The Conjuring dice adiós: Hollywood sorprende con un cierre diferente

El final de The Conjuring marca un cierre único en el cine de terror, dejando a los fans con nostalgia y expectativas.

✍🏻 Por Tomas Velarde

septiembre 8, 2025

The Conjuring: Last Rites cierra definitivamente la saga principal de Ed y Lorraine Warren tras nueve películas que han redefinido el terror contemporáneo desde 2013.

• Michael Chaves demuestra una madurez poco común en Hollywood al decidir terminar la franquicia «en un punto alto», evitando el desgaste creativo que suele aquejar a las sagas prolongadas.

• New Line Cinema sugiere que esto es solo el final de la «primera fase», manteniendo la puerta abierta a futuras expansiones del universo Warren.

Los finales poseen una melancolía particular en el cine. Más aún cuando se trata de despedir personajes que han acompañado a toda una generación. The Conjuring: Last Rites trasciende el mero entretenimiento de terror para convertirse en el epitafio de una era cinematográfica.

Desde que James Wan nos presentó a los Warren en 2013, asistimos al renacimiento de un terror que creíamos perdido. Un horror que privilegiaba la atmósfera sobre el gore, la tensión psicológica sobre el impacto visual. Me recordó, salvando las distancias, a los mejores momentos de Hitchcock construyendo el suspense en Los pájaros.

El peso de cerrar un legado

Michael Chaves, responsable ya de La Llorona y El Conjuro 3, asume la delicada tarea de cerrar el círculo narrativo. Su declaración sobre terminar «en un punto alto» revela una madurez infrecuente en una industria obsesionada con exprimir cada propiedad intelectual.

«No queremos que esta sea una serie que simplemente se desgaste hasta el suelo», afirma Chaves. Esta filosofía resulta refrescante cuando tantas franquicias se prolongan hasta el agotamiento creativo.

El director comprende la responsabilidad emocional que conlleva. Para muchos espectadores, The Conjuring fue «su primera película de terror», vista «cuando tenían 11 o 12 años en una pijamada». Esa conexión trasciende lo meramente comercial.

La elección del caso Smurl

La investigación real de los Warren en Pennsylvania durante los años 80 ofrece el material perfecto para una despedida épica. Patrick Wilson y Vera Farmiga regresan por última vez como la pareja de investigadores paranormales.

Uno no puede evitar cierta nostalgia por el final de una dupla que supo dotar de humanidad y credibilidad a personajes que fácilmente podrían haberse convertido en caricaturas. Su química en pantalla siempre me recordó a las grandes parejas del cine clásico, donde la complicidad se construía con miradas y silencios.

Un universo cinematográfico respetable

La franquicia logró algo extraordinario: crear un universo de terror coherente y digno. Desde Annabelle hasta Valak, cada spin-off mantuvo cierta elegancia narrativa, evitando caer en la tentación del terror adolescente.

Nueve películas en una década es cifra considerable, pero nunca se sintió como saturación. Cada entrega respetaba los códigos del género sin traicionarlos por efectismo barato.

Recuerdo vívidamente la secuencia del aplauso en la primera película, donde Wan construye el terror a través del sonido y la sugerencia. Pura gramática cinematográfica al servicio del horror psicológico.

El dilema de la continuidad

El anuncio de Richard Brener sobre que esto marca solo el final de la «primera fase» genera sentimientos encontrados. La promesa de más historias resulta tentadora, pero existe el riesgo de diluir la potencia de este cierre.

La historia del cine está plagada de «finales» que no fueron tales. No siempre con resultados satisfactorios.

Recuperando la tradición perdida

Lo que Chaves y su equipo han conseguido trasciende el género: han creado una mitología moderna que conecta con miedos ancestrales. En una época donde el terror se refugia en la violencia explícita, The Conjuring recuperó la tradición del horror psicológico.

Esa capacidad de generar inquietud a través de la sugerencia y la atmósfera me transporta a los mejores momentos de El resplandor, donde Kubrick construía el horror desde la arquitectura misma del hotel Overlook.

Una despedida necesaria

El estreno del 5 de septiembre marca más que el final de una saga: representa el cierre de un capítulo dorado del terror contemporáneo. Una despedida que debe estar a la altura de la herencia que deja atrás.

Last Rites llega cargada del peso de las expectativas. En una industria donde los finales suelen decepcionar, la aproximación reflexiva de Chaves ofrece esperanza de una despedida memorable, no un mero trámite comercial.

Las mejores historias de terror no son aquellas que nos asustan momentáneamente, sino las que permanecen con nosotros mucho después. La saga de los Warren ha demostrado esa capacidad de trascender la pantalla, de convertirse en parte del imaginario colectivo.

Su despedida merece la misma elegancia con la que llegaron: sin estridencias, pero con la certeza de haber dejado huella en el cine de terror contemporáneo.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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