Las pelis olvidadas de Disney: fracasos que forjaron su imperio

Disney probó acción real y falló: de los 90 a 2010, fracasos que enseñaron estrategia, tono y universo. Hoy entendemos por qué se enterraron y qué lecciones dejaron.

✍🏻 Por Clara Domenech

octubre 2, 2025

• Disney experimentó durante décadas con películas de acción real que han desaparecido completamente de la memoria colectiva, desde comedias familiares hasta aventuras con grandes presupuestos.

• Como alguien que ha visto Disney evolucionar desde sus experimentos fallidos hasta dominar Hollywood con Marvel y Lucasfilm, me fascina analizar qué salió mal en estos proyectos olvidados.

• Estas películas demuestran que ni el mejor casting ni los presupuestos millonarios garantizan el éxito, algo que Disney aprendió antes de construir su imperio actual de franquicias.

¿Habéis tenido alguna vez esa sensación extraña de recordar una película de Disney que nadie más conoce? Esa experiencia de «pero esto existió de verdad» que te hace dudar de tu propia cordura. Tranquilos, no estáis locos. Disney tiene un cementerio de películas de acción real que parecen haber sido borradas del mapa cultural con un chasquido de dedos digno de Thanos.

Como fan que ha seguido la evolución de Disney desde mucho antes de que compraran Marvel, me resulta fascinante analizar estos fracasos. Porque sí, la misma compañía que ahora domina la taquilla mundial con el MCU pasó décadas tropezando con experimentos de acción real que nadie recuerda.

Durante años, mientras todos recordamos los clásicos animados, Disney estuvo probando fórmulas que simplemente no funcionaron. Algunas eran joyas ocultas que merecían mejor suerte, otras… bueno, mejor que sigan enterradas. Pero todas nos enseñan algo sobre cómo se construye (o se destruye) una franquicia exitosa.

Los experimentos perdidos de los 90

Los años 90 fueron la época dorada de la animación Disney, pero también un período de constante experimentación en acción real. «A Far Off Place» (1993) tenía todos los ingredientes para triunfar: una jovencísima Reese Witherspoon, aventuras en África y drama de supervivencia.

Era como si hubieran intentado crear su propia versión de «El Libro de la Selva» pero en acción real y con adolescentes. El problema es que llegó en un momento donde Disney aún no había aprendido a construir universos narrativos sólidos como haría después con Marvel.

«Meet the Deedles» (1998) representa otro tipo de fracaso: la comedia adolescente que intentaba capturar el espíritu surfer de finales de los 90. Dos hermanos gemelos convertidos en guardas forestales, mezclando humor físico con aventuras en la naturaleza.

Era el tipo de película que Disney hacía para competir con otras productoras, pero sin entender realmente qué quería su audiencia. Como cuando Marvel intentaba imitar a DC en los 2000 en lugar de encontrar su propia voz.

Los 2000: grandes ambiciones, peores ejecuciones

Los 2000 trajeron una Disney más ambiciosa pero también más propensa a desaciertos épicos. «Max Keeble’s Big Move» (2001) parecía diseñada en un laboratorio para gustar a preadolescentes.

Un chaval que se muda de ciudad decide vengarse de sus enemigos antes de irse, solo para descubrir que no se muda. Tenía potencial para ser una comedia juvenil memorable, pero le faltaba esa chispa que hace que una historia conecte emocionalmente.

«Old Dogs» (2009) duele especialmente porque reunía a Robin Williams y John Travolta. Dos solteros que de repente tienen que cuidar gemelos. En el papel sonaba genial: actores carismáticos, situaciones cómicas, sello Disney.

Pero se sintió forzada desde el primer minuto. Era como coger todos los tropos de las comedias familiares y mezclarlos sin criterio. Incluso Robin Williams, que podía hacer brillar cualquier material, parecía perdido.

Los 2010: lecciones caras antes del éxito

La década de 2010 marcó el punto de inflexión. Con Marvel ya en casa y los remakes en el horizonte, Disney tenía menos margen para experimentos. Pero aún hubo algunos intentos ambiciosos que acabaron siendo costosos fracasos.

«Tomorrowland» (2015) es el ejemplo más doloroso. Brad Bird dirigiendo, George Clooney protagonizando, y una visión optimista del futuro que Hollywood raramente ofrece. Tenía todo para ser el «Iron Man» de Disney fuera del MCU.

Pero entre un guión confuso y un tono inconsistente, se convirtió en uno de sus fracasos más sonados. Es curioso cómo Disney aprendió de estos errores para después manejar perfectamente el tono de sus películas de Marvel.

«The Sorcerer’s Apprentice» (2010) intentaba capitalizar el éxito de Nicolas Cage y crear una franquicia mágica. Tomaba el segmento de «Fantasía» como punto de partida para una historia moderna sobre magia y responsabilidad.

A pesar de efectos decentes y secuencias entretenidas, nunca encontró su identidad. ¿Comedia? ¿Aventura seria? ¿Blockbuster familiar? Esa confusión se trasladó al público, que simplemente la ignoró.

La memoria selectiva del fandom

Como fan desde la infancia, me fascina cómo funciona nuestra memoria colectiva. Recordamos cada detalle de «El Rey León» pero películas como «A Far Off Place» han desaparecido completamente.

Parte del problema es que llegaron en momentos complicados. Disney intentaba mantener relevancia mientras el panorama del entretenimiento cambiaba radicalmente. No tenían la estrategia clara que después aplicarían con Marvel: construir un universo coherente con personajes que evolucionan.

Estas películas quedaron atrapadas en un limbo cultural. No eran lo suficientemente malas como para convertirse en «tan malas que son buenas», pero tampoco lo suficientemente memorables como para perdurar.

Lecciones que construyeron un imperio

Estas películas olvidadas nos enseñan algo crucial: el éxito no se fabrica en un laboratorio. Por mucho presupuesto, estrellas y marketing que tengas, si no conectas emocionalmente con tu audiencia, estás condenado al olvido.

Disney aprendió estas lecciones y las aplicó magistralmente. La compra de Marvel, Lucasfilm y Pixar les dio acceso a propiedades con fanbases establecidas y universos narrativos sólidos. Los remakes garantizan nostalgia automática.

Pero también se perdió algo: la voluntad de experimentar y arriesgar. Estas películas olvidadas, por imperfectas que fueran, representaban intentos genuinos de explorar nuevos territorios narrativos.

Comparad esto con cómo Marvel Studios maneja sus propiedades: cada película puede experimentar con géneros diferentes (thriller político con «Winter Soldier», comedia cósmica con «Guardians»), pero siempre dentro de un marco narrativo coherente.


Mirar hacia atrás a estas películas olvidadas es como abrir un baúl de recuerdos perdidos. Algunas nos harán sonreír con nostalgia, otras nos harán preguntarnos qué pensaban los ejecutivos de la época.

Pero todas forman parte de la compleja historia de una compañía que nunca dejó de buscar la fórmula mágica. En una era donde Disney domina la taquilla con sus franquicias establecidas, estas películas nos recuerdan que el camino al éxito está pavimentado de experimentos fallidos.

Y quién sabe, quizás algún día una de estas joyas perdidas encuentre nueva audiencia y salga del olvido. Después de todo, en el mundo del entretenimiento nunca se sabe cuándo algo «olvidado» puede convertirse en clásico de culto. Como nos ha enseñado Marvel: hasta el personaje más obscuro puede tener su momento de gloria.


Crecí con los cómics de Marvel y me enamoré del MCU desde el primer “I am Iron Man”. Me encanta seguir teorías, analizar tramas y perderme en cada nuevo estreno, pero también sé cuándo algo no está a la altura. Disfruto del hype, pero escribo con criterio. Porque si no le exigimos al cine que mejore, ¿entonces para qué estamos aquí?

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