Mark Hamill ODIA a Luke en Los Últimos Jedi (pero ama El Imperio)… ¿Por qué?

Descubre cómo Mark Hamill enfrenta el desarrollo de Luke Skywalker en ‘El Imperio Contraataca’ y ‘Los Últimos Jedi’ entre aplausos y críticas.

✍🏻 Por Alex Reyna

julio 21, 2025

• Mark Hamill elogia El Imperio Contraataca por sus giros inesperados pero critica Los Últimos Jedi por desarrollos similares del personaje de Luke.

• La contradicción revela cómo nuestras expectativas sobre los héroes pueden cegarnos ante la evolución natural de sus arcos narrativos.

• Ambas películas muestran a Luke enfrentando derrotas significativas, pero sólo una le permite elegir conscientemente su camino de redención.

¿Qué sucede cuando nuestros héroes envejecen? ¿Cuándo el joven granjero que una vez contempló dos soles en Tatooine se convierte en el ermitaño desencantado que cuestiona todo aquello por lo que luchó? Mark Hamill, el rostro eterno de Luke Skywalker, nos ha ofrecido una paradoja fascinante que dice tanto sobre nosotros como espectadores como sobre la naturaleza misma del heroísmo en la narrativa moderna.

Sus declaraciones contradictorias sobre El Imperio Contraataca y Los Últimos Jedi no son simplemente opiniones de un actor sobre su personaje. Son el reflejo de una tensión más profunda: la que existe entre nuestra necesidad de que los héroes permanezcan inmutables y la realidad inevitable del cambio, del fracaso, de la humanidad que late bajo la máscara del mito.

Hamill ha expresado en múltiples ocasiones su amor por El Imperio Contraataca, destacando precisamente lo inesperado de su narrativa. «Porque era tan inesperado que el protagonista fuese derrotado de manera tan contundente», explicaba el actor, refiriéndose a cómo Luke es aplastado física y emocionalmente por Vader. La película rompe las expectativas del héroe tradicional, presentándonos a un Luke que pierde la mano, descubre una verdad devastadora sobre su padre y cae literalmente al abismo.

Sin embargo, cuando Rian Johnson aplicó una filosofía narrativa similar en Los Últimos Jedi, Hamill mostró una resistencia notable. Llegó a referirse al Luke de esta película como «Jake Skywalker», sugiriendo que el personaje había perdido su esencia. «Luke nunca diría eso», comentaba sobre ciertos diálogos, mostrando su desacuerdo con la representación de un Luke amargado y desilusionado.

Pero aquí reside la fascinación de esta aparente contradicción. Ambas películas presentan a Luke enfrentando derrotas monumentales, aunque de naturaleza diferente. En El Imperio, la derrota es externa: Vader le corta la mano, le revela una verdad que destroza su mundo y lo deja colgando de una antena en Cloud City. Es una derrota impuesta, brutal, que llega desde fuera.

En Los Últimos Jedi, la derrota es más sutil pero quizás más devastadora. Luke ha fallado como maestro, ha visto cómo su momento de debilidad contribuye a la caída de Ben Solo hacia el lado oscuro. Esta vez, la derrota nace desde dentro, desde sus propias decisiones y miedos. Es una derrota que habla de responsabilidad personal, de las consecuencias de nuestras acciones a lo largo del tiempo.

La diferencia crucial, y quizás la que explica la reticencia de Hamill, es que en Los Últimos Jedi, Luke elige su respuesta a la derrota. No es arrastrado por las circunstancias como en El Imperio, sino que toma la decisión consciente de exiliarse, de renunciar a los Jedi, de alejarse de la galaxia que una vez juró proteger. Es una elección activa, no una consecuencia pasiva.

Esta distinción nos lleva a reflexionar sobre qué esperamos de nuestros héroes cuando envejecen. Me recuerda a Deckard en Blade Runner 2049, otro héroe que regresa décadas después, marcado por el peso del tiempo y las decisiones. ¿Queremos que mantengan para siempre la ingenuidad optimista de su juventud? ¿O podemos aceptar que, como cualquier ser humano, pueden ser moldeados por el peso de sus errores y responsabilidades?

El arco de Luke en Los Últimos Jedi, visto desde esta perspectiva, adquiere una profundidad diferente. Su redención final, cuando decide proyectarse a través de la Fuerza para enfrentar a Kylo Ren, no es simplemente el regreso del héroe. Es la elección consciente de un hombre que ha tocado fondo y decide levantarse una vez más, no por ingenuidad, sino por sabiduría ganada a través del dolor.

Quizás la incomodidad de Hamill con Los Últimos Jedi refleja algo más universal: nuestra propia resistencia a ver envejecer a nuestros héroes, a aceptar que pueden fallar de maneras más complejas que una simple derrota física. Preferimos la derrota externa, la que viene de fuera y contra la que se puede luchar, a la derrota interna, la que nace de nuestras propias limitaciones y decisiones.

La paradoja de Hamill nos invita a una reflexión más profunda sobre la naturaleza del heroísmo en una era donde los mitos simples ya no nos bastan. Los Últimos Jedi no destruye a Luke Skywalker; lo completa, lo convierte en algo más complejo y, en última instancia, más humano. Y quizás esa humanidad, esa capacidad de fallar y elegir levantarse de nuevo, sea el heroísmo que realmente necesitamos en nuestros tiempos inciertos.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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