De Lubitsch a los Daniels: la sorprendente evolución de la comedia en el cine moderno (2015–2024)

Explora cómo la comedia actual equilibra entretenimiento y reflexión profunda, transformando el cine con narrativas más complejas y sofisticadas.

✍🏻 Por Tomas Velarde

agosto 18, 2025

• La comedia cinematográfica ha evolucionado hacia narrativas más complejas que equilibran entretenimiento y reflexión profunda.

• Esta transformación me recuerda a los grandes cambios del cine clásico, donde el humor servía como vehículo para explorar verdades universales.

• Las obras seleccionadas entre 2015 y 2024 demuestran la madurez de un género que ha recuperado la sofisticación perdida.

Como alguien que ha dedicado décadas al estudio del séptimo arte, debo confesar que la comedia siempre ha sido el género más esquivo de analizar. Mientras que el drama nos conmueve con su solemnidad y el thriller nos atrapa con su tensión, la comedia debe lograr algo infinitamente más complejo: hacernos reír mientras nos dice algo profundo sobre nosotros mismos.

Es un equilibrio tan delicado como el que Lubitsch dominaba en sus obras maestras de los años treinta, donde cada sonrisa escondía una verdad incómoda sobre la naturaleza humana. O como Wilder conseguía en «El apartamento», transformando la amargura en risa sin perder un ápice de honestidad emocional.

La última década ha sido testigo de una revolución silenciosa en el género cómico, una transformación que me recuerda a los cambios que experimentó el cine durante la transición del clasicismo al modernismo. Los realizadores actuales han comprendido que el público contemporáneo busca algo más que el mero entretenimiento.

2015: La revolución técnica al servicio de la narrativa

«Tangerine» marcó un hito no sólo por su contenido, sino por su revolucionaria propuesta técnica. Sean Baker demostró que el cine puede reinventarse con herramientas aparentemente limitadas, rodando íntegramente con un iPhone.

Esta decisión, lejos de ser un mero truco publicitario, sirvió a la narrativa de manera orgánica. La película nos sumerge en las calles de Los Ángeles siguiendo a dos mujeres transgénero en Nochebuena. Baker logra algo que pocos directores consiguen: convertir lo marginal en universal sin caer en el paternalismo.

La cámara se mueve con la urgencia de sus protagonistas, creando una intimidad que recuerda a los mejores momentos del neorrealismo italiano. Hay algo de De Sica en la forma en que Baker observa a sus personajes sin juzgarlos.

2016: El regreso del cine negro con humor

«The Nice Guys» representó el regreso triunfal de Shane Black a la dirección. La película funciona como un perfecto homenaje al cine negro de los setenta, pero con la sensibilidad cómica contemporánea que caracteriza al mejor Black.

Russell Crowe y Ryan Gosling construyen una química que recuerda a las grandes parejas cómicas del Hollywood clásico. Black entiende, como entendía Hawks, que la comedia surge naturalmente del contraste entre personajes, no de situaciones forzadas.

Cada diálogo está medido con precisión quirúrgica, cada gag visual tiene su razón de ser en la estructura narrativa. Es escritura cinematográfica de la vieja escuela, donde cada elemento sirve al conjunto.

2017: La honestidad como fuente de humor

«The Big Sick» nos sorprendió por su capacidad de abordar temas complejos como el choque cultural y la enfermedad sin perder nunca el tono. Kumail Nanjiani y Emily V. Gordon construyeron un guión autobiográfico que trasciende lo anecdótico.

La película demuestra que la comedia más efectiva surge de la honestidad emocional. No hay artificios ni giros forzados; simplemente la vida real contada con la suficiente distancia temporal para encontrar el humor en el dolor.

Es una lección de escritura que muchos guionistas harían bien en estudiar, especialmente en una época donde la artificiosidad domina demasiadas producciones.

2018: La sátira como arte elevado

«The Favourite» de Yorgos Lanthimos representa la culminación de un cineasta que ha sabido desarrollar un lenguaje visual único. La película funciona como una sátira feroz del poder, envuelta en los ropajes de un drama de época.

Lanthimos utiliza el objetivo ojo de pez no como un capricho estético, sino como una herramienta narrativa que distorsiona la realidad palaciega hasta convertirla en algo grotesco. Emma Stone, Olivia Colman y Rachel Weisz crean un triángulo de poder que recuerda a las mejores tragedias clásicas.

Hay ecos de Kubrick en la forma en que Lanthimos compone sus encuadres, esa precisión geométrica que convierte cada plano en una declaración de intenciones.

2019: Reinventando la comedia adolescente

«Booksmart» logró algo que parecía imposible: reinventar la comedia adolescente sin caer en los clichés del género. Olivia Wilde demostró una madurez directorial sorprendente en su ópera prima.

La película funciona porque entiende que los adolescentes de hoy son más sofisticados que sus predecesores cinematográficos. Wilde no condescende con su audiencia; construye situaciones cómicas que surgen naturalmente del carácter de sus protagonistas.

Sin embargo, echo en falta la profundidad psicológica que caracterizaba a las mejores comedias de formación del cine clásico. La película entretiene, pero no perdura como debería.

2020: Bergman en clave de comedia

«Another Round» de Thomas Vinterberg es quizás la película más compleja de esta selección. Bajo la apariencia de una comedia sobre profesores que deciden mantener un nivel constante de alcohol en sangre, se esconde una reflexión profunda sobre la mediana edad.

Mads Mikkelsen ofrece una interpretación magistral, navegando entre la comedia y el drama con una naturalidad que recuerda a los grandes actores del cine europeo de los sesenta. Hay algo de Max von Sydow en su capacidad para transmitir dolor a través de la sonrisa.

Vinterberg construye una narrativa que nos hace reír y reflexionar a partes iguales, sin que ninguna de las dos emociones anule a la otra. Es cine de autor en su máxima expresión.

2021: Anderson y la nostalgia como arte

«Licorice Pizza» marca el regreso de Paul Thomas Anderson a un territorio más luminoso. La película funciona como una carta de amor al Los Ángeles de los setenta, pero también como una reflexión sobre el paso del tiempo.

Anderson demuestra una vez más su maestría técnica, creando una atmósfera que nos transporta sin esfuerzo a otra época. La relación entre sus protagonistas se desarrolla con la paciencia de un director que confía en sus actores.

Aunque algunos críticos han señalado cierta complacencia en el ritmo, yo encuentro en esa parsimonia un eco de los grandes maestros como Renoir, que sabían que el tiempo cinematográfico tiene sus propias reglas.

2022: El multiverso como metáfora familiar

«Everything Everywhere All At Once» representa quizás la propuesta más ambiciosa de la década. Los Daniels lograron crear una obra que funciona simultáneamente como comedia familiar, película de acción y reflexión filosófica.

La película podría haber sido un caos incomprensible, pero los directores mantienen siempre el foco en la relación madre-hija que constituye su núcleo emocional. Michelle Yeoh ofrece una interpretación que abarca todos los registros posibles.

Aunque admiro su ambición, no puedo evitar pensar que Tarkovsky habría contado la misma historia con mayor profundidad y menos efectos visuales.

2023: El retorno a los valores clásicos

«The Holdovers» de Alexander Payne representa un regreso a los valores clásicos del cine americano. La película funciona como un homenaje a las comedias dramáticas de los setenta, pero sin caer en la nostalgia vacía.

Paul Giamatti construye un personaje que podría haber sido un estereotipo del profesor cascarrabias, pero lo dota de una humanidad que trasciende el arquetipo. Payne entiende, como entendía Capra, que la mejor comedia surge de la observación precisa del comportamiento humano.

Es reconfortante ver que aún hay directores que privilegian la construcción de personajes sobre los fuegos artificiales visuales.

2024: La síntesis de una década

«A Real Pain» cierra esta década con una propuesta que sintetiza muchas de las tendencias observadas. La película aborda las relaciones familiares con una honestidad que duele, pero siempre desde la comprensión y el humor.

Es significativo que esta selección termine con una obra que privilegia el diálogo y la construcción de personajes sobre los efectos visuales. Representa una madurez del género que me resulta esperanzadora.

La evolución de la comedia en esta década me recuerda a los grandes cambios que experimentó el cine en los años sesenta, cuando directores como Godard comenzaron a cuestionar las convenciones narrativas establecidas.

Los realizadores contemporáneos han comprendido que el humor puede ser tan profundo y revelador como cualquier drama, siempre que se aborde con la seriedad artística que merece. Esta transformación refleja una sociedad que ha aprendido a reírse de sí misma sin perder la capacidad de reflexión.

Como espectador que ha vivido múltiples transformaciones del lenguaje cinematográfico, celebro esta evolución del género cómico hacia territorios más complejos. Estas películas demuestran que la comedia, cuando está en manos de verdaderos artistas, puede ser tan reveladora sobre la condición humana como las obras más serias del séptimo arte.

El futuro del género parece prometedor, siempre que los cineastas mantengan este equilibrio entre entretenimiento y profundidad que caracteriza a las mejores obras de esta década.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

Document

Ediciones Especiales

AL MEJOR PRECIO

books

SOLO EN

Ediciones Especiales

AL MEJOR PRECIO

SOLO EN

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}
>