Netflix DESTRUYÓ Squid Game igual que Warner jodió el Snyderverso

Jun‑ho debía morir; Front Man sin alma; Gi‑hun cae sin cambiar nada. Netflix repite el error de Warner con el Snyderverso.

✍🏻 Por Iván Salcedo

septiembre 29, 2025

• Squid Game termina tras tres temporadas dejando múltiples hilos narrativos sin resolver y demostrando que no toda historia necesita secuela.

• La serie pierde completamente la épica visual y narrativa de su primera temporada, convirtiéndose en otro ejemplo de cómo los estudios no saben cuándo parar.

• Netflix comete el mismo error que Warner con tantas franquicias: sacrificar la visión original por el beneficio económico.

¿Os acordáis de cuando Squid Game nos partió la cara en 2021?

Esa primera temporada era pura épica visual, una sinfonía de colores y violencia que te clavaba al sofá como si fuese la secuencia del Knightmare en Batman v Superman. Cada plano tenía peso, cada muerte significaba algo. Era cine de verdad, no entretenimiento de usar y tirar.

Pero claro, cuando algo funciona, los estudios no pueden resistirse. Es la misma mierda de siempre: ven algo que funciona y lo exprimen hasta que no queda nada. Netflix ha hecho con Squid Game lo mismo que Warner hizo con el Snyderverso. Han cogido una visión completa y perfecta y la han troceado para sacar más pasta.

Ahora, en 2025, viendo el final de esta trilogía, solo puedo pensar en una cosa: algunas historias están hechas para ser únicas. Como 300. Como Watchmen. Como Man of Steel. Obras que funcionan porque tienen una visión clara, un propósito definido, una estética que las define.

Jun-ho: Cuando resucitar a un personaje es un error

Jun-ho tenía que haber muerto en esa caída épica del final de la primera temporada. Punto. Su arco estaba completo, su sacrificio tenía sentido, su muerte habría sido poética. Pero no, tenían que traerle de vuelta porque gustaba al público.

Es como si Warner hubiese resucitado a Superman en Justice League sin la visión de Snyder. Ah, espera, que lo hicieron. Y fue una mierda.

El problema de Jun-ho en las temporadas posteriores es que se convierte en un fantasma narrativo. Deambula por la trama sin propósito real, como un personaje de videojuego que ha perdido su misión principal. Los guionistas no sabían qué hacer con él, pero tampoco tenían los cojones de dejarlo muerto.

Y eso se nota. Se nota en cada escena, en cada diálogo forzado, en cada momento en el que aparece en pantalla y piensas: «¿Pero qué coño hace este tío aquí?».

El Front Man: Un villano sin alma

In-ho, el Front Man, es la oportunidad perdida más grande de toda la serie. Aquí teníamos material para crear un villano épico, un antagonista con la profundidad psicológica de un Ozymandias de Watchmen. Un tipo que fue víctima y se convirtió en verdugo.

¿Y qué hacen con él? Prácticamente nada.

Las temporadas 2 y 3 apenas rascan la superficie de lo que podría haber sido una exploración brutal de la psicología del poder. ¿Cómo se convierte un superviviente en el arquitecto del horror? Es la pregunta del millón, y la serie la ignora completamente.

Es frustrante porque tenía todos los ingredientes para ser memorable. Pero en lugar de profundizar, se queda en un villano genérico que cumple su función sin más. Como el Steppenwolf de Whedon: está ahí, hace de malo, y ya está.

Los VIPs: Relleno puro y duro

Los VIPs son el ejemplo perfecto de personajes que existen solo para justificar tiempo de pantalla. No tienen personalidad, no tienen motivaciones claras, no aportan nada a la narrativa general.

Su única decisión relevante es lo del bebé de Jun-hee, y aun así se siente completamente forzado. Es oscuridad gratuita, shock value barato. El tipo de decisión creativa que tomas cuando confundes impacto emocional con profundidad narrativa.

La primera temporada nunca hacía esto. Cada muerte, cada momento brutal tenía un propósito, una crítica social, una razón de ser. Pero esto es manipulación emocional pura y dura.

La pérdida de la épica visual

Aquí está el verdadero problema: las temporadas 2 y 3 pierden completamente la épica visual que hacía especial a la primera. Y cuando digo épica, me refiero a épica de verdad, no a la de cartón.

La primera temporada tenía una narrativa visual brutal. Cada plano estaba pensado, cada color tenía significado, cada composición te contaba algo. Era como ver una película de Snyder: sabías que cada imagen importaba.

Las temporadas posteriores se sienten planas, genéricas, sin alma visual. Es como comparar el Martha de Batman v Superman con cualquier escena de Josstice League. Técnicamente funciona, pero le falta el alma que lo hacía especial.

El fracaso de Gi-hun: Un final sin épica

Gi-hun muere intentando cambiar el sistema, y su muerte se siente completamente vacía. No porque la muerte en sí sea mala, sino porque no cambia nada. Los juegos continúan, el sistema sigue en pie, y su sacrificio no significa una mierda.

Es lo contrario de la muerte de Superman en Batman v Superman. Esa muerte tenía peso, tenía consecuencias, cambiaba a los personajes y al mundo. Esta se siente como un trámite narrativo más.

Su arco se siente incompleto y frustrante. Después de todo lo que pasó en la primera temporada, después de toda su evolución, termina muriendo por nada. Es deprimente, y no en el buen sentido.

Netflix vs. la visión original

Al final, Squid Game es otro ejemplo de cómo los estudios no entienden lo que hace especial a una obra. Netflix vio el éxito de la primera temporada y pensó: «Vamos a hacer más de lo mismo». Pero «más de lo mismo» no funciona cuando lo que funcionaba era la visión única y completa del creador original.

Es la misma mentalidad que llevó a Warner a joder el Snyverso. Ven algo que funciona, no entienden por qué funciona, e intentan replicarlo sin comprender la esencia que lo hacía especial.

La primera temporada era una obra completa, cerrada, perfecta. No necesitaba continuación. Pero claro, una obra perfecta no genera ingresos recurrentes.

El peligro de los spin-offs

Y ahora, con este final mediocre, surge la pregunta inevitable: ¿van a hacer spin-offs? Porque si las temporadas 2 y 3 ya fueron una decepción, imagínate lo que pueden hacer con material secundario.

Es la misma tentación que arruina tantas franquicias. La incapacidad de dejar que algo bueno termine cuando debe terminar. Como si tuviesen miedo de que el público se olvide si no están constantemente bombardeándolo con contenido nuevo.

Pero a veces, la verdadera valentía creativa está en saber cuándo parar. En dejar que una historia termine en su punto álgido, como una sinfonía que acaba en el momento perfecto.

Squid Game nos enseña una lección dolorosa pero necesaria: no todas las historias necesitan continuación. La primera temporada era una obra maestra que funcionaba perfectamente como pieza única. Las temporadas posteriores no solo no añaden nada valioso, sino que manchan el legado de lo que vino antes.

Es como ver cómo una composición visual perfecta se convierte en ruido de fondo. Al final, es mejor ser recordado por una obra maestra que por una franquicia mediocre que no supo cuándo decir adiós. Porque la verdadera épica no está en durar para siempre, sino en brillar con intensidad cuando importa.


Soy un apasionado del cine de autor y creo firmemente en las visiones arriesgadas, no en los productos hechos por comité. Sí, pienso que Zack Snyder fue incomprendido. Sí, Batman v Superman es una obra mayor. Si eso te molesta… probablemente no te guste lo que escribo. Pero si te intriga, quédate. Prometo argumentos, no gritos.

Document

Ediciones Especiales

AL MEJOR PRECIO

books

SOLO EN

Ediciones Especiales

AL MEJOR PRECIO

SOLO EN

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}
>