• El éxito de Superman con 600 millones de dólares y un 83% en Rotten Tomatoes ha liberado a James Gunn de la presión de salvar la marca DC.
• Este triunfo me recuerda al momento en que Guardianes de la Galaxia demostró que Marvel podía apostar por lo inesperado, pero ahora Gunn lo hace desde cero.
• La película funciona como piedra angular del nuevo DCU, abriendo las puertas a una narrativa de Super-Familia que el cine apenas ha explorado.
Hay momentos en la historia del cine de superhéroes que marcan un antes y un después. Cuando Kevin Feige apostó por un mapache parlante y un árbol que solo dice «I am Groot», muchos pensaron que Marvel había perdido el norte. Años después, sabemos cómo acabó esa historia.
Ahora, James Gunn se encuentra en una situación similar, pero desde el otro lado del ring: ha demostrado que DC puede volver a volar alto. Y como alguien que ha seguido cada iteración de Superman en pantalla desde los seriales de los 40, puedo decir que esto se siente diferente.
El peso de resucitar una marca cinematográfica que había perdido el rumbo no es poca cosa. Gunn lo sabía cuando aceptó el desafío de reinventar el universo DC, y las primeras declaraciones tras el estreno de Superman revelan el alivio de quien acaba de superar la prueba más difícil de su carrera.
Porque una cosa es dirigir una secuela de Guardianes de la Galaxia dentro de un universo ya consolidado, y otra muy distinta es cargar sobre tus hombros el futuro de toda una franquicia. Es la diferencia entre escribir un número de Action Comics y relanzar toda la línea DC desde cero.
El momento de la verdad
Cuando Gunn habla de que Superman ha funcionado como «prueba de concepto» para el nuevo universo DC, no está exagerando. Con 600 millones de dólares recaudados a nivel mundial y un 83% en Rotten Tomatoes, la película ha conseguido algo que parecía imposible hace apenas unos años: devolver la credibilidad a la marca DC en el cine.
Me resulta fascinante cómo Gunn compara esta situación con su experiencia en Guardianes de la Galaxia. En ambos casos, se trataba de apostar por algo diferente, de demostrar que el público estaba preparado para una nueva aproximación al género.
La diferencia es que entonces trabajaba dentro de un ecosistema ya exitoso; ahora, él mismo está construyendo los cimientos. Es como la diferencia entre escribir un arco argumental en una serie establecida y crear un nuevo universo desde el número uno.
La liberación creativa
«Ahora puedo ser creativo sin preocuparme tanto por la vida y muerte de la marca DC como hace mes y medio», declaraba Gunn recientemente. Esta frase resume perfectamente la presión que ha estado soportando.
Cualquiera que haya seguido la evolución del universo DC en los últimos años entiende la magnitud del desafío. Recordemos el contexto: tras el experimento Snyder, los intentos de corrección de rumbo con Whedon, y la montaña rusa de recepciones críticas que fueron desde Wonder Woman hasta Justice League, DC necesitaba desesperadamente un reset que funcionase.
Gunn tenía que demostrar que su visión no solo era viable, sino que podía conectar tanto con la crítica como con el público general. Era su momento «Crisis en Tierras Infinitas», pero en la vida real.
El factor humano
Lo que más me llama la atención de las declaraciones de Gunn es cómo destaca el mensaje de bondad que ha calado en el público. «Había este mensaje de amabilidad que llegó a la gente», comenta.
Es una reflexión interesante sobre el momento cultural que vivimos y sobre lo que el público busca en sus héroes. Después de años de deconstrucción y subversión, quizás era hora de volver a los valores fundamentales que hicieron grande a Superman en Action Comics #1.
Esto no significa que Gunn vaya a repetir la misma fórmula en futuras entregas. De hecho, él mismo se encarga de aclararlo: cada historia tendrá su propio tono y aproximación.
Es una lección que aprendió bien en Marvel: la coherencia de un universo no viene de repetir la misma receta, sino de mantener una calidad y una visión consistentes.
Mirando hacia el futuro
Con Superman funcionando como la piedra angular del nuevo DCU, los proyectos venideros cobran una dimensión diferente. Supergirl, que será la siguiente película del universo, ya no carga con la presión de demostrar si el concepto funciona o no.
Clayface, en desarrollo, puede permitirse ser más experimental. Es como cuando DC estableció a Superman y Batman en los 40, y de repente pudieron arriesgar con personajes como Green Lantern o The Flash.
La posibilidad de una narrativa de Super-Familia que Gunn ha mencionado es especialmente emocionante. Tener a Superman establecido y funcionando abre las puertas a dinámicas familiares que el cine de superhéroes apenas ha explorado.
Pensemos en las posibilidades: Supergirl, Superboy, incluso Krypto ya establecido… Es un territorio narrativo rico que Marvel no puede ofrecer con la misma naturalidad.
El aprendizaje de los errores pasados
Una de las cosas que más respeto de la aproximación de Gunn es cómo ha sabido aprender de los errores del pasado sin renegar completamente de ellos. No ha caído en la tentación de hacer tabla rasa absoluta, sino que ha sabido identificar qué funcionaba y qué no en las anteriores iteraciones de DC.
La presión mediática y de los fans también ha sido un factor crucial. Gunn ha tenido que navegar entre las expectativas de los seguidores de Snyder, los que pedían un enfoque más ligero, y los que simplemente querían que las películas fuesen buenas.
El éxito de Superman demuestra que es posible satisfacer a audiencias diversas sin traicionar una visión personal. Como decía Grant Morrison, «todos los Superman son el verdadero Superman», y Gunn parece haberlo entendido perfectamente.
La importancia del contexto
Es importante contextualizar este éxito dentro del panorama actual del cine de superhéroes. Estamos en un momento de fatiga del género, donde cada estreno se analiza no solo por sus méritos propios, sino por lo que representa para el futuro de las franquicias.
Que Superman haya funcionado en este contexto es aún más meritorio. El hecho de que sea la película de superhéroes más taquillera de 2025 hasta la fecha no es casualidad.
Habla de una audiencia hambrienta de historias bien contadas, de personajes en los que poder creer, de universos cinematográficos que merezcan la pena seguir.
Gunn ha conseguido algo que parecía imposible: hacer que DC vuelva a ser sinónimo de calidad y emoción en el cine. Su alivio es comprensible, pero también es el preludio de una nueva era de posibilidades creativas.
Con la presión de la supervivencia superada, ahora llega lo realmente interesante: ver hasta dónde puede volar este nuevo universo DC.
El éxito de Superman no es solo una victoria para Gunn o para DC; es una demostración de que el cine de superhéroes sigue teniendo mucho que ofrecer cuando se aborda con respeto, creatividad y una comprensión profunda de lo que hace especiales a estos personajes.
Y eso, francamente, es una noticia excelente para todos los que seguimos creyendo en el poder de estas historias. Como diría el propio Superman: «There’s always a way.»