Los creadores de Smallville DESTROZAN a los haters de Superman inmigrante

Explora la visión migratoria de Superman respaldada por James Gunn. Smallville ya abordó este tema en 2006, mostrando su relevancia continua. #DCU

✍🏻 Por Mario Ortega

agosto 12, 2025

• Los creadores de Smallville reafirman que la narrativa de Superman como inmigrante es fundamental para el personaje, respaldando la visión de James Gunn para el DCU.

• La serie ya abordó directamente estos temas en 2006 con un episodio que la cadena consideraba «demasiado político» para la época.

• Este debate demuestra cómo Superman sigue siendo relevante como símbolo del sueño americano y la experiencia migratoria en cualquier contexto social.

Hay algo fascinante en cómo ciertos debates sobre personajes de cómic resurgen con cada nueva adaptación, como si fuesen ondas que se expanden por el tiempo. La reciente polémica en torno a la película de Superman de James Gunn y su enfoque en la narrativa migratoria del personaje ha despertado voces tanto a favor como en contra.

Pero lo cierto es que esta conversación no es nueva. De hecho, lleva décadas gestándose en las páginas de los cómics y en las pantallas de televisión.

Los creadores de Smallville, Al Gough y Miles Millar, han salido al paso para recordarnos algo que quizás algunos habían olvidado: Superman siempre ha sido, en esencia, una historia de inmigración. Y no es que lo digan ahora por quedar bien con los tiempos que corren; ya lo estaban explorando en 2006, cuando abordar estos temas en televisión requería más valentía que hoy en día.

La visión de Smallville: adelantados a su tiempo

Cuando Gough y Millar desarrollaron Smallville, tenían claro que estaban contando algo más que las aventuras de un adolescente con superpoderes. «Siempre vimos a Superman como una gran alegoría de la inmigración, que era el alienígena ilegal definitivo», explica Miles Millar con una franqueza que resulta refrescante en estos tiempos de declaraciones calculadas.

Esta visión se materializó de forma especialmente directa en el noveno episodio de la sexta temporada, titulado «Subterranean». Un capítulo que, según reconocen sus creadores, generó cierta inquietud en la cadena por su contenido «político».

Recuerdo perfectamente la primera vez que vi ese episodio. Era una época en la que las series de superhéroes aún no se atrevían a ser tan explícitas con sus metáforas sociales. Ver a Clark Kent enfrentándose directamente a temas de inmigración ilegal y explotación laboral fue, francamente, valiente.

Es curioso cómo en 2006 abordar la inmigración en una serie de superhéroes se consideraba arriesgado, mientras que ahora es precisamente esa relevancia social lo que muchos esperamos del género.

La serie logró algo que no siempre es fácil en las adaptaciones: mantener la esencia del personaje mientras exploraba sus implicaciones más profundas. Clark Kent no era solo un joven descubriendo sus poderes; era alguien navegando entre dos mundos, dos identidades, dos formas de entender la pertenencia.

El contexto actual: redes sociales y polarización

Lo que ha cambiado desde entonces no es tanto el mensaje como el medio. Las redes sociales han amplificado debates que antes se limitaban a círculos más reducidos de aficionados.

Cada declaración de James Gunn sobre su visión de Superman se convierte en trending topic, cada imagen filtrada del rodaje genera miles de comentarios. Es el precio de vivir en la era de la inmediatez digital.

Pero esta amplificación también ha traído polarización. Hay quien ve en el enfoque migratorio de Gunn una «agenda política» impuesta al personaje, ignorando que esa lectura ha estado presente desde los primeros cómics de Jerry Siegel y Joe Shuster.

Dos hijos de inmigrantes judíos que crearon al alienígena más famoso de la cultura popular en 1938, justo cuando el mundo se tambaleaba hacia una guerra que redefiniría el concepto de refugiado. La ironía es que quienes critican esta interpretación están, en realidad, criticando el ADN original del personaje.

La universalidad del sueño americano

«Realmente habla de lo que es el sueño americano, y todos esos elementos de la americanidad», añade Millar, tocando el núcleo de por qué Superman ha perdurado durante más de ocho décadas.

No es solo un tipo que vuela y tiene fuerza sobrehumana; es la encarnación de la esperanza de que uno puede llegar de fuera y encontrar su lugar, contribuir, incluso proteger a su nueva comunidad.

Esta lectura no resta épica al personaje; la añade. Hace que sus batallas contra Lex Luthor o Doomsday tengan un trasfondo emocional más rico.

Superman no lucha solo por salvar el mundo; lucha por salvar el mundo que le acogió, que le dio una oportunidad de ser algo más que un refugiado de un planeta muerto.

Es interesante cómo diferentes épocas han enfatizado distintos aspectos de esta narrativa. Los cómics de los 40 y 50 se centraban más en la asimilación; los 70 y 80 exploraron la dualidad de identidades.

Los 90 jugaron con el concepto del forastero; y ahora, en los 2020, volvemos a la raíz migratoria con una conciencia social más aguda.

Lecciones para el DCU de Gunn

James Gunn, que ha demostrado su habilidad para encontrar el corazón emocional en historias aparentemente disparatadas (ahí están sus Guardianes de la Galaxia), parece entender que Superman funciona mejor cuando su origen alienígena resuena con experiencias humanas universales.

No se trata de hacer propaganda; se trata de hacer que el personaje importe. Y vaya si importa.

Los creadores de Smallville han validado indirectamente esta aproximación al recordarnos que ellos ya exploraron estos temas hace casi dos décadas. Su serie duró diez temporadas precisamente porque encontró formas de hacer relevante a Superman para nuevas generaciones sin traicionar su esencia.

La clave está en el equilibrio. Superman puede ser un símbolo de la experiencia migratoria sin que eso eclipse su papel como héroe.

Puede representar la esperanza del recién llegado sin dejar de ser el protector de todos. Puede ser político sin ser partidista.

Gunn tiene la ventaja de llegar en un momento en que el público está más preparado para estas conversaciones. No tendrá que lidiar con ejecutivos nerviosos por abordar temas «controvertidos» como les pasó a Gough y Millar.

Además, su historial con personajes marginales que se convierten en familia (los Guardianes, The Suicide Squad) sugiere que entiende perfectamente la dinámica del forastero que encuentra su lugar.

El legado de una metáfora atemporal

Al final, lo que nos enseña esta conversación es que los mejores personajes de ficción son espejos de nuestras propias experiencias y aspiraciones.

Superman ha sobrevivido tantas décadas porque cada generación encuentra en él algo que necesita: esperanza, justicia, pertenencia, propósito. La narrativa migratoria no es una imposición moderna; es un redescubrimiento de lo que siempre estuvo ahí.

Mientras esperamos a ver cómo materializa Gunn esta visión en pantalla, podemos estar tranquilos sabiendo que no está inventando nada nuevo, sino recuperando algo fundamental.

Y si Smallville pudo abordar estos temas en 2006 y convertirse en una de las series de superhéroes más queridas de la historia, quizás es hora de confiar en que Superman, una vez más, encontrará la forma de volar alto sin olvidar de dónde viene.

Porque al final, ¿no es eso lo que todos queremos? Encontrar nuestro lugar en el mundo y usar nuestros talentos para hacer que ese lugar sea un poco mejor.


Valenciano de corazón, fan de DC y de los desayunos largos. Me gusta el cine que emociona, pero más aún el que te deja pensando.

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