• Liam Hemsworth sustituye a Henry Cavill como Geralt en The Witcher tras una llamada inesperada que le cambió la carrera mientras rodaba en Australia.
• Netflix vuelve a demostrar que los estudios no entienden nada cuando meten mano en series que funcionan perfectamente, destrozando la visión original por «diferencias creativas».
• La primera imagen oficial de Hemsworth como el brujo genera expectación, pero el actor tendrá que cargar con el peso de cerrar una historia que no empezó él.
Aquí estamos otra vez. Los estudios haciendo de las suyas y cargándose lo que funciona porque sí. Netflix ha decidido cambiar a Henry Cavill por Liam Hemsworth en The Witcher, y ya sabemos cómo acaban estas historias cuando los ejecutivos meten mano donde no deben. Es como cuando Warner se cargó el Snyderverso: tienes algo que funciona, que tiene su propia visión, y llegan los trajes para «mejorarlo».
Cavill se marchó por «diferencias creativas» – esa frase maldita que en Hollywood significa «el estudio quiere una cosa y el talento otra». Me suena de algo, ¿verdad? Es exactamente lo mismo que pasó con Zack y su visión de DC. Cuando un actor se lee todos los libros, se empapa del personaje y lucha por mantener la esencia de la obra original, pero los estudios prefieren el camino fácil.
La llamada que lo cambió todo
Liam Hemsworth contó en The Tonight Show cómo recibió esa llamada que le partió la vida por la mitad. Estaba tranquilo rodando en Australia cuando su representante le soltó la bomba: «¿Te apetece ser un brujo?»
Así, sin más. Como si fuera coger cualquier papel.
«Recibí una llamada de mi agente de la nada», explicó Hemsworth. Y ahí estaba él, completamente ajeno a la guerra que se había montado en los despachos de Netflix. Porque esto ha sido una guerra, no nos engañemos. Cavill no se fue porque sí.
Lo que me gusta del chaval es que ha tenido la decencia de reconocer el trabajazo de Cavill. «Henry había hecho tres temporadas en ese momento, y soy un gran fan suyo, y soy un gran fan de lo que hizo con ese personaje». Eso es tener clase y respeto por el trabajo anterior.
Al menos no ha salido con el típico rollo corporativo de «voy a hacer mi propia interpretación» ignorando lo que había antes.
Un brujo que no llega en blanco
Hemsworth conocía la franquicia a través de los videojuegos, lo cual es un punto a su favor. Porque una cosa es llegar completamente perdido a un universo tan complejo, y otra muy distinta es tener esa base de conocimiento sobre Geralt y su mundo.
Es como la diferencia entre alguien que entiende la mitología de un personaje y alguien que solo lee el guión. Snyder siempre habla de esto: la importancia de entender el ADN de los personajes, no solo las palabras que dicen.
Netflix aprovechó su aparición en el programa de Fallon para mostrar la primera imagen oficial de Hemsworth como Geralt. Y hay que reconocer que el tío tiene pinta de poder con el papel. La melena blanca le queda bien, y esa mirada tiene algo del peso que necesita el personaje.
Pero una cosa es tener buena pinta y otra muy distinta es conseguir que los fans olviden a Cavill.
El peso de cerrar una historia ajena
Hemsworth se hace cargo del personaje durante las temporadas cuarta y quinta, que serán las últimas de la serie. Le toca cerrar una historia que no empezó él. Es como si te pidieran terminar una película que otro director empezó con su propia visión.
No es que tenga presión ni nada.
El actor ha prometido aportar «una energía fresca» al personaje mientras respeta «los cimientos establecidos». Suena bonito sobre el papel, pero ya veremos cómo se traduce eso cuando las cámaras empiecen a rodar.
Porque una cosa es decir que vas a honrar el legado y otra muy distinta es conseguir que funcione. Es como cuando los estudios prometen «respetar la visión original» y luego hacen lo que les da la gana.
La herencia imposible de Cavill
Seamos brutalmente honestos: Henry Cavill se dejó la piel en este papel. El tío se leyó todos los libros de Sapkowski, se empapó de la mitología, hizo sus propias acrobacias y consiguió que su Geralt fuera creíble.
Eso no se improvisa. Es como el trabajo que hizo Snyder con Superman: entender al personaje desde dentro, no solo desde el guión.
Cavill luchó por mantener la esencia del brujo de los libros frente a las presiones del estudio. Y al final, como siempre pasa, ganaron los ejecutivos. Es la historia de siempre: el talento creativo contra la maquinaria corporativa.
Por eso me parece inteligente que Hemsworth haya salido a reconocer públicamente el trabajo de su predecesor. No está intentando borrar lo anterior, sino construir sobre ello.
Es la actitud correcta, aunque luego todo dependerá de si es capaz de estar a la altura.
Netflix se juega el todo por el todo
The Witcher ha sido una de las series más exitosas de Netflix. Cambiar al protagonista en plena serie es un riesgo enorme. Es como cambiar al director de una saga a mitad de camino: puede funcionar, pero las probabilidades están en tu contra.
Hemsworth parece tener la mentalidad adecuada para afrontar el reto. Entiende la responsabilidad que conlleva y respeta lo que ha heredado. Eso ya es algo en estos tiempos donde los estudios cambian actores como quien cambia de calcetines.
Al final, lo que importa es que Geralt siga siendo ese brujo gruñón, sarcástico y letal que todos conocemos. Si Hemsworth consigue eso, habrá hecho su trabajo.
Si además logra aportar algo nuevo sin traicionar la esencia del personaje, entonces tendremos algo especial.
El veredicto final
No voy a mentir: me jode que Cavill se haya ido cuando estaba en su mejor momento como Geralt. Pero Hemsworth parece tener las ideas claras y, sobre todo, el respeto necesario hacia lo que ha heredado.
A veces eso es suficiente para que las cosas funcionen. No siempre, pero a veces.
El tiempo dirá si este cambio ha sido un acierto o un error más de Netflix. Pero al menos han elegido a alguien que entiende la responsabilidad que conlleva empuñar las espadas de Geralt de Rivia.
Y en estos tiempos donde los estudios destrozan visiones autorales por sistema, eso ya es algo digno de agradecer.

