Cómo JOKER humilló a Batman y dio la lección del siglo a Warner

Descubre cómo ‘Joker’ redefinió el cine de superhéroes, superando taquillas y apostando por narrativas maduras que cautivan al público.

✍🏻 Por Iván Salcedo

julio 21, 2025
Persona maquillada de payaso mirando intensamente

• El Joker de 2019 recaudó 1.070 millones de dólares frente a los 1.010 millones de The Dark Knight, convirtiéndose en la primera película de cómics con clasificación R en superar los mil millones.

• Esta victoria demuestra que el público está hambriento de narrativas maduras y viscerales, no del típico entretenimiento edulcorado para adolescentes que nos venden los estudios.

• El éxito de Joaquin Phoenix como Arthur Fleck prueba que cuando se respeta la visión autoral y se apuesta por la profundidad psicológica, el cine de superhéroes puede alcanzar cotas épicas de verdad.

¿Quién iba a decir que un payaso loco iba a dar la lección más importante de la década al cine de superhéroes? Mientras Warner Bros se empeñaba en desmantelar sistemáticamente la visión oscura y adulta del Snyderverso, resulta que el público estaba sediento precisamente de eso: narrativas maduras, complejas y sin concesiones.

El Joker de Todd Phillips no solo ha humillado en taquilla a una de las películas más veneradas de Batman, sino que ha demostrado algo que algunos llevamos gritando años: el futuro del género no está en los chistes forzados y la clasificación PG-13.

La ironía es tan deliciosa como amarga. El Joker ha conseguido lo que parecía imposible: superar los 1.070 millones de dólares que recaudó The Dark Knight, convirtiéndose en un fenómeno cultural que trasciende el propio género. Y lo ha hecho precisamente con todo lo que los ejecutivos de traje consideran «arriesgado»: clasificación R, temática adulta y una visión autoral sin compromisos.

El triunfo de la narrativa visceral

Joaquin Phoenix no interpretó al Joker; se transformó en Arthur Fleck con una intensidad que recuerda a los grandes métodos de interpretación. Su Joker no es el psicópata unidimensional que hemos visto en tantas adaptaciones descafeinadas.

Es un hombre roto por una sociedad que lo margina, un paria cuya transformación en villano surge de la soledad y el desprecio sistemático. Esta aproximación humana al personaje conectó con millones de espectadores hartos de superhéroes de cartón piedra.

Arthur Fleck es real, tangible, dolorosamente humano. Su descenso a la locura está filmado con una precisión visual que honra al medio cinematográfico, no como mero vehículo para vender merchandising.

La lección que Warner se niega a aprender

Lo más frustrante de este éxito es que Warner ya tenía la fórmula ganadora entre sus manos. El Snyderverso exploraba precisamente estas temáticas adultas, esta complejidad moral, esta profundidad psicológica que el público demanda.

Pero los ejecutivos prefirieron apostar por el camino fácil, por la imitación barata del modelo Marvel. El Joker ha demostrado que el público está preparado para narrativas sofisticadas. No necesitamos que nos traten como adolescentes perpetuos.

Queremos personajes con peso, conflictos reales, dilemas morales que nos hagan reflexionar después de salir del cine.

El poder de la clasificación R

Hasta la llegada del Joker, tanto DC como Marvel se aferraban a la clasificación PG-13 como si fuera un salvavidas. La lógica de estudio era simple: más público potencial, más recaudación. Pero Phillips y Phoenix han volado esa lógica por los aires.

La clasificación R no fue un obstáculo; fue una liberación creativa. Permitió explorar la violencia psicológica, la degradación social, la brutalidad del sistema sin edulcorantes.

El resultado: la primera película de cómics con clasificación R en superar los mil millones de dólares. Una bofetada en toda la cara a quienes creían que el público no estaba preparado para contenido adulto.

El legado de Arthur Fleck

Phoenix creó un Joker que trasciende el propio personaje. Su Arthur Fleck se convirtió en símbolo de una generación desencantada, en espejo de una sociedad que margina a sus más vulnerables.

La película funcionó porque habló de temas universales: la soledad, la exclusión, la búsqueda desesperada de reconocimiento. Esta profundidad temática, combinada con una realización visual impecable, creó una experiencia cinematográfica que va más allá del entretenimiento.

Es cine con mayúsculas, no producto de consumo masivo. Una obra que demuestra que cuando se confía en la visión autoral, cuando se respeta la inteligencia del público, cuando se apuesta por la narrativa adulta, el cine puede alcanzar cotas épicas de verdad.

El éxito del Joker no es solo una victoria comercial; es una declaración de principios. No necesitamos más payasadas para adolescentes; necesitamos más historias que nos sacudan las tripas y nos hagan reflexionar sobre quiénes somos realmente.

La tragedia es que Warner tenía en sus manos la llave de este éxito y decidió tirarla a la basura. Mientras tanto, el Joker de Phoenix seguirá riéndose desde su trono de mil millones, recordándonos lo que pudo haber sido y lo que aún podría ser si alguien tuviera las agallas de apostar por la épica de verdad.


Soy un apasionado del cine de autor y creo firmemente en las visiones arriesgadas, no en los productos hechos por comité. Sí, pienso que Zack Snyder fue incomprendido. Sí, Batman v Superman es una obra mayor. Si eso te molesta… probablemente no te guste lo que escribo. Pero si te intriga, quédate. Prometo argumentos, no gritos.

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