• Superman de James Gunn ha recaudado 406,8 millones de dólares en solo dos fines de semana, superando ya la taquilla total de Thunderbolts de Marvel y demostrando que DC puede volver a competir.
• Como fan de DC que ha vivido desde los altibajos de Schumacher hasta la épica de Snyder, ver este resurgir con Gunn me emociona tanto como me tranquiliza: el personaje más importante del género vuelve a casa.
• Ambas películas tienen excelente recepción de público, pero Superman parece haber conectado con algo más profundo: la necesidad de redescubrir la esperanza en el cine de superhéroes.
La guerra de los superhéroes nunca se libra únicamente en pantalla. Como alguien que ha seguido las aventuras del Hombre de Acero desde los cómics de John Byrne hasta las interpretaciones cinematográficas más recientes, puedo decir que pocas veces he visto números de taquilla cargados de tanto simbolismo. Superman ha logrado algo que parecía impensable hace apenas unos años: demostrar que DC no solo puede competir, sino liderar.
Cuando James Gunn anunció su salto de Marvel a DC, reconozco que sentí una mezcla de esperanza y cautela. Había visto cómo el DCEU navegaba entre la grandeza épica de Snyder y los intentos de encontrar un tono más ligero. La pregunta no era si Gunn tenía talento —Guardianes de la Galaxia lo demostró—, sino si podría capturar la esencia única de Superman sin perder su propia voz creativa.
El triunfo numérico que trasciende las cifras
Los datos son contundentes: Superman ha conseguido 406,8 millones de dólares a nivel mundial en apenas dos fines de semana, con 235 millones del mercado doméstico. Thunderbolts, tras su recorrido completo, se quedó en 382,1 millones. Pero más allá de los números, lo que me fascina es el contexto.
Superman llegaba con el peso de revitalizar un personaje que, paradójicamente, es tanto el más reconocible del género como el más difícil de adaptar. Desde los Superman de Richard Donner hasta el Hombre de Acero de Snyder, cada era ha intentado redefinir qué significa ser el Último Hijo de Krypton en su época. Gunn tenía que honrar esa herencia mientras establecía su propia visión.
La comparación presupuestaria también resulta reveladora. Superman trabajó con 225 millones en producción y 125 en marketing (350 millones total), mientras Thunderbolts invirtió 180 millones más 100 en promoción (280 millones). La diferencia en retorno de inversión habla de algo más que eficiencia: habla de conexión emocional.
El contexto de dos universos en momentos opuestos
Como seguidor de ambos universos, veo en estos resultados el reflejo de dos filosofías en puntos muy diferentes de su evolución. DC llega con la frescura de quien ha aprendido de sus errores. Hemos pasado por la deconstrucción de Snyder, los intentos de course-correction del DCEU tardío, y ahora llegamos a Gunn con una perspectiva más madura sobre qué funciona y qué no.
Superman no solo tenía que ser una buena película; tenía que demostrar que DC Studios podía ofrecer una alternativa creíble al dominio de Marvel. Y desde mi perspectiva como fan de DC, creo que lo ha conseguido precisamente porque no intenta ser Marvel. Mantiene esa cualidad mítica, casi operística, que siempre ha definido a los mejores cómics de Superman.
Thunderbolts, por su parte, operaba desde la aparente fortaleza de Marvel, pero también desde la fatiga de más de una década de dominio. Como espectador que ha seguido el MCU desde Iron Man, reconozco que los últimos años han mostrado cierta pérdida de foco, una sensación de que la maquinaria a veces funciona por inercia más que por inspiración.
La recepción del público: calidad versus impacto
Las puntuaciones de audiencia son prácticamente idénticas: Superman 92%, Thunderbolts 93%. Esto me dice algo importante: ambas películas han satisfecho a quienes las han visto. La diferencia está en quién ha decidido verlas y por qué.
Superman parece haber conectado con esa necesidad, casi primordial en el género, de redescubrir la esperanza. Después de años de deconstrucción y subversión —que tienen su lugar y valor—, creo que el público estaba preparado para volver a creer en el superhéroe como símbolo aspiracional.
Thunderbolts, pese a su calidad, se enfrenta al desafío de destacar en un panorama saturado. No es culpa de la película, sino del momento. Marvel debe lidiar con algo que DC conoce bien: cómo mantener el interés cuando el público empieza a dar por sentado tu éxito.
Lo que esto significa para el futuro de DC
Como fan que ha vivido desde los días dorados de la Liga de la Justicia animada hasta las controversias del Snyderverse, este éxito de Superman me emociona por razones que van más allá de la rivalidad con Marvel. Representa la validación de que DC puede encontrar su propio camino sin renunciar a lo que la hace única.
Gunn ha demostrado algo que sospechaba desde sus días en Marvel: entiende que cada universo tiene su propia personalidad. Su Superman no es un Guardián de la Galaxia con capa; es Superman filtrado a través de la sensibilidad de Gunn para los personajes marginales y las emociones genuinas.
Para DC Studios, estos números significan libertad creativa. Cuando una película funciona tanto crítica como comercialmente, los ejecutivos tienden a confiar más en la visión del creador. Esto podría traducirse en un universo DC más cohesivo pero también más diverso, donde directores como Matt Reeves con su Batman puedan coexistir con la visión más amplia de Gunn.
Estos números de taquilla cuentan una historia que trasciende la competencia comercial. Como alguien que ha defendido tanto la épica de Snyder como la elegancia de Nolan, veo en el éxito de Superman algo que llevaba tiempo esperando: la demostración de que DC puede ser fiel a sí misma y aún así conectar masivamente.
Lo más emocionante no es que Superman haya superado a Thunderbolts, sino lo que esto promete para el futuro. Estamos ante la posibilidad de una competencia renovada donde ambos universos se esfuercen por superarse mutuamente. Y eso, como fan del género, me parece la mejor noticia posible.
Superman ha recordado al mundo por qué sigue siendo el superhéroe definitivo. Ahora toca ver cómo responde Marvel y, más importante aún, cómo construye DC sobre esta base sólida que Gunn ha establecido. El futuro del cine de superhéroes nunca había parecido tan prometedor.