Christopher Nolan elogia a The Rock… pero la película es un FRACASO absoluto

Christopher Nolan alucina con The Rock… ¿por qué nadie ha ido a verla?

✍🏻 Por Alex Reyna

octubre 16, 2025

• Christopher Nolan elogia la interpretación de Dwayne Johnson en «The Smashing Machine» como posiblemente la mejor del año, pese al fracaso comercial de la película.

• Esta paradoja entre éxito crítico y fracaso de taquilla revela las contradicciones de una industria que dice valorar el arte pero premia la familiaridad.

• El filme funciona como resistencia silenciosa en un ecosistema dominado por algoritmos y secuelas garantizadas.

Hay algo profundamente revelador cuando un gigante del cine como Christopher Nolan se detiene a elogiar una película que el público ha ignorado por completo. Es como presenciar una fisura en la matriz de Hollywood, donde las leyes del mercado y el valor artístico operan en dimensiones paralelas.

En «The Smashing Machine», dirigida por Benny Safdie, encontramos esa clase de paradoja que me recuerda a los universos de Philip K. Dick: la realidad que percibimos no siempre coincide con la que realmente importa.

Aquí tenemos a Dwayne Johnson adentrándose en territorio desconocido para interpretar a Mark Kerr, el luchador de MMA cuya vida se convirtió en un campo de batalla contra sus propios demonios.

La Transformación del Gigante

La película narra la historia de Mark Kerr, bicampeón del Torneo de Peso Pesado de UFC, pero va mucho más allá de los octágonos. Safdie construye un retrato íntimo de un hombre atrapado entre la gloria pública y la destrucción privada.

Johnson, acompañado por Emily Blunt en el papel de Dawn, se sumerge en una interpretación que Nolan describe como «desgarradora». Es fascinante observar cómo un actor asociado con el entretenimiento masivo abraza la vulnerabilidad más cruda.

Me recuerda a esos momentos en «Her» donde la tecnología se desvanece para revelar la humanidad que late debajo.

El Enigma de los Números

Los datos son implacables: 13,8 millones de dólares recaudados mundialmente frente a un presupuesto de 50 millones. Un fin de semana de estreno de apenas 5,9 millones.

En el lenguaje de Hollywood, esto se traduce como fracaso rotundo. Sin embargo, el 71% en Rotten Tomatoes cuenta una historia diferente.

Esta disonancia me hace pensar en las sociedades distópicas que tanto exploro. ¿Hemos creado un sistema donde el valor se mide exclusivamente en términos cuantificables, ignorando aquello que realmente nos conmueve como seres humanos?

La Mirada de Nolan

Cuando Christopher Nolan afirma que «no creo que veas una mejor interpretación este año», no está simplemente ofreciendo una opinión casual.

Nolan entiende la diferencia entre espectáculo y sustancia, entre lo que vende entradas y lo que permanece en la memoria mucho después de que se apaguen las luces del cine.

Su elogio sugiere que Johnson ha logrado algo extraordinario: trascender su propia imagen pública para acceder a una verdad emocional más profunda.

Es el tipo de transformación que ocurre cuando un actor se permite ser completamente vulnerable, cuando abandona la armadura de su persona mediática para explorar territorios desconocidos.

Reflexiones Sobre el Arte y el Mercado

«The Smashing Machine» se convierte así en un espejo de nuestras propias contradicciones como sociedad. Decimos valorar la autenticidad, pero premiamos la familiaridad.

Buscamos historias que nos conmuevan, pero elegimos aquellas que nos resultan cómodas.

La película de Safdie nos confronta con preguntas incómodas sobre la masculinidad, el éxito y el precio de la fama. En un mundo donde los algoritmos determinan qué contenido consumimos, obras como esta funcionan como resistencia silenciosa.

Nos recuerdan que algunas historias merecen ser contadas independientemente de su potencial comercial.

El fracaso comercial de «The Smashing Machine» no es sólo una estadística más. Es un síntoma de nuestra creciente incapacidad para distinguir entre lo que nos entretiene y lo que realmente nos transforma.

En una industria obsesionada con los universos cinematográficos y las secuelas garantizadas, películas como esta se convierten en anomalías preciosas.

Quizás el verdadero triunfo de Johnson no esté en los números de taquilla, sino en haber demostrado que la vulnerabilidad puede ser la forma más poderosa de fortaleza.

En un futuro donde la autenticidad se vuelve cada vez más escasa, interpretaciones como esta funcionan como faros que nos recuerdan quiénes somos realmente cuando nadie está mirando.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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