Comienza el rodaje de The Legend of Zelda en Nueva Zelanda

La película de The Legend of Zelda ya rueda en Nueva Zelanda: Wes Ball dirige, Link y Zelda confirmados, estreno en 2027 y enfoque clásico de viaje del héroe.

✍🏻 Por Tomas Velarde

noviembre 8, 2025

• La adaptación cinematográfica de The Legend of Zelda ha comenzado oficialmente su rodaje en Nueva Zelanda bajo la dirección de Wes Ball, con estreno previsto para mayo de 2027.

• Esta producción representa un ejercicio fascinante de traducción visual entre medios, donde el lenguaje interactivo del videojuego debe transformarse en narrativa cinematográfica pura.

• La elección de seguir la estructura clásica del viaje del héroe, en lugar de la exploración libre de las entregas más recientes, sugiere una comprensión madura de las diferencias fundamentales entre ambos medios.

En los últimos años hemos asistido a una proliferación de adaptaciones cinematográficas de videojuegos que han demostrado una preocupante incomprensión de lo que constituye una buena narrativa visual. El cine ha luchado por encontrar el equilibrio entre la fidelidad al material original y la creación de una obra cinematográfica coherente.

Sin embargo, cuando Nintendo anuncia que The Legend of Zelda saltará finalmente a la gran pantalla, uno no puede evitar sentir una mezcla de expectación y cautela. Esta saga ha demostrado a lo largo de décadas su capacidad para reinventarse manteniendo intacta su esencia narrativa: la eterna lucha entre la luz y las tinieblas, el peso del destino sobre los hombros de un héroe reluctante, y la belleza melancólica de un mundo al borde de la perdición.

El proyecto ha comenzado oficialmente su rodaje en Nueva Zelanda, una elección geográfica que no resulta casual. Estos paisajes, que ya sirvieron de lienzo para la épica tolkiniana de Peter Jackson, poseen esa cualidad etérea y primordial que requiere Hyrule.

Wes Ball, conocido por su trabajo en la saga Maze Runner, asume la dirección de una producción que promete seguir la estructura narrativa clásica de la franquicia. Benjamin Evan Ainsworth dará vida a Link, mientras que Bo Bragason interpretará a la Princesa Zelda.

La trama seguirá los cánones tradicionales: Link debe proteger el reino mágico de Hyrule de las fuerzas oscuras encarnadas por Ganon, quien busca apoderarse de la Trifuerza, esa reliquia ancestral que otorga un poder inmenso a quien la posee.

Lo verdaderamente interesante de esta adaptación radica en su decisión consciente de alejarse del formato de mundo abierto que caracteriza a las entregas más recientes. En su lugar, los responsables han optado por una narrativa más lineal, inspirada en clásicos como Ocarina of Time, que privilegia el desarrollo del personaje y la progresión dramática sobre la exploración libre.

Esta elección revela una comprensión sofisticada de las diferencias fundamentales entre el lenguaje videolúdico y el cinematográfico. Mientras que un videojuego puede permitirse pausas contemplativas y ritmos variables controlados por el jugador, el cine exige una progresión dramática constante, una economía narrativa que no admite digresiones innecesarias.

La presencia de Shigeru Miyamoto como supervisor creativo resulta tranquilizadora. El legendario diseñador japonés ha declarado su compromiso de «hacer que la adaptación sea tan buena como sea posible». Miyamoto comprende que la esencia de Zelda no reside en sus mecánicas de juego, sino en su mitología profunda, en esa melancolía épica que impregna cada una de sus historias.

El desafío que enfrenta Ball no es menor. Debe crear un lenguaje visual que capture la magia de Hyrule sin caer en la espectacularidad vacía que caracteriza a tantas producciones contemporáneas. La saga Zelda ha sobrevivido décadas precisamente porque nunca ha confundido la grandeza con la grandilocuencia.

La fecha de estreno, fijada para el 7 de mayo de 2027, otorga el tiempo necesario para una producción cuidadosa. En una industria obsesionada con los plazos de entrega, esta paciencia resulta esperanzadora. Las grandes obras cinematográficas, como las grandes sinfonías, requieren tiempo para alcanzar su forma definitiva.

Nueva Zelanda ofrece el escenario perfecto para esta empresa. Sus montañas, bosques y praderas poseen esa cualidad atemporal que requiere una historia que trasciende las modas y las épocas. Aquí, entre estos paisajes primigenios, Link iniciará una vez más su viaje eterno hacia el destino.

No puedo evitar recordar las palabras de Akira Kurosawa sobre la importancia de encontrar la belleza en cada encuadre, de hacer que cada imagen cuente una historia por sí misma. Si Ball y su equipo logran capturar aunque sea una fracción de esa magia visual que ha convertido a Zelda en una saga imperecedera, estaremos ante algo verdaderamente especial.

El tiempo será quien tenga la última palabra sobre esta ambiciosa empresa que promete llevar uno de los universos más queridos del entretenimiento a las salas de cine de todo el mundo.


Cinéfilo empedernido, coleccionista de vinilos de bandas sonoras y defensor de la sala de cine como templo cultural. Llevo más de una década escribiendo sobre cine clásico, directores de culto y el arte de la narrativa visual. Creo que no hay nada como un plano secuencia bien ejecutado y que el cine perdió algo cuando dejó de oler a celuloide.

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