James Gunn rompe con Marvel: el nuevo DCU será “mitología pura” al estilo Star Wars y Juego de Tronos

Descubre un DCU único, lejos del MCU, con un enfoque inspirado en Juego de Tronos y Star Wars. Metahumanos llevan 300 años entre nosotros. ¡Inicia en 2024!

✍🏻 Por Mario Ortega

agosto 22, 2025

• James Gunn revela que el nuevo Universo DC será radicalmente diferente al MCU, con ciudades ficticias propias y una estructura narrativa única inspirada en Juego de Tronos y Star Wars.

• Después de años viendo tropezar a DC en el cine, por fin alguien entiende que no necesitan copiar la fórmula Marvel, sino crear su propia identidad cinematográfica.

• El DCU arrancará con Creature Commandos en 2024 y Superman en 2025, estableciendo un mundo donde los metahumanos llevan 300 años entre nosotros.

Llevo años esperando que alguien entienda esto sobre DC, y Gunn parece haberlo pillado por fin. Después de sufrir con los intentos fallidos de los 2000 y ver cómo cada nuevo proyecto parecía perdido entre imitar a Marvel o reaccionar contra Snyder, por fin tenemos a alguien que comprende la esencia de estos personajes.

No se trata de reinventar la rueda, sino de entender que DC siempre ha tenido su propia personalidad. Recuerdo leyendo los cómics de Morrison o Grant y pensando: «Esto es imposible de adaptar porque es pura mitología». Pues bien, Gunn parece haber encontrado la clave.

Mientras que los Vengadores funcionan mejor cuando se cruzan con nuestro mundo real, los héroes de DC han brillado históricamente en sus propias mitologías urbanas. Es algo que Burton entendía con su Gotham gótica, que Donner captó con su Metrópolis art déco, pero que se perdió en el camino.

Un universo que respira mitología propia

En una reciente entrevista con Interview Magazine, Gunn ha dejado claro que su visión del DCU no tiene nada que ver con seguir la estela del MCU. «La gente dice ‘Oh, el DCU está haciendo lo mismo que el MCU’. Pero para mí es mucho más parecido al mundo de Juego de Tronos o Star Wars, porque estamos construyendo un universo y luego seleccionando pequeñas piezas de él para contar historias individuales», explica el director.

Esta aproximación me parece brillante. Donde Marvel construyó su éxito conectando historias que ocurrían en nuestro mundo reconocible, DC siempre ha funcionado mejor como mitología pura.

Piénsalo: Superman no es solo un tipo con poderes, es prácticamente un dios que eligió ser Clark Kent. Batman no patrulla cualquier ciudad, sino Gotham, un lugar tan específico y atmosférico que es casi un personaje más. Wonder Woman viene literalmente de una isla mítica.

La decisión de Gunn de eliminar completamente las ciudades reales del DCU es valiente y acertada. «No hay Nueva York en nuestro DCU. No hay Los Ángeles. Hay Metrópolis, Evergreen y Coast City», confirma.

Es una declaración de intenciones que separa definitivamente este universo de cualquier intento de imitar fórmulas ajenas. Me recuerda a los mejores momentos de la Liga de la Justicia animada, donde cada ciudad tenía su propia personalidad visual y narrativa.

Trescientos años de historia metahumana

Una de las ideas más fascinantes que plantea Gunn es que los metahumanos llevan existiendo en este universo durante tres siglos. No son una novedad reciente como en el MCU, sino parte integral de la historia del mundo.

Esta decisión narrativa abre posibilidades enormes para explorar cómo la sociedad se ha adaptado a convivir con seres extraordinarios. ¿Cómo han evolucionado las religiones? ¿Qué papel han jugado en las guerras mundiales? Son preguntas fascinantes que solo DC puede responder.

El universo se estructura alrededor de tres facciones principales: metahumanos, gobiernos y corporaciones. Las empresas como Luthor Corp, Lord Tech, Stagg Industries y Wayne Enterprises no son simples decorado, sino actores fundamentales en la dinámica del mundo.

Me recuerda a los mejores cómics de DC de los 80 y 90, donde LexCorp no era solo la empresa del villano, sino una fuerza que moldea la realidad de Metrópolis. Donde Wayne Enterprises tenía tentáculos en medio mundo y Stagg Industries experimentaba con cosas que no debería.

Esta estructura tripartita promete conflictos mucho más complejos que el típico «héroe contra villano». Estamos hablando de un ecosistema donde el poder se distribuye entre diferentes tipos de actores, cada uno con sus propios intereses y capacidades.

Capítulos en lugar de fases

Gunn también ha confirmado que el DCU no seguirá el modelo de «fases» de Marvel, sino que contará su historia a través de «capítulos». El primero se titulará «Capítulo Uno: Dioses y Monstruos», un nombre que ya anticipa el tono épico y mitológico que busca el director.

Ese título me emociona especialmente. «Dioses y Monstruos» captura perfectamente la dualidad del universo DC: Superman como dios benevolente, Batman como monstruo necesario, Wonder Woman como guerrera divina. Es pura esencia DC destilada en tres palabras.

El arranque será gradual pero contundente. Creature Commandos, una serie animada, dará el pistoletazo de salida en 2024, seguida por la película de Superman en 2025, que marcará oficialmente el inicio del DCU cinematográfico.

Me gusta esta aproximación escalonada: permite establecer las reglas del mundo antes de lanzarse a la piscina olímpica. Además, empezar con animación es inteligente. DC siempre ha brillado más en animación que Marvel, desde la serie de Batman de los 90 hasta Justice League Unlimited.

La elección de Creature Commandos como apertura es astuta. Es una propiedad lo suficientemente nicho como para no generar expectativas imposibles, pero lo bastante conectada al universo DC como para establecer el tono. Además, permite introducir elementos sobrenaturales y bélicos que enriquecerán el universo.

El Superman que necesitamos

Que Gunn haya elegido Superman como su primera gran apuesta cinematográfica dice mucho sobre su comprensión del universo DC. Superman no es solo otro superhéroe; es el arquetipo, el punto de referencia moral y narrativo alrededor del cual gira todo lo demás.

Si consigues que funcione Superman, tienes la piedra angular para construir el resto. Si falla, todo se tambalea. Es una presión enorme, pero también la decisión correcta.

La aproximación de Gunn promete alejarse tanto del Superman melancólico de Snyder como del Superman nostálgico de Singer. Necesitamos un Hombre de Acero que funcione como símbolo de esperanza sin resultar ingenuo, que sea poderoso sin ser inalcanzable.

Un equilibrio complicado, pero Gunn ha demostrado con Guardianes de la Galaxia que sabe manejar personajes aparentemente imposibles. Rocket era un mapache parlante con traumas, y acabó siendo uno de los personajes más emotivos del MCU.


Lo que más me emociona de todo esto es que, por primera vez en mucho tiempo, DC parece tener una visión clara y diferenciada. No se trata de competir con Marvel en su propio terreno, sino de recordar por qué los personajes de DC han fascinado a generaciones de lectores.

Son mitos modernos, y los mitos necesitan su propio espacio para respirar. Necesitan ciudades que no existen, historias que trascienden lo cotidiano, personajes que funcionen como arquetipos universales.

James Gunn entiende que DC no necesita ser Marvel. Necesita ser DC, con toda la grandeza épica y la complejidad emocional que eso implica. Si consigue ejecutar esta visión, podríamos estar ante el renacimiento definitivo de estos personajes en el cine.

Y después de tantos intentos fallidos, esa posibilidad resulta genuinamente emocionante. Por primera vez en años, tengo ganas de ver qué viene después en el universo DC.


Valenciano de corazón, fan de DC y de los desayunos largos. Me gusta el cine que emociona, pero más aún el que te deja pensando.

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