• Henry Cavill regresa como un inmortal en el reboot de Highlander dirigido por Chad Stahelski, prometiendo épica visual de verdad tras décadas de espera.
• Esta nueva versión expandirá la mitología original abarcando cinco siglos de historia, desde la Escocia del XVI hasta el Nueva York moderno.
• Con Russell Crowe como Ramírez y Dave Bautista como Kurgan, el proyecto tiene todas las papeletas para ser la adaptación definitiva que los fans merecemos.
¿Sabéis qué me pone de los nervios? Que Hollywood lleve décadas intentando resucitar franquicias míticas y siempre la cague por falta de visión. Pero cuando leo que Henry Cavill va a empuñar la katana en un nuevo Highlander dirigido por Chad Stahelski, se me erizan los pelos del brazo. Porque aquí tenemos a dos tipos que entienden lo que significa la épica de verdad, no esa mierda de cartón que nos venden cada verano.
Highlander no es solo una película de inmortales cortándose la cabeza. Es pura poesía visual, mitología ancestral, el peso de los siglos cayendo sobre los hombros de un guerrero condenado a ver morir a todos los que ama. Si alguien puede capturar esa esencia cinematográfica, ese contraste brutal entre la belleza y la violencia, es el director de John Wick junto al Superman que Warner nunca supo valorar.
El Regreso del Verdadero Superman
Henry Cavill como Connor MacLeod no es casualidad, es justicia poética. Después de ver cómo Warner destrozó su carrera como Superman por pura incompetencia corporativa, verle regresar en un proyecto que promete respeto por el material original me emociona más de lo que debería.
Cavill entiende el peso de interpretar iconos, sabe lo que significa llevar sobre los hombros la responsabilidad de encarnar a un héroe mítico. Y joder, después de años viendo cómo los ejecutivos de Warner no tenían ni puta idea de qué hacer con él, tenerle en manos de un director que sí entiende la narrativa visual me da esperanza.
Chad Stahelski ha demostrado con John Wick que sabe filmar acción como si fuera ballet sangriento. Sus secuencias de lucha tienen esa precisión quirúrgica, esa coreografía letal que convierte cada enfrentamiento en arte puro. Imagináoslo aplicado a los duelos inmortales de Highlander, con esa cámara que sabe cuándo acelerar y cuándo ralentizar para maximizar el impacto emocional.
Cinco Siglos de Épica Visual
La sinopsis promete un viaje temporal que abarca desde la Escocia del siglo XVI hasta el Hong Kong moderno. Esto no es solo espectáculo, es narrativa visual inteligente. Cada época será un lienzo diferente para explorar la evolución de Connor, sus técnicas de combate, su carga emocional acumulada durante quinientos años de existencia.
Russell Crowe como Ramírez es un casting que me tiene completamente vendido. El tío sabe interpretar mentores con autoridad, y su presencia en pantalla siempre ha tenido esa gravitas necesaria para creerse que lleva siglos entrenando guerreros inmortales.
Dave Bautista como Kurgan promete ser brutal. El tipo tiene esa presencia física intimidante que necesita el villano, pero también ha demostrado que sabe actuar más allá de los músculos.
La Batalla por el Alma de la Humanidad
Lo que más me emociona es que Stahelski hable de esto como un «estudio complejo de personajes». Porque eso es exactamente lo que necesita Highlander: profundidad emocional real, no solo espadas chocando.
Connor MacLeod no es un superhéroe cualquiera, es un hombre condenado a la inmortalidad, forzado a ver cómo todo lo que ama se desvanece mientras él permanece. Esa melancolía existencial, esa soledad cósmica, necesita el mismo tratamiento visual poético que Snyder aplicaba a sus mejores trabajos.
La organización secreta buscando el secreto de la vida eterna añade una capa de conspiración que puede funcionar de puta madre si se maneja con inteligencia. No necesitamos explosiones cada cinco minutos, necesitamos tensión, atmósfera, esa sensación de que cada duelo podría ser el último.
Michael Finch al guión me da esperanza. El tío ha demostrado saber escribir acción con cerebro, y Highlander necesita exactamente eso: espectáculo inteligente que respete tanto la mitología original como las expectativas de una audiencia que ha esperado décadas por una secuela digna.
La fecha de estreno en 2027 o 2028 me parece perfecta. Nada de prisas corporativas, nada de fechas impuestas por ejecutivos que no entienden una mierda de cine. Tiempo para hacer las cosas bien, para que cada plano tenga el peso visual que merece una historia así.
Después de años viendo cómo Hollywood destroza adaptaciones por pura codicia, tener un proyecto como este en manos de gente que realmente entiende el material original se siente como una victoria personal. Cavill tiene la oportunidad de demostrar una vez más por qué es uno de los mejores actores de acción de su generación.
Y si Stahelski consigue capturar esa magia visual con la misma precisión cinematográfica que aplicaba Snyder a sus composiciones más épicas, estaremos ante algo especial. Porque al final, solo puede quedar uno, y este proyecto tiene todas las papeletas para ser el definitivo.