• Allison Mack revela que Kristin Kreuk la introdujo en NXIVM, la secta que la llevó a prisión durante dos años tras su paso por Smallville.
• Las cifras de audiencia no protegen de las vulnerabilidades: incluso el éxito de una serie con 8 millones de espectadores puede esconder tragedias personales devastadoras.
• Este caso demuestra cómo las redes de confianza en Hollywood pueden convertirse en puertas de entrada a organizaciones criminales que explotan las fragilidades emocionales.
A veces la realidad supera a la ficción de formas que ni los mejores guionistas podrían imaginar. Y si no, que se lo pregunten a los fans de Smallville, que durante diez temporadas siguieron las aventuras de Clark Kent sin saber que detrás de cámaras se estaba gestando una historia mucho más oscura que cualquier villano de Metrópolis.
Las cifras siempre me han fascinado, y Smallville tenía números que cualquier productor envidiaría: diez temporadas al aire, picos de más de 8 millones de espectadores, y una base de fans que sigue siendo fiel más de una década después. Pero como suele pasar en esta industria, los números de audiencia no siempre reflejan lo que ocurre tras las cámaras.
Cuando el éxito no llena el vacío
Allison Mack ha roto su silencio en un podcast de la CBC canadiense, y sus declaraciones han caído como una bomba. La actriz que interpretaba a Chloe Sullivan ha señalado directamente a su compañera Kristin Kreuk como la persona que la introdujo en NXIVM, la secta por la que acabó cumpliendo dos años de prisión.
Lo irónico del caso es que Mack estaba en la cima de su carrera cuando todo comenzó. Smallville era un éxito rotundo, su personaje tenía legiones de fans, y desde fuera parecía tenerlo todo. Pero según su propio relato, experimentaba un «extraño vacío» que no conseguía llenar.
He visto casos similares analizando las carreras de otros actores: el éxito profesional no siempre se traduce en satisfacción personal. Los números de taquilla pueden ser espectaculares, pero si por dentro hay un agujero emocional, cualquier promesa de «crecimiento personal» puede sonar tentadora.
La trampa perfecta
Según Mack, Kreuk le describió NXIVM como «la ciencia de la alegría», asegurándole que era «lo más increíble» y que había transformado su vida. Visto con perspectiva, es escalofriante cómo unas palabras aparentemente inocentes pueden ser el primer paso hacia el abismo.
NXIVM operaba con la fachada perfecta: una organización de desarrollo personal que prometía el crecimiento que muchos buscan en Hollywood. Keith Raniere, su líder, había construido una máquina de captación que se aprovechaba precisamente de las vulnerabilidades de personas exitosas pero emocionalmente frágiles.
Los números de esta historia son brutales: años de manipulación, decenas de víctimas, y una red criminal que se extendía mucho más allá de lo que inicialmente se pensaba. Mack no solo cayó en la trampa, sino que acabó siendo una pieza clave en la estructura criminal de la organización.
De estrella a convicta
En 2018, Mack fue arrestada y acusada de delitos que incluían tráfico sexual, conspiración para trabajo forzado y crimen organizado. La transformación de estrella televisiva a criminal convicta es uno de los casos más impactantes que he seguido en años.
Su caso se convirtió en el más mediático relacionado con NXIVM, precisamente por su fama previa. Es curioso cómo la celebridad puede ser tanto una protección como una condena: te da visibilidad cuando triunfas, pero también cuando caes.
Las consecuencias del testimonio
Kristin Kreuk, por su parte, siempre ha negado cualquier participación en actividades ilegales relacionadas con NXIVM. Nunca fue acusada de ningún delito, y sus representantes mantienen que se desvinculó de la organización mucho antes de que salieran a la luz las actividades criminales.
Pero las declaraciones de Mack han reabierto el debate sobre la responsabilidad de quienes, sin saberlo, pueden servir como puerta de entrada a organizaciones peligrosas. Es una reflexión incómoda: ¿hasta qué punto somos responsables de las consecuencias de nuestras recomendaciones?
Los números no mienten
La liberación de Mack en 2023, tras cumplir dos años de prisión, marca una nueva fase en esta historia. Su decisión de hablar públicamente puede interpretarse como un intento de redención, pero también como una advertencia para otros.
Los datos son implacables: una actriz que pasó de protagonizar una serie vista por millones a cumplir condena por delitos graves. Su historia ilustra perfectamente cómo el éxito profesional no inmuniza contra la manipulación psicológica.
El caso NXIVM ha visibilizado un problema mucho más amplio: la proliferación de organizaciones que se aprovechan de las vulnerabilidades emocionales, especialmente de quienes, paradójicamente, parecen tenerlo todo desde el exterior.
Lecciones de una caída
Como analista de esta industria, he visto cómo los escándalos pueden destruir carreras construidas durante décadas. Pero el caso de Mack va más allá: es un recordatorio de que detrás de cada cifra de audiencia hay personas reales con fragilidades que pueden ser explotadas.
Su testimonio, aunque tardío, puede servir como advertencia. La historia de Allison Mack nos enseña que incluso las estrellas más brillantes pueden verse atrapadas en las redes más oscuras, y que el precio de salir de ellas puede ser devastadoramente alto.
Esperemos que su testimonio sirva no solo para cerrar heridas, sino para prevenir que otros caigan en trampas similares. Porque al final, los números que más importan no son los de audiencia, sino los de vidas que se pueden salvar con la información correcta.

