Solo estas 10 películas de Netflix merecen tu tiempo: el resto, olvídalas

Entre cientos de estrenos, solo 10 películas originales de Netflix logran destacar como auténtico cine. Descubre cuáles merecen realmente tu atención.

✍🏻 Por Tomas Velarde

septiembre 5, 2025

• Netflix ha producido cientos de películas originales en la última década, aunque sólo una selecta minoría merece verdaderamente nuestra atención.

• La plataforma demuestra que la cantidad no siempre equivale a calidad, pero entre tanto material emerge alguna que otra obra digna de consideración.

• Este análisis revela diez títulos que logran trascender el ruido mediático y la sobreproducción característica del gigante del streaming.

En una época donde el cine parece haberse rendido ante la tiranía de los algoritmos y las métricas de visualización, Netflix se ha convertido en el paradigma de esta nueva realidad industrial. La plataforma, que comenzó su andadura cinematográfica con cierta dignidad gracias a Beasts of No Nation, ha evolucionado hacia una maquinaria implacable de producción que arroja al mercado decenas de títulos cada mes.

Sin embargo, y pese a mi natural escepticismo hacia esta democratización salvaje del medio, debo reconocer que entre tanta mediocridad manufacturada han emergido algunas obras que merecen ser rescatadas del olvido digital. Porque si algo nos ha enseñado la historia del cine es que incluso en los sistemas más industrializados pueden florecer obras maestras cuando confluyen el talento, la visión y, ocasionalmente, la fortuna.

La paradoja de la abundancia

Netflix ha transformado radicalmente el panorama cinematográfico de la última década, no siempre para bien. Desde el estreno de su primera película original, la plataforma ha desarrollado una voracidad productiva que roza lo absurdo: cada semana aparecen nuevos títulos en su catálogo, como si la cantidad pudiera compensar la ausencia de una línea editorial coherente.

Esta estrategia de saturación del mercado recuerda peligrosamente a los peores excesos de la industria televisiva, donde el contenido se produce en serie para llenar parrillas y satisfacer la demanda insaciable de entretenimiento.

No obstante, entre esta avalancha de productos audiovisuales, han surgido algunas propuestas que logran elevarse por encima del ruido mediático.

Los elegidos: diez títulos que trascienden el algoritmo

Tras una década de producción intensiva, es posible identificar una decena de películas que han conseguido mantener cierta dignidad artística dentro del ecosistema Netflix.

Roma (2018) de Alfonso Cuarón encabeza esta selección sin discusión posible. La película logra lo que parecía imposible: crear una obra de arte cinematográfico genuino dentro de una plataforma digital. Cada plano secuencia, cada movimiento de cámara, respira la maestría de un director que comprende el lenguaje cinematográfico en su esencia más pura.

Marriage Story (2019) de Noah Baumberg demuestra que el drama íntimo puede florecer en Netflix cuando se respeta la tradición narrativa clásica. La película construye sus personajes con la paciencia y profundidad que caracterizaba al mejor cine de los años 70.

The Irishman (2019) de Martin Scorsese representa la culminación de una carrera magistral. Que Netflix financiara esta obra de tres horas y media cuando ningún estudio tradicional se atrevía, habla tanto de las posibilidades como de las contradicciones de la plataforma.

Mank (2020) de David Fincher rinde homenaje a la era dorada de Hollywood con una precisión técnica y narrativa que honra tanto a Orson Welles como al propio medio cinematográfico.

The Power of the Dog (2021) de Jane Campion recupera el western psicológico con una maestría que recuerda a los grandes maestros del género, construyendo tensión a través de la sugerencia y el subtexto.

Mudbound (2017) de Dee Rees aborda el drama racial con una sensibilidad visual que eleva el material por encima del panfleto social, creando auténtico cine de autor.

The Ballad of Buster Scruggs (2018) de los hermanos Coen mantiene intacta su visión personal del western, demostrando que su peculiar universo narrativo puede prosperar en cualquier formato.

I’m Thinking of Ending Things (2020) de Charlie Kaufman desafía las convenciones narrativas con la audacia que caracteriza al mejor cine experimental, recordándonos que Netflix puede ser también territorio para la vanguardia.

His House (2020) de Remi Weekes reinventa el cine de terror con una profundidad emocional que trasciende los sustos fáciles, construyendo horror auténtico desde la experiencia humana.

Da 5 Bloods (2020) de Spike Lee cierra esta selección con una reflexión sobre la guerra y la memoria que combina experimentación formal con compromiso social, manteniendo viva la llama del cine político inteligente.

El peso de la tradición cinematográfica

Lo que resulta más llamativo de esta selección es cómo estos títulos logran conectar con la gran tradición cinematográfica, pese a haber nacido en el seno de una plataforma que, en principio, parece ajena a dicha herencia.

Es como si ciertos directores hubieran conseguido infiltrar su visión personal en un sistema diseñado para la homogeneización del producto audiovisual.

Esta tensión entre la creatividad individual y las exigencias del algoritmo genera, paradójicamente, algunas de las propuestas más interesantes del catálogo.

La cuestión del formato y la experiencia cinematográfica

No puedo obviar una reflexión fundamental sobre el consumo de estas obras. El cine, tal y como lo concebimos desde sus orígenes, está intrínsecamente ligado a la experiencia colectiva de la sala oscura, al ritual compartido de la proyección.

Netflix, por su propia naturaleza, fragmenta esta experiencia y la convierte en algo doméstico, individual, interrumpible.

Recuerdo vívidamente mi primera visión de Vértigo en una sala de cine, donde la arquitectura visual de Hitchcock cobraba su verdadera dimensión. ¿Puede Roma generar el mismo impacto en una pantalla doméstica? La pregunta permanece abierta.

El futuro del cine de autor en las plataformas

Pese a mis reservas sobre el modelo Netflix, debo reconocer que la plataforma ha ofrecido oportunidades a cineastas que, de otro modo, habrían tenido dificultades para financiar sus proyectos.

Esta democratización del acceso a la producción cinematográfica tiene aspectos positivos innegables, aunque también conlleva riesgos evidentes.

El principal peligro radica en la tentación de adaptar la visión artística a las exigencias del algoritmo. Cuando un director comienza a pensar en términos de engagement y métricas de visualización, algo fundamental se pierde en el proceso creativo.

Menciones honoríficas: el segundo escalón

Junto a estos diez títulos principales, existe un segundo grupo de películas que, sin alcanzar la excelencia cinematográfica, merecen cierto reconocimiento por su honestidad artística.

The Two Popes mantiene la dignidad del drama de personajes. Okja preserva la visión personal de Bong Joon-ho. Annihilation demuestra que la ciencia ficción inteligente puede encontrar refugio en la plataforma.

Estas menciones honoríficas reflejan la complejidad del catálogo Netflix: obras que no llegan a ser obras maestras, pero que tampoco caen en la mediocridad absoluta que caracteriza a la mayoría de la producción de la plataforma.

La responsabilidad del espectador

En última instancia, la existencia de estas obras valiosas dentro del océano de mediocridad Netflix plantea una cuestión fundamental sobre la responsabilidad del espectador.

En un entorno donde el algoritmo decide qué contenido se nos presenta, la capacidad de discernimiento se convierte en una herramienta esencial.

El cinéfilo contemporáneo debe desarrollar una resistencia activa contra la tiranía de las recomendaciones automáticas. Debe buscar, investigar, contrastar opiniones y, sobre todo, mantener vivos los criterios estéticos que permiten distinguir entre el entretenimiento vacío y el arte cinematográfico auténtico.


La década de Netflix en el cine nos deja un balance agridulce. Por un lado, la democratización del acceso a la producción cinematográfica ha permitido que emerjan obras de verdadero valor artístico. Por otro, la lógica de la sobreproducción ha inundado el panorama audiovisual de productos manufacturados.

Como espectadores y amantes del cine, nuestra responsabilidad es doble: celebrar aquellas obras que mantienen viva la llama del cine auténtico, y desarrollar la resistencia crítica necesaria para no sucumbir ante el entretenimiento fácil.

Porque al final, el futuro del cine no depende únicamente de las decisiones de los ejecutivos de las plataformas, sino también de nuestra capacidad para exigir y reconocer la excelencia artística allí donde se manifieste.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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