South Park se atreve: Satanás embarazado de Trump y la sátira más salvaje

South Park lleva la provocación al límite con Satanás embarazado de Trump en una sátira que mezcla absurdo, crítica social y genialidad narrativa.

✍🏻 Por Tomas Velarde

septiembre 5, 2025

• La vigésimo séptima temporada de South Park alcanza nuevas cotas de provocación con un episodio que presenta a Satanás embarazado del hijo de Donald Trump.

• Como crítico que ha presenciado décadas de transgresión televisiva, reconozco en este capítulo una maestría narrativa que trasciende el mero escándalo para convertirse en comentario social.

• El episodio demuestra que la verdadera subversión artística reside en utilizar lo provocativo como vehículo para la reflexión, no en el shock gratuito.

Hay momentos en la historia de la televisión en los que una serie trasciende los límites de lo socialmente aceptable. South Park, esa criatura irreverente de Trey Parker y Matt Stone, ha convertido la transgresión en su seña de identidad durante más de dos décadas.

Sin embargo, el cuarto episodio de su vigésimo séptima temporada parece haber encontrado una nueva frontera que cruzar, una que involucra al mismísimo Lucifer en estado de buena esperanza.

Como crítico que comenzó escribiendo en foros cinéfilos a finales de los noventa, he presenciado cómo la corrección política amenaza con domesticar cualquier expresión artística. South Park continúa siendo un bastión de la libertad creativa más absoluta, por perturbadora que pueda resultar.

La estructura narrativa del absurdo

El episodio despliega una narrativa dual que combina elementos aparentemente inconexos con la maestría estructural que caracteriza a los mejores guiones de la serie.

Por un lado, los estudiantes de South Park Elementary obsesionados con Labubu, un accesorio chino que requiere rituales de invocación. La secuencia en la que Kelly Bronson vomita sangre de pollo sobre el juguete posee una teatralidad grotesca que me recuerda a los mejores momentos del cine de terror italiano de los setenta.

Paralelamente, la serie nos presenta una trama que desafía cualquier lógica narrativa convencional: Satanás esperando un hijo de Donald Trump. Esta premisa, que en manos menos hábiles resultaría meramente escatológica, se convierte en un vehículo para la sátira política más mordaz.

El arte de la provocación inteligente

La introducción de Jesucristo como consejero escolar añade una dimensión teológica que eleva el absurdo a categorías casi metafísicas. La tensión dramática surge cuando Satanás confiesa: «¡Estoy atado a él! Quiero dejarlo, pero no puedo porque estoy embarazado».

Esta declaración funciona como una metáfora sobre las relaciones tóxicas y la dependencia emocional. Hay aquí una profundidad narrativa que trasciende la mera parodia.

La respuesta de Trump, «¡No! ¡No me estoy follando a Satanás!», demuestra la habilidad de los guionistas para capturar la esencia de sus objetivos satíricos. En esta negación hay una desesperación cómica que se convierte en comentario social.

La técnica cinematográfica al servicio del absurdo

Desde una perspectiva puramente técnica, el episodio demuestra un dominio notable en la construcción de sus secuencias. La alternancia entre lo mundano y lo sobrenatural crea un ritmo narrativo que mantiene al espectador en constante desequilibrio.

Esta técnica me recuerda a los maestros del suspense como Hitchcock, quien empleaba el desequilibrio para generar tensión. Aquí, Parker y Stone la utilizan para mantener la atención en medio del caos narrativo.

La reacción de figuras políticas reales, incluyendo la Casa Blanca, confirma que South Park mantiene intacta su capacidad para generar controversia. Esta respuesta del establishment no hace sino validar la efectividad de la sátira.

El legado de la irreverencia

En mis años como crítico, he visto cómo la longevidad televisiva suele ir acompañada de la pérdida de filo creativo. South Park continúa siendo esa voz incómoda que nos recuerda que el arte, en su forma más pura, debe desafiar y provocar.

La serie transforma la realidad en una suerte de teatro del absurdo donde cualquier premisa puede servir como punto de partida para la reflexión social. No es shock gratuito; es provocación con propósito.

Como espectador que ha presenciado décadas de evolución audiovisual, no puedo sino admirar la consistencia con la que Parker y Stone han mantenido su visión artística. En un medio donde el entretenimiento tiende hacia la complacencia, esta serie mantiene viva la llama de la irreverencia inteligente.

South Park demuestra una vez más que la verdadera transgresión artística reside en la capacidad de utilizar lo provocativo como vehículo para el comentario social, recordándonos que el arte verdaderamente subversivo siempre incomoda al poder.

Sources:

‘South Park’: Donald Trump Gets Satan Pregnant in Wild New Episode


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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