Demon Slayer rompe récord histórico en EE.UU.: Hollywood en shock

Demon Slayer: Infinity Castle alcanza 128,6M en EE.UU., supera a Tigre y Dragón y corona al anime como fenómeno de taquilla. Nuevo mapa del poder global.

✍🏻 Por Lucas Ferrer

octubre 15, 2025

Demon Slayer: Infinity Castle destroza todos los récords convirtiéndose en la película internacional más taquillera de la historia en Estados Unidos con 128,6 millones de dólares.

• Como analista que lleva años siguiendo estos patrones, puedo confirmar que estamos ante el momento definitivo en el que el anime deja de ser nicho para competir de tú a tú con Hollywood.

• Estos números no mienten: el público occidental no solo está preparado para el contenido japonés, sino que lo está devorando a una escala que ni los más optimistas habríamos predicho.

Hay cifras que te pillan desprevenido incluso cuando llevas una década analizando taquillas. Y lo que acaba de conseguir Demon Slayer: Infinity Castle es uno de esos momentos que te obligan a replantearte todo lo que creías saber sobre el mercado cinematográfico estadounidense.

Recuerdo cuando hace cinco años empecé a ver señales de que algo estaba cambiando en la percepción del anime. Pero ni en mis análisis más optimistas imaginé que llegaríamos a este punto tan rápido.

Estamos ante un fenómeno que trasciende las fronteras del entretenimiento japonés para convertirse en un caso de estudio fascinante sobre cómo las audiencias globales están redefiniendo el éxito comercial.

El récord que cambió las reglas del juego

Los números no mienten, y estos gritan victoria a los cuatro vientos. Con 128.637.106 dólares recaudados en territorio estadounidense, Demon Slayer: Infinity Castle ha superado el récord que ostentaba Tigre y Dragón desde el año 2000.

El margen es de apenas 100.000 dólares, como una foto finish en las carreras de caballos. Pero en el mundo de la taquilla, cada dólar cuenta una historia. Y esta historia es especialmente jugosa porque estamos comparando dos películas separadas por más de dos décadas.

Lo que hace aún más impresionante esta cifra es el contexto temporal. La película se estrenó en Japón el 18 de julio y llegó a los cines estadounidenses el 12 de septiembre.

En apenas un mes de exhibición, ha conseguido lo que muchas superproducciones de Hollywood no logran en meses de cartelera. Eso, amigos, es eficiencia pura.

Cuando el anime supera a los superhéroes

Pero aquí viene lo verdaderamente alucinante: Infinity Castle no solo ha batido el récord de película internacional. Se ha convertido en la película de anime más taquillera de todos los tiempos.

Esto incluye superar a su predecesora, Demon Slayer: Mugen Train, y lo que es aún más llamativo, competir codo con codo con algunas superproducciones de superhéroes.

Sí, habéis leído bien. Una película de anime japonesa plantándole cara a los blockbusters de Marvel y DC. Si esto no es una revolución silenciosa, no sé qué puede serlo.

La clave del éxito radica en varios factores que, como analista, me resultan fascinantes de diseccionar.

Primero, la franquicia Demon Slayer ya había demostrado su potencial comercial con entregas anteriores. Segundo, la calidad de producción de estos filmes rivaliza sin complejos con cualquier producción occidental.

Y tercero, existe una base de fans consolidada que trasciende las barreras generacionales.

El fenómeno que nadie vio venir (pero todos deberíamos haber previsto)

Lo que me resulta especialmente interesante es cómo Demon Slayer ha conseguido capturar tanto a veteranos del anime como a neófitos absolutos.

La película se basa en el arco del Castillo Infinito del manga, siguiendo las aventuras de Tanjiro Kamado mientras se adentra en una misteriosa fortaleza demoníaca.

Esta narrativa, aparentemente nicho, ha demostrado tener un atractivo universal que trasciende las fronteras culturales. Y eso, desde el punto de vista comercial, es oro puro.

La estrategia de lanzamiento también merece un análisis. Formar parte de una trilogía planificada genera expectación y fideliza a la audiencia de cara a futuras entregas.

Es una táctica que hemos visto funcionar en Hollywood durante décadas, pero que el anime está adoptando con resultados espectaculares.

Las implicaciones que van a cambiar la industria

Estos números no son solo una anécdota curiosa para los amantes del anime. Representan un cambio fundamental en cómo las distribuidoras van a enfocar el contenido internacional en el futuro próximo.

Si una película japonesa puede generar casi 129 millones de dólares en Estados Unidos, ¿qué nos dice esto sobre el potencial sin explotar de otros mercados cinematográficos?

¿Estamos ante el inicio de una nueva era donde el contenido asiático compite en igualdad de condiciones con las producciones occidentales?

Las respuestas a estas preguntas van a definir las estrategias de distribución de los próximos años. Y como siempre digo, cuando los números cambian tan drásticamente, toda la industria debe replantearse sus asunciones básicas.

Me imagino a más de un ejecutivo de Hollywood mirando estos datos y preguntándose qué se les ha escapado. La respuesta es simple: subestimaron al público.

El reconocimiento que ya no se puede ignorar

Con estos resultados, no me sorprendería que empecemos a ver a Infinity Castle aparecer en conversaciones sobre reconocimientos cinematográficos importantes.

Los fans ya están haciendo campaña para que la película reciba nominaciones en premios relevantes. Y francamente, los números la respaldan.

Cuando una película demuestra tanto éxito comercial como calidad artística, el reconocimiento institucional suele seguir.

Sería un paso lógico en esta evolución del anime hacia el mainstream absoluto. Y después de ver estas cifras, apostaría a que no tardaremos en verlo.


Lo que estamos presenciando con Demon Slayer: Infinity Castle va mucho más allá de un simple éxito de taquilla.

Es la confirmación definitiva de que las barreras entre el entretenimiento oriental y occidental se están difuminando a una velocidad vertiginosa.

Los 128,6 millones de dólares no son solo una cifra impresionante. Son la prueba de que el público estadounidense está preparado para abrazar narrativas que hace una década habrían sido consideradas demasiado nicho para el gran público.

Como analista que lleva años siguiendo estos patrones, puedo afirmar sin dudas que estamos ante un punto de inflexión histórico.

La franquicia Demon Slayer no solo ha roto récords. Ha abierto una autopista por la que muchas otras producciones japonesas van a transitar en los próximos años.

Y si los números siguen hablando tan claro como hasta ahora, esta conversación no ha hecho más que empezar.


Apasionado por los números que cuentan historias, llevo más de 12 años desentrañando qué hay detrás del éxito (o fracaso) en taquilla. Para mí, cada cifra es un reflejo del público y la industria, y me encanta traducir esos datos en análisis claros y sorprendentes.

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