• The Batman: Part II comenzará su rodaje el 1 de enero de 2026 en los estudios Warner Bros. de Londres, con estreno previsto para octubre de 2027.
• Matt Reeves promete explorar un Gotham más complejo y moralmente ambiguo tras la devastación del Riddler, con Robert Pattinson regresando junto al reparto original.
• Esta secuela representa una oportunidad dorada para consolidar la visión más madura y realista de Batman que hemos visto en décadas, alejándose tanto del espectáculo grandilocuente como del nihilismo gratuito.
Después de años especulando sobre cuándo volvería a ponerse el traje el Batman de Robert Pattinson, por fin tenemos fechas concretas. The Batman de 2022 logró algo que parecía imposible: reinventar al Caballero Oscuro sin caer en la nostalgia ni en la provocación gratuita.
Matt Reeves consiguió crear un Gotham que se sentía real, sucio, desesperanzado pero no vacío de humanidad. Como lector de los cómics de Greg Rucka o Ed Brubaker, reconocí inmediatamente esa aproximación detectivesca que tanto echaba de menos en el cine.
Lo que más me emociona de esta confirmación no son las fechas —aunque enero de 2026 para el inicio del rodaje suena realista— sino la promesa de explorar las consecuencias. Demasiadas veces hemos visto películas de superhéroes que destruyen media ciudad y luego actúan como si nada hubiera pasado.
Un Gotham en reconstrucción: más que una secuela
La confirmación de que The Batman: Part II comenzará su producción el 1 de enero de 2026 en los estudios Warner Bros. de Leavesden no es solo una buena noticia para los fans. Es la confirmación de que Matt Reeves tiene tiempo suficiente para hacer las cosas bien.
El guión, completado por Reeves junto a Mattson Tomlin, promete explorar un Gotham en proceso de recuperación tras la devastadora inundación causada por el Riddler. Esta premisa me parece fascinante porque va más allá del típico «nuevo villano, nueva amenaza».
Estamos hablando de las cicatrices que deja el trauma, algo que me recuerda a los mejores arcos de Batman: No Man’s Land o Cataclysm. La diferencia es que aquí no necesitamos conocer décadas de continuidad para entender el peso emocional.
Robert Pattinson regresa, por supuesto, y con él un reparto que ya demostró su valía. Colin Farrell transformándose una vez más en el Pingüino, Andy Serkis aportando esa sabiduría cansada a Alfred, y Jeffrey Wright dando vida a un Gordon que realmente se siente como un policía de verdad.
La promesa de un mundo más gris
Lo que más me llama la atención de las declaraciones de Reeves es su insistencia en que Batman operará en un mundo «más gris». No me refiero al filtro visual —que ya era bastante sombrío— sino a la complejidad moral.
El Batman de Pattinson ya era más vulnerable, más humano que muchas de sus encarnaciones anteriores. Verle navegar por dilemas éticos más complejos podría ser exactamente lo que necesita el personaje tras décadas oscilando entre el justiciero implacable y el boy scout enmascarado.
La presencia esperada de Barry Keoghan como Joker añade otra capa de expectación. Su breve aparición en la primera película fue inquietante sin caer en la teatralidad. Si Reeves logra desarrollar esta versión del personaje con la misma sutileza, podríamos estar ante una interpretación que honre tanto a Cesar Romero como a Heath Ledger.
El hecho de que la película no llegue hasta octubre de 2027 puede parecer una eternidad, pero prefiero esperar y recibir una obra cuidada que una secuela apresurada.
Contexto y expectativas
En el panorama actual del cine de superhéroes, la aproximación de Reeves se siente refrescantemente centrada. No necesita conectar con diecisiete películas anteriores ni preparar el terreno para cinco spin-offs.
La decisión de rodar en Londres, en los mismos estudios donde se filmó la primera entrega, habla de una continuidad visual y tonal que se agradece. Gotham ya tiene su identidad establecida; ahora toca profundizar en ella.
Mientras esperamos a que llegue enero de 2026, The Batman: Part II tiene todos los ingredientes para ser algo especial. No solo porque Reeves haya demostrado su valía, sino porque parece entender que las mejores historias de Batman no son sobre un superhéroe que salva el día, sino sobre un hombre que intenta salvar su alma en el proceso.
La promesa de explorar las consecuencias, de adentrarse en territorios moralmente ambiguos, de mostrar cómo una ciudad se reconstruye tras el trauma… todo eso suena a la clase de narrativa madura que el género necesita. DC ha encontrado en Reeves a alguien que entiende que Batman funciona mejor cuando es humano que cuando es leyenda.