• DC y Marvel apuestan por la calidad narrativa frente a la cantidad tras años de saturación del público, con James Gunn y Kevin Feige liderando esta nueva filosofía.
• La estrategia de evitar historias de origen repetitivas y desarrollar guiones completos antes de rodar marca un cambio de paradigma respecto a la sobreproducción anterior.
• El verdadero desafío será mantener esta disciplina cuando los universos se expandan y resurja la tentación comercial de multiplicar producciones.
¿Os acordáis de cuando ir a ver una película de superhéroes era algo especial? Cuando cada estreno generaba esa emoción auténtica de descubrir algo nuevo en la gran pantalla. Pues bien, parece que tanto DC como Marvel han decidido recuperar esa magia perdida. Tras años navegando entre secuelas interconectadas y spin-offs innecesarios, los dos gigantes del cómic han decidido pisar el freno.
La pregunta del millón es si realmente han aprendido la lección o si estamos ante otro intento de reinvención que acabará repitiendo los errores del pasado. Porque seamos sinceros: la historia del cine de superhéroes está llena de ciclos. Auge, saturación, caída y renacimiento. Y ahora, con James Gunn al frente del nuevo DCU y Kevin Feige prometiendo un Marvel más selectivo, nos encontramos en uno de esos momentos cruciales.
El problema: cuando más no era mejor
No hace falta ser un genio para darse cuenta de que algo fallaba. Durante años, ambos estudios cayeron en la trampa de pensar que más siempre equivalía a mejor. Más películas, más personajes, más conexiones, más escenas post-créditos prometiendo futuras entregas.
El resultado fue una adicción a la sobreproducción que mató la gallina de los huevos de oro. Las audiencias, que antes hacían cola para cada nueva aventura, empezaron a mostrar claros síntomas de saturación. Y no es para menos: cuando necesitas hacer deberes viendo tres series y cinco películas para entender la siguiente entrega, algo se ha roto.
Recuerdo perfectamente cuando «Batman v Superman» intentó meter demasiadas cosas en una sola película. Snyder tenía una visión clara, pero la presión de crear un universo cinematográfico de la noche a la mañana acabó lastrando el resultado. No era un problema de calidad individual, sino de aproximación industrial.
La nueva filosofía: calidad sobre cantidad
Ahora llega Gunn con su promesa de no poner ninguna película en producción hasta tener un guión completamente desarrollado. Suena a sentido común, ¿no? Pues desgraciadamente, esto había dejado de ser la norma.
Tanto el nuevo «Superman» como «Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos» representan esta filosofía renovada. Ambas producciones han evitado conscientemente las típicas historias de origen que ya conocemos de memoria. En lugar de explicarnos otra vez cómo Clark Kent descubrió sus poderes, arrancan con personajes ya establecidos.
Es una decisión inteligente que demuestra respeto hacia la audiencia. Después de décadas de adaptaciones, todos conocemos perfectamente estas mitologías. Como cuando Nolan empezó «The Dark Knight» sin necesidad de reexplicar quién era Batman: confiaba en que ya lo sabíamos.
El desafío de la expansión
Pero aquí viene lo complicado. Estas estrategias funcionan cuando empiezas de cero, cuando tienes libertad para contar historias sencillas y autocontenidas. El verdadero reto llegará cuando estos universos comiencen a expandirse.
La tentación siempre está ahí. Cuando una película funciona, los ejecutivos ven oportunidades de spin-offs por todas partes. Cuando un personaje secundario conecta, surge la presión de darle su propia serie. Y antes de darte cuenta, estás otra vez en el laberinto de conexiones forzadas.
He visto este patrón repetirse constantemente. Los mejores propósitos se diluyen cuando entran en juego las presiones comerciales. La clave estará en mantener esa disciplina narrativa incluso cuando el éxito invite a la expansión descontrolada.
Lecciones del pasado
La historia del cine de superhéroes nos enseña que no existe una fórmula mágica infalible. Cada era ha tenido aciertos y errores, desde Burton hasta Snyder, pasando por la eficacia comercial de los primeros años del MCU.
Lo que sí parece claro es que el público valora la autenticidad por encima de la espectacularidad vacía. Las mejores películas del género han conseguido equilibrar acción con profundidad emocional, tratando a sus personajes como seres humanos complejos.
Gunn lo demostró con «Guardianes de la Galaxia»: se puede hacer cine comercial sin sacrificar personalidad. Su trabajo con «The Suicide Squad» confirmó que entiende tanto el lado humano como el espectacular de estos personajes. Feige, por su parte, ha aprendido de los errores de la Fase 4, donde la cantidad diluyó la calidad.
La prueba del tiempo
El verdadero test no será cómo funcionen estas primeras películas del relanzamiento, sino cómo evolucionen estos universos en los próximos cinco años. ¿Conseguirán mantener esa promesa de calidad sobre cantidad? ¿Resistirán la tentación de crear conexiones forzadas?
Para DC, esto es especialmente crucial. Después de los altibajos de la era Snyder y los intentos fallidos de encontrar un tono consistente, Gunn tiene la oportunidad de establecer una identidad clara. Su comprensión tanto de los cómics como del medio cinematográfico le da una ventaja única.
La respuesta determinará si estamos ante un auténtico renacimiento o simplemente otro ciclo más. Como fan del medio, espero que sea lo primero. Como analista realista, sé que la historia tiende a repetirse.
El futuro del cine de superhéroes está en juego. Las decisiones de Gunn y Feige marcarán el rumbo de toda una generación de espectadores. La buena noticia es que ambos han demostrado entender lo que realmente importa: contar buenas historias con personajes creíbles.
La mala noticia es que la industria tiene memoria corta cuando se trata de lecciones aprendidas. Solo el tiempo dirá si esta vez será diferente. Mientras tanto, podemos disfrutar de este momento de renovación. Porque al final, ¿no es eso lo que siempre hemos buscado? La promesa de que siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo y hacerlo mejor.