• El DCU arranca con Superman y Supergirl a pleno rendimiento desde el primer minuto, sin complejos ni limitaciones artificiales que lastraron al MCU durante años.
• Por fin alguien en Warner ha entendido que no necesitamos ver el origen de Superman por enésima vez cuando lo que queremos es verle hacer cosas imposibles de verdad.
• Esta estrategia demuestra que el público siempre estuvo preparado para la épica visual que Snyder ya nos había regalado en el Snyderverso.
Cuando Warner Bros. decidió cargarse el Snyderverso, muchos pensamos que el DCU estaba condenado a repetir los mismos errores que Marvel cometió en sus inicios. Pero resulta que James Gunn y compañía han aprendido algo fundamental: no hace falta empezar desde cero cuando tienes a Superman volando por ahí desde hace años.
Mientras el MCU se pasó una década intentando que Thor no pareciese demasiado poderoso para sus propias películas, el nuevo universo DC ha decidido hacer exactamente lo contrario. Y joder, ya era hora.
La estrategia es tan brillante como obvia: ¿para qué coño vamos a ver otra vez cómo Clark Kent descubre que puede volar cuando ya sabemos que puede partir planetas por la mitad? El DCU arranca con sus héroes ya en plena forma, sin complejos, sin limitaciones artificiales. Es la diferencia entre empezar una sinfonía con un susurro tímido o directamente con los timbales a todo volumen.
El DCU no tiene miedo de sus propios héroes
Mientras Marvel se pasó años haciendo que Hulk pareciese un cachorro enfadado y que Thor fuese más comedia que épica nórdica, el DCU ha decidido plantarse desde el minuto uno. Superman aparece con toda su gama de poderes intacta, sin edulcorar, sin «realismo» que no pinta nada en un universo donde un tío puede volar más rápido que la luz.
Y no es solo Superman. Supergirl va a llegar con el mismo nivel de poder, sin excusas baratas sobre «aún está aprendiendo» o «no controla bien sus habilidades». Es la diferencia entre tratar a tus personajes como dioses modernos o como superhéroes de barrio con problemas de autoestima.
Me acuerdo de ver Man of Steel por primera vez en el cine. Esa secuencia donde Clark aprende a volar, con la cámara siguiendo cada movimiento, cada gesto de incredulidad y éxtasis. Snyder entendía que no necesitábamos justificaciones psicológicas baratas. Necesitábamos épica visual pura.
La película de Clayface promete mostrarnos cómo funciona este ecosistema de superhéroes cuando todos están en su mejor momento. Nada de «aún no soy digno del martillo» o «necesito aprender a controlar mi ira». Aquí los héroes ya saben lo que hacen, y nosotros podemos disfrutar viendo cómo lo hacen.
La lección que Marvel tardó una década en aprender
El MCU se construyó sobre una premisa que parecía inteligente pero que resultó ser una trampa: empezar por lo pequeño para ir creciendo. El problema es que cuando tienes a Thor en tu universo, hacerle parecer menos poderoso que Iron Man es un insulto a la mitología nórdica y al sentido común.
Marvel tardó hasta Infinity War en darse cuenta de que podía dejar que sus héroes más poderosos fuesen realmente poderosos sin que se rompiese la narrativa. Antes de eso, veíamos a Hulk siendo noqueado por Iron Man en una armadura que, por muy avanzada que fuese, seguía siendo tecnología humana contra fuerza cósmica.
Una puta broma, vamos.
El DCU ha decidido saltarse esa fase de complejos. Si Superman puede mover planetas, que los mueva. Si Supergirl puede volar a velocidades imposibles, que vuele. No hace falta justificar por qué son tan poderosos cuando el público ya lo sabe y lo que quiere es verlo en pantalla con toda la épica visual que merecen.
Empezar por el final para llegar más lejos
La decisión de situar la cronología del DCU varios años después de que los héroes comenzasen sus carreras es puro genio narrativo. No necesitamos ver cómo Clark Kent se pone el traje por primera vez cuando ya hemos visto esa historia contada de mil maneras diferentes.
Lo que necesitamos es ver a Superman siendo Superman sin disculpas, sin dudas existenciales sobre si debe o no debe usar sus poderes. Queremos la épica de verdad, no el drama psicológico de «¿merezco estos poderes?».
Esta aproximación permite que las películas arranquen directamente con la acción y la espectacularidad que esperamos de estos personajes. Nada de primeros actos dedicados a explicar lo que ya sabemos. Directos al grano, directos a la grandeza visual que estos héroes merecen.
Es lo que Snyder ya había conseguido con su trilogía. Cada plano construido como una pintura renacentista, cada secuencia de acción filmada con la solemnidad de una ópera wagneriana. Eso es tratar a Superman como lo que es: un dios moderno.
La confianza que el Snyderverso ya había demostrado
Por supuesto, esto no es completamente nuevo. Zack Snyder ya había demostrado en Man of Steel que el público estaba preparado para ver a Superman en todo su esplendor desde el primer momento. La secuencia de Krypton, la llegada a la Tierra, la primera vez que vuela… Todo construido con la épica visual que el personaje merece.
La fotografía de Larry Fong capturando cada rayo de luz como si fuese divino. Los planos aéreos siguiendo a Superman en vuelo con esa fluidez imposible. La cámara lenta no como recurso barato, sino como poesía visual pura.
Pero Warner, en su infinita sabiduría, decidió que eso era «demasiado oscuro» y «demasiado serio». Ahora resulta que la estrategia de presentar héroes poderosos desde el inicio es revolucionaria. Mejor tarde que nunca, supongo.
El DCU está aplicando la lección correcta: si tienes dioses modernos en tu universo, trátalos como tales. No los rebajes para que encajen en moldes más pequeños. No los conviertas en comedia cuando deberían ser épica.
Al final, lo que el DCU está haciendo es reconocer algo que debería ser obvio: el público va al cine a ver a Superman hacer cosas que ningún ser humano puede hacer. No necesitamos verle dudar, necesitamos verle volar. No queremos introspección barata, queremos espectáculo de verdad.
Y por primera vez en mucho tiempo, parece que alguien en Warner lo ha entendido.
La estrategia es arriesgada pero necesaria. En un mundo saturado de superhéroes, la única manera de destacar es no tener miedo de mostrar por qué estos personajes han sobrevivido décadas en el imaginario colectivo.
Superman no es popular porque sea humano y cercano. Es popular porque es imposible y extraordinario. Porque cuando vuela, nosotros volamos con él. Porque cuando salva el mundo, creemos que el mundo se puede salvar.
Y ya era hora de que alguien se acordase de eso, joder.
Sources:
The DCU Has Already Solved The MCU’s Power Level Problem With Its First 3 Movies

