• Un corto animado reimagina a Batman como un magnate corporativo que controla Gotham a través del capitalismo extremo en lugar de la violencia.
• Esta sátira brillante expone las contradicciones inherentes del arquetipo del «multimillonario justiciero» que tanto amamos en los cómics.
• La propuesta resulta inquietantemente plausible y nos obliga a replantearnos qué significa realmente ser un héroe en el siglo XXI.
¿Y si todo este tiempo hemos estado aplaudiendo al villano equivocado? Durante décadas, hemos visto a Bruce Wayne como el ejemplo perfecto del multimillonario con conciencia social: un hombre que usa su fortuna para proteger a los más vulnerables de Gotham.
Pero, seamos honestos, siempre ha habido algo ligeramente perturbador en la idea de un tipo que se viste de murciélago para repartir hostias por la noche mientras mantiene un imperio empresarial durante el día.
Un nuevo corto animado ha decidido explorar precisamente esa incomodidad, y el resultado es tan brillante como escalofriante. «If Batman Was a Real Billionaire» no es solo una parodia más del Caballero Oscuro; es una disección quirúrgica de lo que realmente significaría tener a alguien con el poder económico de Wayne operando en nuestro mundo real.
Y spoiler: no es precisamente reconfortante.
El capitalismo como superpoder
La genialidad de este corto reside en su simplicidad conceptual. En lugar de enfrentarse a los villanos con puñetazos y batarangs, este Batman simplemente los compra.
¿El Joker quiere envenenar el suministro de agua? No hay problema: Batman es el propietario de la compañía de aguas. ¿Pingüino planea un golpe mediático? Qué pena, Batman controla todos los canales de comunicación.
Es una lógica implacable que expone la fragilidad de nuestros sistemas democráticos frente al poder económico concentrado. Este Batman no necesita violar la ley porque, literalmente, puede permitirse cambiarla.
No necesita vigilancia ilegal porque posee las plataformas donde la gente comparte voluntariamente su información.
La imagen de criminales trabajando en centros de distribución con el logo del murciélago es especialmente mordaz. Es Amazon con capa, por decirlo de alguna manera.
Y ahí está el quid de la cuestión: ¿qué diferencia hay realmente entre la rehabilitación y la explotación laboral cuando quien controla ambos conceptos es la misma persona?
La incomodidad del héroe perfecto
Como alguien que ha defendido tanto las versiones más oscuras de Batman (el Snyder de «Batman v Superman» tenía razones para estar cabreado) como las más esperanzadoras (el Batman de Reeves encuentra ese equilibrio perfecto entre detective y símbolo), debo admitir que este corto me ha hecho reflexionar sobre algo que llevaba tiempo evitando.
Batman siempre ha sido el más fascista de nuestros héroes favoritos. No me malinterpretéis: es precisamente esa tensión moral lo que lo hace interesante.
Pero mientras en los cómics podemos romantizar su cruzada personal porque existe en un universo donde los payasos psicópatas realmente amenazan con destruir ciudades enteras, trasladar esa lógica a nuestro mundo real resulta… problemático.
El corto funciona porque no necesita exagerar demasiado. Simplemente toma las características canónicas de Bruce Wayne y las lleva a su conclusión lógica en un contexto capitalista real.
Es brillante y aterrador a partes iguales.
Más allá de la sátira
Lo que más me fascina de esta propuesta es cómo logra ser crítica sin ser destructiva. No está intentando arruinar a Batman como personaje, sino usar su iconografía para hablar de problemas reales.
Es el mismo tipo de inteligencia narrativa que encontramos en «The Boys» o en los mejores momentos de «Watchmen».
DC siempre ha tenido esta valentía para deconstruir a sus propios héroes. Desde «The Dark Knight Returns» de Miller hasta «Kingdom Come» de Waid y Ross, la editorial ha demostrado que no teme examinar las implicaciones más oscuras de sus iconos.
Este corto animado se inscribe perfectamente en esa tradición de autocrítica inteligente.
Además, plantea preguntas genuinamente interesantes sobre el futuro del género superheroico. Mientras DC y Marvel siguen explorando multiversos y amenazas cósmicas, quizás deberíamos prestar más atención a las amenazas que ya tenemos aquí, en nuestro universo.
El hecho de que este Batman sea más eficaz neutralizando el crimen que cualquier versión anterior debería inquietarnos. Porque si la solución más efectiva es también la más autoritaria, ¿qué dice eso sobre los problemas que estamos intentando resolver?
El espejo incómodo
La verdadera genialidad del corto está en cómo nos hace cómplices. Durante unos minutos, mientras vemos a este Batman corporativo desmantelar sistemáticamente las amenazas de Gotham, parte de nosotros piensa: «Bueno, al menos es eficiente».
Y ahí está el horror: la tentación del autoritarismo disfrazado de eficiencia.
Es el mismo mecanismo que hace que, en secreto, una parte de nosotros disfrute cuando Batman tortura a un criminal para obtener información. Sabemos que está mal, pero funciona, y eso nos tranquiliza moralmente.
Este corto simplemente amplifica esa incomodidad hasta hacerla imposible de ignorar.
Curiosamente, esto me recuerda a cómo Nolan exploró el poder corporativo de Wayne en su trilogía, especialmente en «The Dark Knight Rises», donde vemos las consecuencias de que alguien como Bane tome control de las empresas Wayne.
O cómo Grant Morrison jugó con estas ideas en «Batman Inc.», convirtiendo literalmente la cruzada de Batman en una franquicia global.
Al final, «If Batman Was a Real Billionaire» logra algo que pocas parodias consiguen: hacernos replantearnos por completo algo que creíamos conocer.
No destruye la magia de Batman, pero sí nos obliga a examinar por qué esa magia funciona y qué precio estamos dispuestos a pagar por ella. Y hay que reconocer el mérito creativo: tomar un concepto tan familiar y darle una vuelta tan inteligente requiere verdadero talento narrativo.
En una época donde los multimillonarios reales parecen cada vez más personajes de cómic (para bien y para mal), quizás sea el momento perfecto para preguntarnos si realmente queremos que nuestros héroes se parezcan tanto a ellos.
Y si después de ver este corto seguís pensando que Bruce Wayne es el bueno de la historia, al menos ahora sabéis por qué el resto de nosotros tenemos pesadillas sobre hombres en trajes caros que prometen salvarnos de nosotros mismos.
Porque al final, la diferencia entre un héroe y un villano a menudo es simplemente una cuestión de perspectiva… y de quién controla la narrativa.