James Cameron promete contar Avatar 4 y 5… si Disney las cancela

James Cameron fulmina Alien 3 por matar a Hicks, Newt y Bishop; defiende a Fincher, critica al estudio y afirma que jamás volverá a la saga.

✍🏻 Por Alex Reyna

diciembre 30, 2025

• James Cameron promete revelar las tramas de Avatar 4 y 5 si la saga no continúa tras Fire and Ash, dependiendo del rendimiento en taquilla.

• Avatar 4 ya está parcialmente rodada, pero ni esta ni la quinta entrega tienen luz verde oficial de Disney hasta que se confirme el éxito comercial.

• Me fascina cómo Cameron convierte la incertidumbre industrial en un acto de transparencia con los fans: si el negocio no funciona, al menos nos quedará saber qué quiso contar.


Hay algo profundamente humano en la idea de contar historias que quizá nunca veamos. James Cameron, el arquitecto de mundos que nos hizo llorar con un robot del futuro y soñar bajo los océanos de Pandora, acaba de hacer una promesa tan inusual como reveladora: si Avatar: Fire and Ash no funciona en taquilla, nos contará qué tenía planeado para las dos películas siguientes.

Es un gesto extraño en Hollywood, donde los secretos se guardan como tesoros y los fracasos se entierran en silencio. Pero Cameron nunca ha sido un cineasta convencional.

Esta declaración dice más sobre el estado actual del cine —y sobre nuestra relación con las franquicias— de lo que parece a simple vista. ¿Qué significa que un director tenga que justificar públicamente la continuidad de su saga? ¿Qué nos dice sobre el futuro del espectáculo en salas cuando hasta Avatar, la franquicia más taquillera de la historia, camina sobre hielo fino?

El futuro de Pandora depende de nosotros

En una entrevista con Entertainment Weekly, Cameron fue claro: la continuidad de la saga no está garantizada. Todo depende de cuánto dinero genere esta tercera entrega. Si los números no justifican la inversión, Disney no dará luz verde a las secuelas cuatro y cinco.

Y aquí viene lo interesante: Cameron no se esconde tras el lenguaje corporativo. Dice abiertamente que si no llegan esas películas, convocará una rueda de prensa para contar qué iba a pasar. Qué historias tenía preparadas. Qué giros, qué personajes, qué ideas sobre la familia, la guerra, el equilibrio con la naturaleza.

Incluso mencionó la posibilidad de convertir esos guiones en novelas. Porque, según él, hay tanto trasfondo cultural, tanto detalle lateral en los personajes, que sería una pena dejarlo morir en un cajón.

Es un planteamiento casi filosófico: si una historia no se cuenta, ¿existió realmente? ¿O basta con que alguien la haya imaginado? Me recuerda a cómo la Dune de Lynch quedó truncada, con planes para dos secuelas que nunca vieron la luz. Décadas después, seguimos preguntándonos qué habría sido.

Una franquicia entre dos mundos

Avatar 4 ya está parcialmente rodada. Eso significa que hay escenas filmadas, actores que interpretaron momentos que quizá nunca veamos montados. Pero Disney no ha dado el visto bueno oficial.

Cameron lleva años trabajando en esta saga como si fuera un proyecto de ingeniería narrativa a largo plazo. Ha construido lenguas, ecosistemas, mitologías. Ha pensado en generaciones de personajes.

Pero todo ese universo depende ahora de una variable tan prosaica como la taquilla del fin de semana.

La industria ha cambiado. Cameron lo sabe. El mercado teatral ya no es lo que era. Las plataformas han reconfigurado nuestros hábitos. La pandemia aceleró una transformación que ya estaba en marcha.

Pero hay señales de esperanza. Avatar: Fire and Ash recaudó más de 500 millones de dólares en su primera semana a nivel global. Las proyecciones son sólidas. Y otros estrenos recientes han demostrado que el público sigue yendo al cine cuando la propuesta lo merece.

Lo que está en juego no es solo Pandora

Más allá de los Na’vi y las criaturas bioluminiscentes, lo que Cameron está poniendo sobre la mesa es una pregunta incómoda: ¿qué tipo de cine queremos que sobreviva?

Avatar no es solo una franquicia. Es una apuesta por el espectáculo en sala, por la experiencia compartida, por el cine como evento. Es tecnología punta al servicio de una narrativa que habla de ecología, colonialismo, identidad.

Si esta saga se detiene, no será porque las historias no estén ahí. Cameron ya las tiene. Será porque el modelo de negocio no las sostiene.

Y eso, en sí mismo, es un comentario sobre nuestro tiempo. Sobre nuestra relación con el compromiso a largo plazo frente a la gratificación inmediata. Sobre qué estamos dispuestos a sostener colectivamente.

Me recuerda a algo que pensé viendo Blade Runner 2049: a veces las mejores películas no son las más rentables. Y a veces el futuro del cine no lo deciden los creadores, sino los algoritmos de proyección de ingresos.

Transparencia en tiempos de incertidumbre

Lo que más me llama la atención de la promesa de Cameron es su honestidad. En una industria donde todo se maquilla, donde los fracasos se disfrazan de decisiones creativas, él dice: «Si esto no funciona, os cuento qué iba a pasar».

Es un pacto con el público. Una forma de decir: «Confío en vosotros lo suficiente como para no ocultaros nada». Y eso, en 2025, es casi revolucionario.

También sugiere algo más profundo: que las historias importan más que su formato. Que si no pueden ser películas, serán novelas. O conferencias. O lo que sea necesario para que existan.

Porque al final, lo que Cameron está defendiendo no es su ego como director. Es el derecho de una historia a ser contada. Y el derecho del público a conocerla, aunque sea en forma de sinopsis en una sala de prensa.


Así que aquí estamos, esperando. Viendo si Fire and Ash convence a suficientes personas como para que Pandora siga existiendo en pantalla grande.

Y mientras tanto, Cameron nos ha dado algo inesperado: la promesa de que, pase lo que pase, sabremos. Que no nos quedaremos con la duda. Que si esta saga termina antes de tiempo, al menos conoceremos el final que nunca fue.

En una época donde tantas historias quedan inconclusas, canceladas sin explicación, eso es casi un acto de generosidad. O quizá de fe: fe en que las historias, de una forma u otra, siempre encuentran su camino.


Sobre Alex Reyna

Mi primer recuerdo de infancia es ver El Imperio Contraataca en VHS. Desde entonces, la ciencia ficción ha sido mi lenguaje. He montado Legos, he visto Interstellar más veces de las que debería, y siempre estoy buscando la próxima historia que me vuele la cabeza. Star Wars, Star Trek, Dune, Nolan… si tiene naves o viajes temporales, cuenta conmigo.

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