión de Smith sobre no saber si un vestuario funciona hasta llevarlo puesto durante días. Es un recordatorio de que incluso en las producciones más grandes, el proceso creativo sigue siendo fundamentalmente artesanal.
Me recuerda a las historias de Harrison Ford encontrando a Han Solo a través de su chaqueta, o de Sigourney Weaver descubriendo la voz de Ripley en su vestuario. Estos momentos de revelación personal transforman actores en iconos.
La fecha de estreno, fijada para el 28 de mayo de 2027, puede parecer lejana. Pero en el contexto de construcción de mundos cinematográficos, cada día de preparación es una inversión en algo que aspira a perdurar décadas.
El Futuro de la Galaxia
El reparto confirmado incluye a Mia Goth junto a Gosling y Flynn Gray, sugiriendo una película que equilibrará espectáculo galáctico con profundidad emocional.
Smith, conocido por su trabajo en Doctor Who y House of the Dragon, aporta experiencia única en narrativas épicas y personajes complejos. Su incorporación como villano resulta especialmente prometedora.
Los mejores antagonistas de la ciencia ficción no son simplemente malvados; son espejos distorsionados de los héroes, reflejos de lo que podrían llegar a ser bajo circunstancias diferentes.
La pausa actual de Smith antes del rodaje no es tiempo perdido; es gestación creativa. En diciembre, cuando finalmente se ponga el vestuario definitivo y pise el plató, será la culminación de meses de exploración y descubrimiento.
Mientras esperamos, su situación nos recuerda algo esencial sobre la ciencia ficción: las mejores historias del género nacen de la paciencia y la reflexión. En un universo que celebra la velocidad de la luz, hay algo reconfortante en saber que los mejores villanos galácticos aún necesitan tiempo humano para encontrar su forma definitiva.

