• James Gunn ha confirmado que los cameos de Peacemaker en Black Adam y Shazam 2 no son canónicos y promete aclarar la continuidad en la segunda temporada.
• El director odia esas apariciones porque complican la narrativa del nuevo DCU que está construyendo desde cero.
• La segunda temporada explorará el concepto de «universos de bolsillo» para explicar qué es canon y qué no en este lío de continuidad.
¿Sabéis qué? Por una vez en la vida, James Gunn ha dicho algo que me hace sentir esperanza. No por él, que conste, sino porque al menos alguien en Warner tiene las pelotas de admitir que han cagado la continuidad del universo DC más que un niño pequeño con diarrea.
Cuando el tío dice «¡No son canon! ¡Lo odio!» refiriéndose a esos cameos de Peacemaker en Black Adam y Shazam 2, por fin escucho a alguien hablando claro en esa empresa de incompetentes.
Es que no me jodas, ¿en serio necesitamos que venga Gunn a explicarnos qué coño está pasando con la continuidad de DC? Esto es lo que pasa cuando una productora no tiene ni puta idea de lo que está haciendo.
Zack tenía una visión clara, un plan de cinco películas que iba a revolucionar el cine de superhéroes, pero no, había que cargárselo todo porque a los ejecutivos les daba miedo la complejidad narrativa. Y ahora mira dónde estamos: necesitando «universos de bolsillo» para explicar por qué nada tiene sentido.
En una reciente entrevista con Den of Geek, Gunn ha tenido que salir a limpiar la mierda que han dejado otros. El director ha confirmado que esos cameos de Peacemaker que aparecieron en Black Adam y Shazam! Fury of the Gods no forman parte del canon del nuevo DCU.
Y joder, se nota que está hasta los cojones del tema porque no se ha cortado ni un pelo al expresar su frustración.
La segunda temporada de Peacemaker, que se estrena el 21 de agosto en HBO, va a ser básicamente una clase magistral de «Cómo arreglar el desastre que han montado los anteriores». Gunn promete que la serie va a aclarar qué es canon y qué no en este universo de mierda que nos han dejado.
Y para ello va a usar el concepto de «universos de bolsillo», que según él es más sutil que las típicas historias de multiverso.
Lo que me jode es que compara su enfoque narrativo con la novela «The Counterlife» de Philip Roth. Oye, muy culto todo, pero a ver si en lugar de citarnos literatura nos das superhéroes que no den vergüenza ajena.
Porque después de ver lo que hicieron con el Snyderverso, cualquier referencia intelectual me suena a postureo barato.
Gunn también ha soltado que tiene un hilo narrativo central que conecta varios proyectos y que «nadie se lo espera». Pues mira, después de años viendo cómo Warner se carga sistemáticamente todo lo que toca, ya no me espero nada bueno.
Pero al menos el tío parece tener claro que la mayor parte de la primera temporada de Peacemaker sigue siendo canon, así que algo es algo.
El problema de fondo es que estamos ante los restos de un naufragio. Cuando tienes que salir a explicar públicamente qué cameos cuentan y cuáles no, es que la has cagado pero bien.
Esto no pasaba en el Snyderverso, donde cada frame tenía un propósito, cada plano contaba una historia y la continuidad era sagrada. Pero claro, eso requería respeto por la visión del autor, algo que en Warner brilla por su ausencia.
Y lo más gracioso es que Gunn dice que va a establecer una línea clara entre el viejo DCEU y el nuevo DCU. Cojonudo, tío, pero ¿no habría sido más fácil no cargarse la continuidad desde el principio?
Es como quemar una casa y luego presumir de que vas a construir una nueva. La diferencia es que la casa que quemaron era una obra maestra arquitectónica de Snyder, y lo que están construyendo parece un chalé adosado de Leganés.
Al final, lo que me queda claro es que Gunn está intentando hacer de tripas corazón con el desastre que ha heredado. Y oye, puede que lo consiga, pero siempre me quedará la duda de qué habría pasado si hubieran dejado que Zack terminara su visión.
Porque una cosa es segura: con él no habríamos necesitado «universos de bolsillo» para explicar la continuidad. Su narrativa visual era tan clara que hasta un niño de cinco años entendía qué coño estaba pasando.
Así que ahí lo tenéis: James Gunn odiando cameos que él no creó y prometiendo arreglar un lío que él no montó. Es casi poético, en plan tragedia griega, pero con superhéroes y ejecutivos incompetentes.
La segunda temporada de Peacemaker será, como mínimo, interesante de ver. No porque espere maravillas, sino porque tengo curiosidad morbosa por ver cómo se las apaña para explicar este follón sin que se note demasiado que está improvisando sobre la marcha.