James Cameron: «Alien 3 cometió el error más estúpido del cine»

James Cameron fulmina Alien 3 por matar a Hicks, Newt y Bishop; defiende a Fincher, critica al estudio y afirma que jamás volverá a la saga.

✍🏻 Por Alex Reyna

diciembre 30, 2025

• James Cameron critica duramente la decisión de Alien 3 de eliminar a Hicks, Bishop y Newt en su apertura, destruyendo el vínculo emocional construido en Aliens.

• El director defiende a David Fincher de las críticas, reconociendo la interferencia del estudio en su ópera prima, mientras elogia ciertos aspectos de las entregas recientes de la franquicia.

• Cameron confirma que no volverá a la saga Alien, argumentando que se ha convertido en algo «dirigido por los fans» y que ninguna cantidad de dinero le haría regresar.


Hay decisiones que construyen universos. Y otras que los desmantelan en minutos.

James Cameron acaba de recordarnos una de las más polémicas del cine de ciencia ficción: el inicio de Alien 3. En una conversación reciente con Michael Biehn —el actor que interpretó a Hicks—, Cameron no se anduvo con rodeos. Llamó a esa apertura «la cosa más estúpida» que podían haber hecho.

Y tiene razón. Porque aquí no hablamos solo de matar personajes.

Hablamos de traicionar un pacto emocional.

La arquitectura de la empatía

Aliens nos hizo creer en una familia improvisada en medio del horror: Ripley, Newt, Hicks, Bishop. Nos hizo invertir en su supervivencia. Dedicó tiempo a construir esos vínculos, escena a escena.

Luego Alien 3 decidió que nada de eso importaba. Que podía borrarlo antes de que arrancara la historia.

Es el tipo de movimiento narrativo que te hace preguntarte: ¿qué estamos diciendo sobre el valor de lo humano cuando lo descartamos tan fácilmente?

Cameron fue claro en su crítica. El problema no fue solo narrativo, sino estructural. Hicks representaba la lealtad. Newt, la inocencia que aún podía salvarse. Bishop, la redención de lo artificial. Eran piezas de un rompecabezas emocional que funcionaba.

Y entonces Alien 3 los mata. Fuera de cámara. En los créditos iniciales. Sin ceremonia.

Reemplazarlos con un grupo de convictos —personajes por los que el espectador no tiene ningún motivo para preocuparse desde el minuto uno— fue un error de cálculo. No es que los convictos no pudieran funcionar. Es que no había tiempo ni espacio para que importaran.

En Blade Runner, el nihilismo funciona porque está construido desde dentro. Los replicantes buscan sentido en un mundo que los niega. En Alien 3, el nihilismo se impone desde fuera, como una decisión de guion, no como una consecuencia orgánica.

El peso del estudio

Cameron no carga toda la culpa sobre David Fincher. Y eso dice mucho de su comprensión del proceso creativo.

Reconoce que Alien 3 fue la primera película de Fincher, y que el estudio interfirió constantemente durante la producción. Le da, en sus palabras, «un pase libre».

Es un gesto generoso. Fincher mismo ha hablado de esa experiencia como una pesadilla. Un director novel enfrentándose a un estudio que no confiaba en él, con un guion que cambiaba constantemente, y con la presión de seguir a Ridley Scott y James Cameron.

Aun así, la película tiene sus defensores. Hay quien valora su tono sombrío, su estética industrial, su regreso a las raíces de terror claustrofóbico del original.

Pero incluso esos méritos no pueden borrar la sensación de oportunidad perdida.

La franquicia desde fuera

Cameron también habló de las entregas recientes. Llamó a Alien: Earth «bastante buena» y destacó elementos inventivos de Alien: Romulus, especialmente una escena con gravedad cero y ácido alienígena.

Son elogios medidos, pero elogios al fin.

Es interesante ver cómo Cameron, que construyó uno de los pilares de la saga, observa ahora desde fuera. No con desprecio, sino con distancia. Como alguien que entiende que las franquicias evolucionan, mutan, se adaptan.

No hay vuelta atrás

Y luego está la declaración más contundente: Cameron no volverá a Alien. Dice que no hay cantidad de dinero que lo convenza. Que la franquicia se ha vuelto «dirigida por los fans».

Es una frase que merece reflexión.

¿Qué significa que algo sea «dirigido por los fans»? Quizá que ha perdido la capacidad de sorprender. Que se ha convertido en un ejercicio de nostalgia más que de exploración. Que cada nueva entrega debe rendir cuentas a lo que vino antes, en lugar de atreverse a proponer algo radicalmente nuevo.

Recuerdo cuando vi Arrival por primera vez. Pausé la película varias veces para apuntar frases. No porque fuera perfecta, sino porque se atrevía a proponer algo diferente. A usar la ciencia ficción para hablar de lenguaje, tiempo, pérdida.

En Dune, Frank Herbert construyó un universo que constantemente desafiaba las expectativas de sus lectores. Cada libro era una reinvención.

Quizá eso es lo que Cameron echa de menos en Alien: la valentía de romper con lo establecido, incluso si eso significa incomodar.


Al final, la crítica de Cameron a Alien 3 no es solo sobre una película.

Es sobre cómo tratamos las historias que amamos. Sobre si estamos dispuestos a proteger lo que construimos o si lo sacrificamos por un giro de guion. Sobre si entendemos que el público no invierte solo en tramas, sino en personas.

Incluso si esas personas son ficticias.

Porque en la ciencia ficción, como en cualquier género, lo que nos mantiene viendo no son los monstruos ni las naves espaciales. Es la promesa de que lo humano importa. Que vale la pena luchar por ello.

Que no será descartado en los primeros cinco minutos.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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