Después de años viendo cómo Warner Bros destrozaba sistemáticamente el universo DC que Zack Snyder había construido con sangre, sudor y una visión épica sin precedentes, ahora nos llega James Gunn con su «nueva» propuesta. Y no, no voy a fingir que me emociona ver cómo intentan reconstruir lo que nunca debieron haber destruido. Pero aquí estamos, analizando los restos de lo que pudo ser el Snyverso para ver qué nos depara este «Capítulo Uno: Dioses y Monstruos».
La ironía es brutal: mientras Snyder nos regaló una mitología visual que trascendía el género, ahora tenemos que conformarnos con el enfoque «optimista» de Gunn. Pero seamos justos, al menos el tío parece tener un plan coherente, algo que Warner nunca supo hacer cuando tenían oro puro entre las manos.
• El nuevo DCU arranca con Superman en julio de 2025, protagonizado por David Corenswet bajo la dirección de James Gunn
• La estrategia incluye tanto un universo interconectado como proyectos independientes «Elseworlds» con múltiples versiones de Batman
• Mi opinión: Después del desastre que hicieron con la visión de Snyder, cualquier intento de «optimismo» me suena a parche corporativo
El Superman que Nadie Pidió
Empecemos por lo obvio: Superman (11 de julio de 2025). David Corenswet sustituye a Henry Cavill, y ya solo eso me revuelve las tripas. Cavill ERA Superman, joder. Su interpretación en Man of Steel tenía esa gravedad épica, esa humanidad compleja que Snyder supo capturar como nadie.
Recuerdo la primera vez que vi esa secuencia del vuelo en Man of Steel. Esa paleta de colores desaturada, ese grano cinematográfico perfecto, la cámara lenta poética cuando Clark se eleva por primera vez. Eso era cine de verdad, no producto de consumo.
Pero no, Warner prefirió cargárselo todo por el «optimismo» de Gunn. Según parece, esta nueva versión quiere alejarse de las «interpretaciones modernas más oscuras» y apostar por un Superman más luminoso. Traducción: van a deshacer todo lo que hizo grande al personaje de Cavill. Porque claro, la profundidad emocional y los dilemas morales están sobrevalorados, ¿verdad?
El Batibatiburrillo de Batmans
Aquí viene lo surrealista: tendremos múltiples versiones de Batman coexistiendo. Por un lado, The Batman Part II (1 de octubre de 2027) continuará la visión de Matt Reeves con Robert Pattinson. Por otro, Batman: The Brave and the Bold introducirá un nuevo Batman en el universo principal de Gunn.
Vale, reconozco que la idea de los «Elseworlds» tiene su lógica. Al menos permite que coexistan diferentes visiones sin pisarse. Pero joder, ¿no os parece que esto huele a indecisión corporativa? Como si no supieran qué coño hacer con el personaje.
Y mientras tanto, el Batman de Ben Affleck sigue siendo una herida abierta. Ese Batman brutal y veterano de Batman v Superman tenía una presencia visual que imponía respeto. Cada plano de Affleck con el traje tenía esa composición perfecta que solo Snyder sabe crear.
La Apuesta Diversa (Y Arriesgada)
El resto del catálogo es… interesante. Supergirl (26 de junio de 2026) con Milly Alcock, Clayface (11 de septiembre de 2026), y proyectos tan dispares como The Authority, Swamp Thing, Teen Titans y hasta Sgt. Rock.
Aquí Gunn demuestra que al menos tiene huevos para apostar por personajes menos mainstream. Clayface como película independiente suena a locura, pero es el tipo de locura que podría funcionar. Y The Authority… bueno, si respetan el material original, podríamos tener algo brutal entre las manos.
Pero me pregunto: ¿tendrán esa épica visual que necesitan estos personajes? Porque una cosa es hacer entretenimiento competente y otra muy distinta es crear esos momentos que se te quedan grabados para siempre.
La Sombra del Snyderverso
No puedo escribir sobre esto sin mencionar el elefante en la habitación. Snyder nos dio una mitología visual sin precedentes. Cada plano de Man of Steel, cada secuencia de acción de Batman v Superman, cada momento épico de Justice League (la versión real, no el bodrio de Whedon) tenía una intención narrativa clara.
Esas transiciones entre escenas, esa paleta de colores que contaba historias por sí sola, esa forma de usar la cámara lenta no como recurso vacío sino como poesía visual. Snyder entendía que el cine de superhéroes podía ser arte, no solo espectáculo.
¿Y ahora qué? Vuelta a empezar con un enfoque que promete ser «más optimista». Como si el problema del DCEU hubiera sido la «oscuridad» y no la interferencia constante de unos ejecutivos que no entendían una mierda de lo que tenían entre las manos.
El Futuro Incierto
Mira, no voy a ser completamente injusto con Gunn. El tío demostró con Guardians of the Galaxy que sabe manejar equipos disfuncionales y darles corazón. Su trabajo en The Suicide Squad fue sólido, aunque muy alejado de la épica visual que me pone.
Pero aquí está el quid de la cuestión: ¿puede Gunn crear algo que trascienda el género como hizo Snyder? Porque una cosa es hacer entretenimiento competente y otra muy distinta es crear arte que redefina lo que puede ser el cine de superhéroes.
La diferencia está en los detalles. En cómo Snyder componía cada plano como si fuera una pintura renacentista. En cómo usaba el contraste y la iluminación para crear atmósferas únicas. En cómo cada secuencia de acción tenía peso emocional real.
Al final del día, este nuevo DCU es lo que hay. Warner ya se cargó la visión de Snyder, ya destruyó la oportunidad de ver la conclusión natural de esa mitología épica que nos tenía enganchados. Ahora toca adaptarse a esta nueva realidad, aunque duela en el alma.
Pero que quede claro: por mucho que Gunn prometa «optimismo» y «coherencia narrativa», nunca podrá borrar el hecho de que tuvimos algo especial y lo perdimos por la cobardía corporativa. El Snyderverso era cine de verdad, no producto de consumo.
Y eso, amigos, no se olvida jamás. Ahora solo queda esperar que al menos nos den entretenimiento decente, aunque sea una sombra de lo que pudo ser. Porque después de haber probado la épica de verdad, todo lo demás sabe a poco.