Con 20 millones, Demon Slayer destruye el modelo superheroico

Una película de $20M arrasa con $730M. El manga domina ventas, la Gen Z pide historias cerradas y Marvel/DC sufren la fatiga de franquicias.

✍🏻 Por Lucas Ferrer

diciembre 1, 2025

Demon Slayer: Infinity Castle ha recaudado 730 millones de dólares a nivel mundial con un presupuesto de tan solo 20 millones, superando a grandes producciones de Marvel y DC.

El manga representa ya el 45% de las ventas de cómics, demostrando que las audiencias buscan narrativas frescas frente a las franquicias repetitivas de superhéroes.

Esta cifra no es casualidad sino síntoma de un cambio generacional donde el público, especialmente la Gen Z, prefiere historias originales con principio y final definido.

¿Quién iba a decir hace una década que una película de anime japonesa iba a dar una lección de taquilla a los todopoderosos estudios de Hollywood? Los números no mienten, y cuando veo cifras como las de Demon Slayer: Infinity Castle, no puedo evitar sonreír.

Estamos ante uno de esos momentos que marcan un antes y un después en la industria cinematográfica mundial. Durante años hemos visto cómo Marvel y DC dominaban las conversaciones sobre blockbusters, pero algo está cambiando.

Las audiencias están votando con sus carteras, y el veredicto es claro: quieren historias que les emocionen de verdad, no fórmulas recicladas hasta la saciedad.

El fenómeno que nadie vio venir (pero que era inevitable)

Cuando analizo los números de Demon Slayer: Infinity Castle, me encuentro con una de esas historias que todo analista de taquilla sueña con contar. Con un presupuesto de apenas 20 millones de dólares, esta película ha conseguido lo que muchas superproducciones de 200 millones no logran: conectar genuinamente con el público global.

La cifra de 730 millones de dólares mundiales representa un retorno de inversión del 3.650%, una cifra que haría llorar de alegría a cualquier ejecutivo de estudio.

En China, mercado fundamental para cualquier blockbuster que se precie, la película debutó con 52,4 millones de dólares. Para ponerlo en perspectiva, muchas películas de superhéroes luchan por conseguir esas cifras en su mercado doméstico.

Y aquí tenemos una producción japonesa arrasando en el mercado más competitivo del mundo.

Cuando David vence a Goliat (y Goliat se llama Marvel)

Lo que más me fascina de este fenómeno es cómo Demon Slayer ha superado a películas como Superman y Los Cuatro Fantásticos. No estamos hablando de franquicias menores; son nombres que durante décadas han sido sinónimo de éxito garantizado en taquilla.

La película se ha convertido en la quinta más taquillera de 2025, y ha logrado algo histórico: superar a «Tigre y Dragón» como la película internacional más taquillera en Norteamérica.

Estos datos no son solo números en una hoja de cálculo; son la evidencia de un cambio sísmico en las preferencias del público.

¿Qué está pasando realmente? La respuesta está en los datos del mercado del cómic. En 2022, el manga representó casi el 45% de todas las ventas de cómics.

En 2021, de los 2.075 millones de dólares generados por las ventas de cómics, 1.470 millones correspondieron al manga. Estos números no mienten: las audiencias han encontrado en las historias japonesas algo que las occidentales no les están ofreciendo.

La fórmula del éxito: narrativas con principio y final

Como alguien que lleva años analizando qué funciona y qué no en taquilla, puedo afirmar que el éxito de Demon Slayer no es casualidad. Representa algo que la industria occidental ha olvidado: contar historias completas con un arco narrativo satisfactorio.

Mientras Marvel y DC siguen exprimiendo los mismos personajes durante décadas, creando universos cinematográficos que parecen no tener fin, el anime ofrece algo diferente.

Las historias tienen un principio, un desarrollo y, crucialmente, un final. Los espectadores saben que van a vivir una experiencia completa, no el capítulo número 47 de una saga interminable.

La Generación Z, en particular, ha crecido con esta filosofía narrativa. Para ellos, una historia que se alarga artificialmente no es contenido adicional; es una falta de respeto a su tiempo e inteligencia.

Y los números lo confirman: están dispuestos a pagar por historias que les ofrezcan una experiencia emocional genuina.

El despertar de Hollywood (o debería serlo)

Los ejecutivos de los grandes estudios deberían estar tomando nota de estos datos. No estamos ante un fenómeno aislado o una moda pasajera.

El problema no es la fatiga de superhéroes, como algunos analistas sugieren. El problema es que Marvel y DC están intentando vender los mismos personajes que han estado vendiendo durante décadas, con narrativas cada vez más decepcionantes.

Cuando tu estrategia se basa en la nostalgia y el reconocimiento de marca en lugar de en la calidad narrativa, estás condenado al fracaso a largo plazo.

Los datos de manga vs. cómics tradicionales son especialmente reveladores. Mientras las ventas de cómics de superhéroes se estancan o declinan, el manga crece exponencialmente.

Las audiencias han votado, y su veredicto es claro: prefieren la innovación a la repetición.

Un cambio generacional irreversible

Lo que estamos presenciando con Demon Slayer es mucho más que el éxito de una película. Es la confirmación de un cambio generacional en el consumo de entretenimiento.

Las nuevas audiencias no solo buscan espectáculo visual; buscan profundidad emocional, narrativas coherentes y, sobre todo, respeto por su inteligencia.

Este fenómeno no se limita al cine. Lo vemos en todas las plataformas de entretenimiento: desde Netflix apostando fuerte por contenido anime hasta el crecimiento exponencial del manga en librerías de todo el mundo.

Los números no mienten, y como analista, debo reconocer que estamos ante un cambio de paradigma irreversible.


Los 730 millones de dólares de Demon Slayer: Infinity Castle son una declaración de intenciones del público global. Las audiencias han encontrado en el anime y el manga lo que Hollywood parece haber olvidado: la capacidad de emocionar, sorprender y respetar la inteligencia del espectador.

La industria cinematográfica occidental tiene dos opciones: adaptarse a esta nueva realidad o seguir viendo cómo sus fórmulas obsoletas pierden relevancia frente a narrativas más frescas y auténticas.

Los números de Demon Slayer no son una anomalía; son el futuro. Y ese futuro ya está aquí, recaudando millones y conquistando corazones en todo el mundo.


Apasionado por los números que cuentan historias, llevo más de 12 años desentrañando qué hay detrás del éxito (o fracaso) en taquilla. Para mí, cada cifra es un reflejo del público y la industria, y me encanta traducir esos datos en análisis claros y sorprendentes.

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