• Andy Muschietti mantiene vivo su proyecto de crear un montaje extendido de más de seis horas que unifique ambos capítulos de IT con material inédito.
• La propuesta plantea interrogantes fascinantes sobre si el terror puede mantener su eficacia durante semejante duración sin diluir la tensión narrativa.
• El proyecto incluiría secuencias eliminadas como la aparición de Maturin, demostrando el respeto del director por la mitología original de Stephen King.
En una época donde los montajes del director se han convertido en fenómeno recurrente —desde el célebre caso de Blade Runner hasta el reciente éxito de la Liga de la Justicia de Snyder—, surge una propuesta que desafía los límites más audaces del formato cinematográfico.
Andy Muschietti, el realizador argentino que logró traducir el universo terrorífico de Stephen King a un lenguaje visual contemporáneo, mantiene viva una ambición que roza lo épico: crear una versión extendida de más de seis horas que unifique ambos capítulos de su adaptación de IT.
Una visión artística integral
La idea trasciende lo meramente comercial. Responde a una visión artística que me recuerda a los experimentos narrativos de Béla Tarr o las extensas meditaciones fílmicas de Andrei Tarkovski.
Sin embargo, surge una pregunta inevitable: ¿puede una obra de terror mantener su eficacia durante semejante duración?
Durante una sesión de preguntas y respuestas en Reddit, promocionando la nueva serie It: Welcome to Derry, Muschietti confirmó que este supercut sigue siendo «un gran sueño» personal. Sus palabras fueron claras: «Sí, sigue siendo un gran sueño mío. Como hemos estado muy involucrados en esta serie, no hemos tenido tiempo para ejecutarlo».
Más allá de la simple concatenación
La propuesta va mucho más lejos que unir ambas películas. El director pretende incluir material nunca visto, secuencias eliminadas que ampliarían la comprensión del universo de Derry.
Entre estas secuencias perdidas destaca la aparición de Maturin, la tortuga cósmica que en la mitología de King representa una fuerza opuesta a la malevolencia de Pennywise.
Esta decisión demuestra algo que valoro profundamente: el respeto por la obra fuente. Muschietti entiende que King no construyó simplemente una historia de terror, sino un cosmos complejo donde lo sobrenatural se entrelaza con traumas muy humanos.
Los desafíos de la duración extrema
La duración propuesta plantea interrogantes estéticos fundamentales. El terror cinematográfico funciona mediante la construcción y liberación de tensión, un mecanismo que requiere precisión quirúrgica en el montaje.
Hitchcock lo sabía bien cuando construía sus secuencias de suspense: cada corte, cada pausa, cada silencio tenía un propósito específico. En Los pájaros, por ejemplo, la tensión se mantiene precisamente por lo que no se muestra, por los silencios calculados entre ataques.
¿Puede una película de terror mantener su efectividad durante más de seis horas? La respuesta no es sencilla.
Mientras que obras como Satantango de Tarr demuestran que la duración extrema puede servir a propósitos artísticos específicos, el género del horror opera bajo premisas diferentes. Necesita respiración, necesita que el espectador recupere el aliento para volver a asustarlo.
La técnica al servicio de la narrativa
Lo que más me interesa de la propuesta de Muschietti es su potencial para explorar la estructura narrativa de manera innovadora. Un montaje de semejante duración permitiría desarrollar personajes y situaciones con una profundidad inusual en el cine comercial contemporáneo.
Pienso en cómo Bergman utilizaba la duración para ahondar en la psicología de sus personajes en Persona, o en la manera en que Kurosawa empleaba los planos largos para crear atmósferas específicas en Kagemusha.
Muschietti podría aprovechar esta oportunidad para elevar su trabajo del entretenimiento efectivo hacia territorios más ambiciosos.
El contexto de una franquicia expandida
Este proyecto se enmarca dentro de una expansión más amplia del universo de IT. La serie It: Welcome to Derry ha completado ya su primera temporada, explorando diferentes períodos de la historia de la ciudad maldita.
Esta aproximación me recuerda a las grandes sagas literarias del siglo XIX, donde autores como Balzac construían universos narrativos interconectados. King, en cierto modo, ha logrado algo similar con su particular visión de Maine.
Una declaración de intenciones
La propuesta de Andy Muschietti representa algo más que una curiosidad para cinéfilos: es una declaración de intenciones artísticas en una industria cada vez más dominada por fórmulas comerciales.
Su deseo de crear esta versión extendida habla de un realizador que entiende el cine como algo más que entretenimiento, como un medio capaz de explorar las profundidades de la experiencia humana.
Mientras esperamos a ver si este ambicioso proyecto llega a materializarse, no puedo evitar sentir cierta nostalgia por una época en la que los directores tenían la libertad —y el valor— de perseguir visiones tan arriesgadas.
En un panorama cinematográfico donde la duración de las películas se decide más por consideraciones de taquilla que por necesidades narrativas, la persistencia de Muschietti resulta, cuando menos, refrescante.

