Por qué AIDAN tenía que irse (y por qué era lo mejor para Carrie)

Carrie y Aidan enfrentan la ruptura inevitable. Celos y desconfianza dominan. La verdad prevalece sobre la expectativa. 💔 #AndJustLikeThat

✍🏻 Por Clara Domenech

julio 26, 2025
Mujer con vestido en calle iluminada.

Después de tres temporadas viendo cómo And Just Like That juega con nuestras expectativas, el episodio 9 nos entrega exactamente lo que llevábamos temiendo. Como alguien que ha analizado mil veces cómo los guionistas construyen arcos narrativos destinados al fracaso, reconozco los patrones: cuando una relación se basa en intentar reparar algo que ya estaba roto, el desenlace es tan inevitable como el que Thanos chasquee los dedos en Infinity War.

«Present Tense» funciona precisamente porque no intenta sorprendernos con giros inesperados. En su lugar, nos ofrece algo mucho más valioso: honestidad emocional. Y aunque parte de mí quería que las cosas funcionaran entre Carrie y Aidan, la otra parte —la que ha visto demasiadas historias forzar finales felices donde no los hay— agradece que los guionistas hayan elegido la verdad por encima de la comodidad.

• La ruptura definitiva entre Carrie y Aidan llega por los celos y desconfianza de él hacia la relación profesional de ella con su vecino Duncan.

• El episodio demuestra que algunas heridas del pasado no cicatrizan, por mucho que queramos creer en las segundas oportunidades.

• Personalmente, creo que era el único desenlace honesto posible: el amor no siempre es suficiente cuando los cimientos están agrietados.

Cuando el pasado contamina el presente

El episodio arranca con esa tensión que llevábamos respirando toda la temporada. Es como cuando sabes que tu personaje favorito va a caer en Infinity War pero sigues esperando que aparezca Doctor Strange con un plan maestro de último minuto.

La relación entre Carrie y Aidan había estado construida sobre arena movediza desde su reencuentro. Cada conversación, cada gesto, llevaba el peso de lo que pasó antes. Y cuando aparece Duncan en escena —simplemente como vecino y colaborador profesional—, Aidan reacciona como si fuese el mismísimo Loki sembrando el caos.

No es que Duncan represente una amenaza real. El problema es que Aidan ve amenazas donde no las hay, como si llevase puesto el casco de Mysterio que distorsiona la realidad. Sus inseguridades han creado un filtro que convierte cualquier interacción de Carrie con otro hombre en una traición potencial.

La profecía autocumplida de los celos

Lo que más me frustra de esta situación es ver cómo Aidan, intentando protegerse del dolor, acaba creando exactamente el escenario que más teme. Es un clásico ejemplo de profecía autocumplida: sus constantes cuestionamientos y desconfianza no solo revelan que nunca superó realmente la infidelidad del pasado, sino que empujan a Carrie hacia la salida.

Carrie hace todo lo posible por mantener las fronteras claras y tranquilizar a Aidan. Pero hay algo profundamente agotador en tener que demostrar constantemente tu inocencia, como si fueses Wanda Maximoff después de WandaVision, siempre justificando cada decisión ante un mundo que ya ha decidido que eres culpable.

El momento de la verdad

La ruptura llega durante una conversación que duele precisamente porque es honesta. No hay villanos aquí, solo dos personas que han intentado reconstruir algo que quizás nunca debió repararse. Es como intentar usar las gemas del infinito para deshacer algo que ya forma parte del tejido de la realidad: técnicamente posible, pero con consecuencias devastadoras.

Aidan finalmente admite sus problemas de confianza, pero ya es demasiado tarde. La decisión de Carrie de terminar la relación se siente como un acto de autopreservación más que de crueldad. Después de todos los compromisos que ha hecho, darse cuenta de que él no puede dejar atrás el pasado se convierte en el punto de no retorno.

Como ella reflexiona en su narración final, no hay futuro posible cuando uno de los dos sigue viviendo en el ayer. Es una lección que hemos visto mil veces en las historias de superhéroes: no puedes salvar a alguien que no quiere ser salvado, ni siquiera de sí mismo.

Un respiro necesario

En medio de todo este drama emocional, el episodio nos regala un momento de levedad con el cameo de Andy Cohen como vendedor de zapatos. Es uno de esos guiños que funcionan porque no se toman demasiado en serio, como los cameos de Stan Lee: reconfortantes y nostálgicos sin ser invasivos.

La decisión más valiente

Aunque la ruptura era predecible, no por ello resulta menos efectiva. And Just Like That ha conseguido algo que no siempre logra: mostrarnos que a veces el amor no es suficiente cuando los cimientos están agrietados.

Ver a Carrie tomar esta decisión me recuerda por qué sigo conectada con este personaje después de tantos años. Comete errores y a veces toma decisiones cuestionables, pero también sabe cuándo es hora de parar. En un mundo donde las series tienden a alargar las relaciones tóxicas por el drama, hay algo refrescante en ver a alguien que dice «hasta aquí» y lo dice en serio.

Al final, como nos ha enseñado esta serie una y otra vez, a veces la decisión más valiente es saber cuándo soltar. No todos los arcos narrativos necesitan un final feliz para ser satisfactorios; a veces, la honestidad emocional es el mejor regalo que pueden hacernos los guionistas.


Crecí con los cómics de Marvel y me enamoré del MCU desde el primer “I am Iron Man”. Me encanta seguir teorías, analizar tramas y perderme en cada nuevo estreno, pero también sé cuándo algo no está a la altura. Disfruto del hype, pero escribo con criterio. Porque si no le exigimos al cine que mejore, ¿entonces para qué estamos aquí?

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}
>