• Keanu Reeves sigue luchando por Constantine 2 con un nuevo borrador del guión tras casi dos décadas de espera.

• Francis Lawrence podría regresar con su visión original intacta, sin convertirse en otro espectáculo Marvel lleno de efectos vacíos.

• Peter Stormare advierte que mantengan el tono oscuro y visceral que hizo especial al Constantine de 2005.

¿Recordáis cuando el cine de superhéroes tenía pelotas? Cuando no todo era chistes de mierda cada cinco minutos y los protagonistas sangraban de verdad. Constantine de 2005 era eso: puro fuego infernal en pantalla.

Mientras Marvel empezaba a cocinar su fórmula de fast food cinematográfico, Francis Lawrence nos daba algo con sustancia real. Como Snyder con Watchmen, como Burton con Batman. Visión de autor, no producto de comité.

Y ahora, después de casi veinte años, Keanu Reeves sigue peleando por una secuela como si fuera el mismísimo John Constantine luchando contra los demonios del estudio.

El Regreso del Verdadero Constantine

Keanu Reeves acaba de confirmar que ha llegado otro borrador del guión de Constantine 2. «Crucemos los dedos. Ha llegado otro borrador del guión. Estamos esperando. Vamos a llevárselo al estudio y esperemos que a ellos también les guste», declaró el actor.

Francis Lawrence vuelve a la dirección, el mismo tío que nos dio esa obra maestra oscura y visceral en 2005. Junto a Akiva Goldsman como productor, están trabajando para presentar algo que mantenga la esencia original.

Porque seamos claros: Constantine no fue un éxito de taquilla masivo cuando se estrenó. Pero ¿sabéis qué? Las mejores películas nunca lo son al principio. Como pasó con Watchmen de Snyder, como pasó con Blade Runner.

El público necesita tiempo para digerir la verdadera calidad.

La Advertencia de Lucifer

Peter Stormare, que interpretó a Lucifer en la película original, ha lanzado una advertencia que me llega al alma: «No lo convirtáis en un gran Marvel… No lo convirtáis en nosotros volando en arneses todo el tiempo y disparándonos constantemente».

¡Exacto! Eso es precisamente lo que no necesitamos.

Constantine funcionaba porque era íntimo, porque era sucio, porque tenía peso. Tilda Swinton como Gabriel, Rachel Weisz, Djimon Hounsou… todos entregando interpretaciones de verdad, no poses para el merchandising.

El Constantine de 2005 tenía esa fotografía dorada y contrastada que hacía que cada frame fuera una obra de arte. Esa narrativa visual que contaba historias sin necesidad de diálogos explicativos.

Era cine de autor disfrazado de película de superhéroes.

La Lucha Contra los Estudios

Lo que más me jode es que llevamos desde 2022 esperando noticias concretas de esta secuela. Dos años de desarrollo, de borradores, de reuniones con ejecutivos que probablemente no entienden ni la mitad de lo que hace especial a Constantine.

Pero Keanu sigue ahí, luchando. Como cuando Snyder peleó por su visión de Justice League durante años.

Estos son los momentos que separan a los verdaderos artistas de los mercenarios del cine.

El equipo original está reunido, la pasión sigue intacta, y el personaje de John Constantine sigue siendo relevante. En un mundo lleno de héroes de cartón, necesitamos más antihéroes que sangren, que duden, que paguen un precio real por sus decisiones.

El Tono que No Pueden Tocar

Lo que espero es que mantengan esa atmósfera única que tenía la película original. Esa mezcla perfecta entre lo sobrenatural y lo urbano, entre el horror y la acción.

Constantine no necesita secuencias de acción espectaculares cada diez minutos.

Necesita momentos de tensión real, diálogos que corten como cuchillas, y esa sensación constante de que el protagonista está jugando con fuego. Literalmente.

Francis Lawrence demostró con la primera película que entiende el material. No es casualidad que después hiciera los Hunger Games y mantuviera esa misma intensidad visual y narrativa.

Esa composición de planos que respira, esos contrastes que cuentan la historia tanto como los diálogos.

La industria del cine necesita más proyectos como Constantine 2. Necesita más gente como Keanu Reeves que luche por visiones auténticas en lugar de rendirse a la primera.

Porque al final, las películas que recordamos no son las que recaudaron más dinero el primer fin de semana.

Son las que nos marcaron, las que nos hicieron sentir algo real. Constantine de 2005 lo hizo entonces, y si mantienen esa misma integridad artística, Constantine 2 puede hacerlo ahora.

Solo espero que los ejecutivos del estudio tengan las pelotas suficientes para apostar por algo con sustancia real en lugar de por otro producto enlatado más.