• Zootopia 2 regresa ocho años después con Judy y Nick investigando un misterio que involucra a una serpiente, manteniendo la fórmula que convirtió la original en un fenómeno de mil millones de dólares.
• Disney demuestra que sabe cuándo no tocar una fórmula ganadora, equilibrando humor familiar con comentario social sobre desigualdad y prejuicios de forma accesible.
• Mi valoración: Como fan de las secuelas que respetan el legado (véase el MCU), me parece acertado que Disney mantenga lo que funcionó en lugar de reinventar desde cero.
¿Recordáis esa sensación de salir del cine después de ver la primera Zootopia pensando «Disney ha conseguido hacer una película de animales que habla de temas serios sin ser pesada»? Pues ocho años después, la Casa del Ratón vuelve con una secuela que promete más de lo mismo: buddy cops peludos, humor que funciona y esa capacidad única de Disney para colar reflexiones importantes entre risas.
Las secuelas de Disney son territorio complicado. Por cada Toy Story 2 que mejora el original, tenemos ejemplos que nos hacen cuestionar decisiones creativas. Pero Zootopia 2 parece haber aprendido algo que Disney maneja bien en otras franquicias: si algo funciona, respétalo. Y considerando que la original recaudó más de mil millones y se llevó el Oscar, algo funcionó muy bien.
Regreso a la ciudad más peluda del cine
La historia arranca una semana después de los eventos de la primera película. Judy Hopps, nuestra conejita policía favorita, y Nick Wilde, el zorro con más carisma que Tony Stark en una rueda de prensa, siguen siendo pareja de investigadores en el departamento de policía de Zootopia.
Esta vez investigan un misterio que involucra a una serpiente misteriosa que está alterando la paz en la ciudad. Sin spoilers (porque respeto a quien aún no la ha visto), el caso les llevará por rincones de Zootopia que la primera película apenas exploró.
Lo que más me gusta es que la película no intenta reinventar la rueda. La química entre Judy y Nick sigue siendo el corazón de la historia, y Ginnifer Goodwin y Jason Bateman demuestran por qué son la pareja de doblaje perfecta. Sus interpretaciones encajan tan bien que casi olvidas que estás viendo animales antropomórficos discutiendo temas sociales complejos.
Es algo que Disney ha perfeccionado a lo largo de los años: crear personajes que funcionan tanto para niños como para adultos, sin condescender a ninguno de los dos públicos.
El humor que conecta
Zootopia 2 está repleta de juegos de palabras y chistes relacionados con animales. Y sí, algunos son obvios, pero hay algo encantador en esa obviedad. Es como el humor de Spider-Man en el MCU: sabes que viene el chiste, pero la ejecución te hace sonreír igual.
La película mantiene ese ritmo dinámico de la original, equilibrando momentos de acción con pausas cómicas. Algunos chistes funcionan mejor que otros, pero el equipo de guionistas tiene un talento especial para los juegos de palabras que, por muy predecibles que sean, cumplen su función.
El reparto se amplía con incorporaciones como Ke Huy Quan, que aporta su carisma natural. Idris Elba regresa como el Jefe Bogo, y su presencia sigue siendo perfecta para el búfalo más serio del cine de animación.
Más que entretenimiento: el mensaje que importa
Pero Zootopia 2 trasciende el humor. Como su predecesora, usa su premisa fantástica para explorar temas reales: segregación, desigualdad económica, prejuicios. Todo envuelto en una narrativa que los más pequeños pueden entender sin problemas.
Es algo que Disney domina cuando se lo propone. Pensad en WALL-E y su mensaje ecologista, o Inside Out y su tratamiento de la salud mental. Zootopia 2 continúa esa tradición de usar la animación para abordar temas importantes sin ser condescendiente.
La película no evita mostrar las tensiones sociales de Zootopia. La ciudad utópica tiene grietas, y esta secuela las explora con más profundidad que la original. Es un enfoque arriesgado pero efectivo, porque nunca olvida que debe entretener primero.
Me recuerda a cómo el MCU maneja temas complejos: los integra en la narrativa sin que se sientan forzados, permitiendo que cada espectador extraiga el nivel de profundidad que busque.
Ritmo y construcción narrativa
Zootopia 2 mantiene un ritmo ágil desde el primer minuto. Es como si los directores hubieran aplicado la filosofía Marvel de «nunca aburrir al espectador». Esto funciona en su mayoría, aunque ocasionalmente da la sensación de tener prisa por llegar al clímax.
La investigación central está bien estructurada, con pistas que aparecen orgánicamente y giros que, sin ser revolucionarios, mantienen el interés. Es entretenimiento familiar bien ejecutado, sin pretensiones de ser la próxima obra maestra de Pixar, pero con suficiente calidad para respetar la inteligencia del público.
La construcción del misterio me recuerda a las mejores películas de Marvel: suficientes pistas para que puedas teorizar, pero con sorpresas que no se sienten como trampas al espectador.
¿Merece la pena la espera?
Después de ocho años, Zootopia 2 cumple expectativas. No es perfecta, pero tampoco decepciona. Es una secuela sólida que entiende qué funcionó en la original y lo desarrolla con variaciones inteligentes.
La película funciona especialmente bien para familias que disfrutan del humor accesible y los mensajes positivos. Si buscas entretenimiento que puedas disfrutar con diferentes generaciones, esta película cumple.
Con una valoración de 6/10, Zootopia 2 se sitúa en territorio de «entretenimiento competente». Tiene momentos brillantes y otros más predecibles, pero cumple su función durante hora y media.
Disney ha demostrado, una vez más, que entiende el valor de sus propiedades. Como fan de franquicias bien gestionadas, aprecio que no hayan intentado cambiar radicalmente una fórmula que funcionaba. A veces, la mejor decisión creativa es saber cuándo no cambiar.
Zootopia 2 confirma que hay espacio para más historias en este universo, y que Judy y Nick siguen siendo protagonistas carismáticos. Si Disney decide continuar la saga, esperemos que mantenga este equilibrio entre diversión y reflexión, entre accesibilidad y profundidad.
Al final, eso es lo que hace especial a Zootopia: conseguir que nos divirtamos mientras nos invita a pensar. Y en tiempos donde el entretenimiento familiar inteligente es más necesario que nunca, eso ya es bastante valioso.

