“Superman” de James Gunn: Un insulto con capa

James Gunn intenta reinventar a Superman, pero lo que entrega es una versión superficial, sin alma ni conflicto. Un reboot que olvida todo lo que Zack Snyder construyó: la épica, el peso emocional y la oscuridad necesaria. Una oportunidad desperdiciada y una traición al legado del verdadero Hombre de Acero.

✍🏻 Por Iván Salcedo

julio 10, 2025

Cuando terminó la película, la sala entera aplaudía. Yo no. No por llevar la contraria —aunque no me cuesta—, sino porque lo que acababa de ver era la muerte en directo de un personaje que, en manos de Zack Snyder, había alcanzado una dimensión mítica. Lo que ha hecho James Gunn con Superman no es un reboot: es una traición.

Llevo años defendiendo el Snyderverse. Años. Viendo cómo Warner Bros. primero le da una oportunidad a un autor con una visión clara y luego la destruye por miedo a no agradar al espectador medio. Y ahora, cuando por fin tienen la oportunidad de hacer las cosas bien, de respetar la narrativa que se había empezado a construir con Man of Steel, nos presentan esta versión aguada, infantilizada y superficial de Superman que, sinceramente, no representa nada de lo que el personaje ha significado en los últimos diez años.

Un Superman sin peso, sin conflicto, sin alma

David Corenswet es… correcto. No diré que lo hace mal. Pero el problema no es él, sino lo que le han hecho al personaje. Este Clark Kent es un chico amable, sonriente, que ayuda a los vecinos y suelta chascarrillos mientras vuela por Metrópolis. Es el Superman que le gustaría ver a un ejecutivo de marketing: limpio, inofensivo, comercial. No hay tormento interior, no hay dilemas morales, no hay esa carga existencial que sí tenía el Superman de Cavill.
Porque claro, ese Superman era “demasiado serio”, “demasiado oscuro”. Pues lo siento, pero la seriedad no es un defecto cuando estás contando la historia de un dios entre hombres.

Zack Snyder entendía que Superman no solo es un icono, sino un símbolo cargado de ambigüedad. Su visión —aunque no gustase a todos— tenía sustancia, tenía estilo, tenía alma. Este nuevo Superman, en cambio, es como un anuncio de Apple: bonito por fuera, vacío por dentro.

Una historia deslavazada y sin riesgo

James Gunn ha intentado meter de todo: humor, acción, un toque de drama, personajes secundarios por un tubo… y al final lo que consigue es una ensalada sin sabor. El guion no arriesga en nada. Todo está medido para no molestar, para no incomodar. Y lo que es peor: para no emocionar.
No hay una sola escena que me haya removido. Ni una. ¿Dónde están los momentos de tensión, de verdadero conflicto? ¿Dónde están las decisiones difíciles? Aquí todo se resuelve con una frase inspiradora y un rayo láser bien puesto.

La película tiene prisa por construir un universo compartido, y en ese intento se olvida de contarnos una historia coherente. Aparecen personajes que no aportan nada, cameos que solo sirven para hacer check en la lista de referencias, y un ritmo atropellado que no deja respirar al espectador ni al propio protagonista. Todo mal.

Lex Luthor: ¿el villano? ¿seguro?

Nicholas Hoult interpreta a Lex Luthor como si estuviera en una serie de HBO sobre millonarios excéntricos. No da miedo. No impone. No representa una amenaza real para Superman ni para el mundo. Es un villano de opereta, un dibujo animado con traje de ejecutivo.
Comparadlo con el Lex de Jesse Eisenberg en Batman v Superman —tan discutido en su momento— y me diréis si no echáis de menos a alguien que de verdad estaba roto, obsesionado, peligroso. El Luthor de Gunn es una nota al pie.

Técnicamente correcta… pero sin alma

Visualmente, la película está bien. Se nota el dinero. Hay planos bonitos, efectos trabajados, alguna secuencia de acción que destaca. Pero ¿y qué? ¿Qué me importa la belleza si no me estás contando nada interesante?
La música pasa sin pena ni gloria. El montaje es funcional. La dirección es… académica. Y eso, para una película de Superman, es una condena.

Porque no estamos hablando de cualquier superhéroe. Estamos hablando del icono fundacional del género, del personaje que debería marcar el tono de todo un universo cinematográfico. Y aquí lo han convertido en un títere simpático, apto para todos los públicos y olvidable al salir del cine.

Una oportunidad desperdiciada

Lo que más me duele no es que la película no me haya gustado. Me duele que esta era la oportunidad perfecta para retomar la visión de Snyder, para reconstruir lo que se canceló por miedo, para demostrar que se puede hacer cine de superhéroes con peso, con personalidad, con ambición.
Pero no. Han apostado por lo fácil. Por lo que “funciona”. Por lo que se puede vender en merchandising.

Y sí, mucha gente saldrá contenta del cine. Porque es ligera, porque tiene guiños, porque te saca alguna sonrisa. Pero eso no la convierte en una buena película.
Solo la convierte en otra más. Y Superman no debería ser otra más.


Veredicto final:
Superman (2025) es una película hecha para agradar, no para trascender. Una versión edulcorada y olvidable de un personaje que merecía mucho más.
Si amabas el Superman de Snyder, este no es tu Superman.


Soy un apasionado del cine de autor y creo firmemente en las visiones arriesgadas, no en los productos hechos por comité. Sí, pienso que Zack Snyder fue incomprendido. Sí, Batman v Superman es una obra mayor. Si eso te molesta… probablemente no te guste lo que escribo. Pero si te intriga, quédate. Prometo argumentos, no gritos.

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