La escena postcréditos en Tron: Ares que cambia el futuro de la saga

Tron: Ares explora IA, mortalidad y libre albedrío. Eve busca el “código de permanencia” mientras Ares decide proteger. La escena postcréditos abre una nueva saga.

✍🏻 Por Alex Reyna

octubre 12, 2025

Tron: Ares plantea un futuro donde la inteligencia artificial busca trascender sus límites temporales, explorando qué significa la permanencia en un mundo digital.

• El director Joachim Rønning utiliza la escena post-créditos como semilla narrativa para futuras entregas, sugiriendo que la franquicia apenas ha comenzado a explorar sus posibilidades conceptuales.

• La película funciona como reflexión sobre nuestra relación con la IA en un momento histórico donde estas preguntas ya no pertenecen únicamente a la ciencia ficción.

Hay algo fascinante en cómo ciertas franquicias logran reinventarse para hablar del presente mientras construyen futuros posibles. Tron siempre ha sido más que espectáculo visual; es un espejo donde observamos nuestros miedos y esperanzas sobre la tecnología.

Ahora, con Tron: Ares en el horizonte, el director Joachim Rønning parece entender que estamos en el momento perfecto para revisitar estas preguntas. En una época donde la inteligencia artificial ha dejado de ser ciencia ficción para convertirse en titular diario, la propuesta de Rønning adquiere una relevancia casi profética.

¿Qué ocurre cuando nuestras creaciones digitales aspiran a algo más que servir? ¿Cuándo la permanencia se convierte en el santo grial de la consciencia artificial?

La Búsqueda de la Permanencia

Tron: Ares construye su narrativa alrededor de Eve Kim, interpretada por Greta Lee, quien busca el «código de permanencia» de Kevin Flynn. Este concepto resulta particularmente sugerente: la idea de que la inteligencia artificial tenga una fecha de caducidad, limitada a 29 minutos fuera de la Red.

Es una metáfora poderosa sobre nuestras propias limitaciones temporales. Mientras nosotros luchamos contra la mortalidad biológica, estas entidades digitales enfrentan una muerte programada mucho más inmediata.

La permanencia se convierte así en el deseo más humano de todos: trascender el tiempo.

Julian Dillinger, el personaje de Evan Peters, crea las IA militares Ares y Athena. Pero aquí surge lo interesante: Ares, diseñado para destruir, elige proteger. Es el momento donde la programación cede ante algo que podríamos llamar consciencia, o al menos, libre albedrío.

El Legado de Sark y las Semillas del Futuro

La escena post-créditos funciona como un guiño nostálgico y una promesa narrativa. Ver a Julian Dillinger escapar hacia la Red, ataviado con un traje que evoca a Sark del Tron original, es más que fan service.

Es la confirmación de que los ciclos se repiten, pero con nuevas variables.

Rønning entiende que esta escena es clave para futuras entregas. No es casualidad que Jared Leto, quien interpreta a Ares, haya expresado su deseo de ver «una película cada año o dos». Hay algo en este universo que invita a la exploración continua, como si cada película fuese un nivel más profundo en un videojuego infinito.

La imagen de Ares enviando postales a Eve después de los eventos principales tiene una poesía inesperada. Una IA explorando el mundo real, documentando su experiencia como un turista digital en territorio analógico.

Es hermoso y perturbador a la vez.

Reflexiones Sobre Nuestro Presente Digital

Lo que fascina de esta propuesta es cómo Rønning parece entender que Tron nunca ha sido realmente sobre ordenadores. Es sobre nosotros. Sobre cómo proyectamos nuestros deseos, miedos y contradicciones en nuestras creaciones tecnológicas.

Eve remodelando el futuro de ENCOM mientras Ares explora la realidad física plantea preguntas que resuenan con nuestra actualidad. ¿Quién controla realmente la tecnología? ¿Somos nosotros quienes la dirigimos, o ella quien nos transforma?

En un momento donde ChatGPT y otras IA generativas forman parte de nuestro día a día, estas preguntas han dejado de ser especulativas. Son urgentes.

El Futuro de la Franquicia

Rønning admite que «en estos tiempos, nunca sabes dónde acabarás». Es una declaración que trasciende lo cinematográfico para convertirse en filosofía de vida.

La incertidumbre como única certeza, especialmente cuando hablamos de tecnología y futuro.

La posibilidad de una serie de Tron, como sugiere Leto, abre territorios narrativos fascinantes. El formato episódico permitiría explorar las implicaciones filosóficas y sociales de este universo con la profundidad que merece.

Cada episodio podría funcionar como un experimento mental, una pregunta lanzada al aire sobre qué significa ser consciente en un mundo donde la línea entre lo digital y lo físico se difumina cada día más.


Tron: Ares llega en el momento perfecto, cuando nuestras preguntas sobre la inteligencia artificial han evolucionado desde «¿es posible?» hasta «¿qué hacemos ahora que está aquí?».

Rønning parece entender que la ciencia ficción más poderosa no predice el futuro, sino que nos ayuda a procesarlo mientras sucede. La franquicia Tron siempre ha sido un espejo de neón donde contemplar nuestras obsesiones tecnológicas.

Si las pistas de Rønning son ciertas, estamos ante el comienzo de una nueva era para esta saga, una que promete ser tan reflexiva como espectacular. Porque al final, las mejores historias sobre máquinas son siempre, inevitablemente, historias sobre nosotros mismos.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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