¿Sabéis lo que más me jode del cine actual? Que cuando alguien como James Gunn, el tío que nos dio Guardianes de la Galaxia y que ahora maneja todo el universo DC, dice que Paddington 2 es «una de las mejores películas jamás hechas», la gente piensa que está de coña. Pero no, va completamente en serio. Y aquí estoy yo, que he defendido a capa y espada la narrativa visual de Snyder durante años, reconociendo que el cabrón tiene razón.
• James Gunn ha declarado sin ironía alguna que Paddington 2 es una obra maestra del cine moderno, logrando el 100% en Rotten Tomatoes
• La película demuestra que el cine familiar puede ser tan profundo y cinematográficamente brillante como cualquier blockbuster de superhéroes
• Es una lección de honestidad narrativa que Hollywood debería aprender, especialmente después de cómo Warner se cargó el Snyverso
Es que vivimos en una época donde confundimos espectáculo con sustancia, donde pensamos que para ser grande una película tiene que tener explosiones cada cinco minutos o superhéroes volando por ahí. Pero resulta que a veces la verdadera épica está en un oso de peluche que hace sándwiches y trata a todo el mundo con respeto.
Sí, habéis leído bien. Y no, no me he vuelto loco.
Cuando el director de DC Studios te da una lección de cine
Mirad, James Gunn no es precisamente conocido por andarse con gilipolleces. El tío que ahora tiene en sus manos el futuro del universo DC ha salido públicamente a defender Paddington 2 como si fuera Ciudadano Kane.
Y sabéis qué, tiene cojones para decirlo.
«La gente piensa que estoy siendo irónico cuando digo eso. No lo estoy. Estoy diciendo la verdad absoluta», declaró Gunn sin pestañear. Y joder, qué razón tiene.
Porque Paddington 2, esa película de 2017 que muchos catalogaron como «cine para niños», es en realidad una masterclass de narrativa cinematográfica. Paul King entiende algo que muchos directores han olvidado: cada plano cuenta, cada momento debe servir a la historia.
Es lo mismo que defendía cuando hablaba de la precisión visual de Snyder. La diferencia es que aquí no necesitas cámara lenta épica para transmitir emoción. King lo hace con una paleta de colores cálida y una composición que abraza al espectador.
La perfección técnica que muchos pasan por alto
Ben Whishaw pone voz a un Paddington que no es solo un personaje entrañable, sino un símbolo de resistencia contra el cinismo moderno. La película sigue al oso mientras navega por Londres y se enfrenta a una falsa acusación de robo, pero por debajo late algo mucho más profundo.
El reparto es sencillamente brutal: Sally Hawkins, Hugh Bonneville, Jim Broadbent, Julie Walters y un Hugh Grant que se marca la interpretación de su vida como villano.
Pero lo que realmente importa es cómo King dirige esta historia con una precisión visual que ya quisieran muchos directores de blockbusters. Cada encuadre está pensado, cada transición tiene propósito.
Es cine de autor disfrazado de entretenimiento familiar. Como cuando Snyder metía filosofía nietzscheana en Man of Steel, pero aquí sin que nadie se dé cuenta.
El 100% en Rotten Tomatoes no es casualidad
Que una película consiga el 100% en Rotten Tomatoes, aunque sea temporalmente, no es moco de pavo. Paddington 2 lo logró porque hace algo que el cine actual ha olvidado: respeta tanto a su audiencia como a sus personajes.
No hay condescendencia. No hay guiños forzados. No hay esa ironía tóxica que infecta todo el cine mainstream.
Es puro corazón envuelto en una técnica impecable, y eso es algo que reconozco aunque venga de donde venga. Me recuerda a por qué defiendo tanto la visión de autor frente a los comités de estudio.
Lecciones que Hollywood debería aprender
Mientras Warner se cargaba el Snyderverso por no entender la visión de autor, películas como Paddington 2 demuestran que se puede hacer cine comercial sin sacrificar la integridad artística.
King entiende que la narrativa visual no necesita ser grandilocuente para ser efectiva. Donde Snyder usa el contraste dramático y la épica visual, King emplea la calidez y la intimidad. Ambos enfoques son válidos cuando vienen de una visión auténtica.
Es cine honesto, algo que escasea en estos tiempos de algoritmos y focus groups. Y cuando alguien como Gunn, que maneja presupuestos de cientos de millones, reconoce esa honestidad, hay que prestar atención.
Porque al final, tanto si hablamos de la mitología de Superman en manos de Snyder como de un oso educado en Londres, lo que importa es la sinceridad detrás de la cámara.
El futuro de la saga
Paddington in Peru ya está en cines, aunque Gunn admite no haberla visto aún. Pero el listón está altísimo después de lo que consiguió la segunda entrega.
La pregunta es si mantendrán esa magia o caerán en la trampa de las secuelas infladas. Porque al final, Paddington 2 funciona precisamente porque no intenta ser más de lo que es.
Es una película sobre la bondad, la familia y la comunidad, contada con una maestría técnica que muchos directores de «cine serio» envidiarían.
James Gunn tiene razón, y punto. Paddington 2 es una obra maestra, y que sea una película familiar no la hace menos importante. De hecho, la hace más necesaria.
En un mundo lleno de cinismo y espectáculo vacío, a veces necesitamos que un oso nos recuerde qué significa realmente el buen cine.
Y si esto os parece una locura viniendo de alguien que defiende la épica visual de Snyder, pues os diré una cosa: el buen cine es buen cine, venga de donde venga. Paddington 2 lo es, y negarlo sería de hipócritas.
Gunn lo sabe, yo lo sé, y vosotros también deberíais saberlo. Porque cuando un director entiende su visión y la ejecuta sin concesiones, el resultado siempre trasciende géneros y expectativas.
Esa es la lección que Warner debería haber aprendido hace tiempo.